Ya era hora de que alguien lo dijese claramente. Si uno anda, lo hace bien, ¿verdad? Pues escribir es tan natural como andar, así que escribamos bien. No hay excusa, a menos que uno se refugie en la ignorancia.
El escritor ha de serlo siempre
Expresado de un modo seguramente más elegante, este es el consejo que me dio un colega ingeniero hace ya unos cuantos años
Es, además, uno de esos consejos a los que no veo pega alguna. Sí, es implacable y exigente, pero no tiene desperdicio y es sencillo, y es por eso que lo seguí a pies juntillas en cuanto pude digerirlo. Me lo dio un colega ingeniero cuando estudiaba en el Centro Politécnico Superior de Zaragoza. Que yo sepa, Alberto no tiene otras relación con la literatura que la de un simple lector atento, pero eso no fue impedimento para regalarme una perla de este calibre cuando descubrió que me dedicaba a juntar letras con mayor o menor fortuna. Hay que reconocer, también, que es muy ingenieril.
Al principio, claro, el orgullo salió en mi defensa. Hey, tío, que es sólo un email. Cuando me pongo a escribir algo en serio, es distinto. Creo que me replicó con un sencillo "chorradas". Y tenía más razón que un santo. A las pocas semanas de curtirme en el messenger era algo innegable: el sistema funcionaba a las mil maravillas. Podemos hablar de un antes y un después.
No se trata de ser un maniático, ni de redactar mensajes de móvil como si fuésemos Góngora, sino de aprovechar cualquier oportunidad para entrenar. El arma principal de un escritor es, valga la redundancia, la escritura, porque un escritor no es alguien que cuente historias, sino alguien que escribe historias (y a esto le dedicaremos una entrada propia, porque también existe mucha confusión al respecto). Llegados a un punto ideal, nuestras manos tienen que responder como el cuerpo de un atleta: antes siquiera de que enviemos una orden consciente, o incluso de que la pensemos, tienen que ser capaces de ejecutar los movimientos correctos.
Soy el primero en reconocer que no es fácil perseverar. De ahí venía, obviamente, la excusa que ponía mi orgullo. A la larga, te das cuenta de que es eso: una excusa. Un escritor necesita tiempo para ejercitarse, y este es un bien escaso. Un correo electrónico, una carta, un relato, un informe... aunque no vayamos a darle un tono literario, la base ortográfica y gramatical es la misma, y no hay motivo cabal para ignorarla. Luego, claro, revisaremos más unos textos que otros, por lo que el resultado final no será el mismo. Los emails poco importantes muchas veces ni siquiera se releen; un manuscrito, por el contrario, debería estudiarse con detenimiento. No obstante, el nivel medio de todos ellos aumentará si hemos adquirido los automatismos adecuados.
Además, cuanto más hayamos interiorizado la escritura, en menos situaciones incómodas nos veremos. (Situaciones que, lamentablemente, se dan incluso en el seno de asociaciones de escritores). No se trata de poner en la picota a nadie. No es el objetivo de esta reflexión. Cuando tienes que abordar la mitad de los textos que escribes con un bebé haciendo equilibrios en tu regazo (y no lo hago por complicar mi "entrenamiento", sino por circunstancias personales, lo juro), no es difícil ser comprensivo con los deslices ajenos, como los que sufren algunos autores bilingües que obsequian con dolorosos canviar (sic).
Nadie está libre de culpa y nadie en su sano juicio se va a poner a tirar piedras (porque tampoco existe el escritor infalible), pero eso no nos librará de los gazapos. Entrenarnos continuamente y cuidar cada texto que escribamos, por el contrario, sí que ayudará a reducir la tasa de dedazos, erratas y meteduras de pata que, es inevitable, perpetraremos.
Si pretendemos escribir con la solvencia de un profesional, cada ocasión es buena para adquirir los reflejos necesarios. Correos, mensajes, comentarios en los foros (sobre todo comentarios en los foros)... cada una puede ayudarnos a generar esos automatismos que nos permitirán salvar el tipo el día que nos toque escribir un relato con fiebre, medicados, con visitas gritando en el salón y un gato solicitando la atención que merece. O cuando llegue el momento de dar una respuesta apresurada a ese editor que, oh, demonios, tiene que valorar la calidad de nuestra prosa.
- Blog de Edit-ando
- Inicie sesión para enviar comentarios
Muy cierto lo que dices, y es que el oficio se hace poco a poco, en los pequeños detalles. Ser descuidado tan sólo consigue que el avance de un escritor sea más lento. Además si en todo momento se tiene en mente escribir de un modo correcto es más dificil luego caer en errores.
Es excelente tu blog y da ganas de ponerse a escribir con " todas las letras" Gracias por tu comentario en " Prosas de Sacrificio" uno de mis blogs, es por ello que llegué hasta este portal.
Desde Argentina, Rosario un saludo
Totalmente de acuerdo. Sin más
Brillante entrada. Me la quedo como mantra
Excelente consejo te dieron.
un escritor me lo dijo hace ya más de un año y desde esa vez estoy practicando y escribiendo mucho, debo aceptar que tuvo mucha razón.
Hay dias en los que me siento como en una especie de ostracismo mental y de igual manera me obligo a escribir.
Esos días seguramente los textos serán deplorables jaja! pero sirve como ejercicio.
SALUDOS!!!!
Totalmente de acuerdo. Una persona me decía el otro día que no debería perder tiempo con mis blogs... ¿Perder tiempo? Son parte de mi obra. A otro nivel si se quiere, pero es parte de lo que escribimos día a día o semana a semana. Es parte, sin duda, de eso que bien podríamos llamar "práctica literaria". Y si me permiten, añadiré una frase de Horacio: "El primer principio para escribir es pensar bien", y esto no es tarea fácil; abarca la totalidad de quienes somos, de nuestras decisiones y nuestra vida y, por supuesto, de lo que escribimos, tachamos y reescribimos.
Saludos
Totalmente de acuerdo. Vale que se cuelen las inevitables erratas o dedazos que no ves por mucho que mires, vale que a veces no haya tiempo para explayarse... pero el pasotismo de algunos con las reglas ortográficas y ese apelar a que las correcciones ya se las hará otro, y los mensajes-telegrama con los que siempre te obsequien algunos...