¿Para cuándo el fallo?

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Es inevitable: escasamente cerramos una convocatoria calabacera, empiezan las inquietudes

 

Dicen que tras la tempestad llega la calma. Es la prueba irrefutable de que el proyecto Calabazas en el Trastero no es una tormenta de verano, sino una especie de diluvio universal incesante.

Para empezar, el plazo de una convocatoria se concatena con el de la siguiente: el mismo día del cierre, por lo general, se publican las bases de la nueva temática. Pero es que incluso en ese breve momento entre que los autores digieren la propuesta en curso y repasan sus obras (no contamos con que las escriban para la ocasión), que debería ser relativamente tranquilo, se perpetúa un fenómeno que ya es casi tradición: los correos preguntando por el fallo.

No voy a pedir clemencia alegando el volumen de lectura que supone procesar una convocatoria, en la que se leen todas las obras. Si alguien quiere hacer cálculos rápidos, que cuente cuánto tiempo le lleva leerse el libro corregido y bien maquetado, en papel, que se compone de trece relatos, y multiplique por el coeficiente correspondiente según las obras recibidas (en la primera convocatoria, Entierros, treinta y seis obras -casi el triple-; en la última, Bosques, casi doscientas -más o menos, quince veces más-). Tampoco pediré que se valore que, a priori, las obras seleccionadas son mucho más amenas que gran parte de las que no son seleccionadas, ni el tiempo que se pierde con algunos formatos de archivo.

Lo que voy a hacer es analizar los dos puntos que se repiten en todos estos correos electrónicos, porque, en el fondo, es lo interesante de esta cuestión (porque, reconozcámoslo, lamentarse, por tentador que resulte, no es interesante para nadie excepto para quien se lamenta).

¿Cómo me voy a enterar del fallo? Es una inquietud razonable al 100%. Un autor que participa con cierta frecuencia en concursos literarios lo que menos desea es tener que ir visitando tropecientas páginas web para saber si ha ganado o no. Cuando lo has vivido en tus carnes, sólo puedes mostrate comprensivo: yo me he enterado de algunas menciones gracias a San Google, a veces meses más tarde, e incluso de algunas que implicaban la publicación de un relato en una antología. La sensación no es agradable.

En La Biblioteca Fosca, para evitar estas situaciones, avisamos por correo electrónico a los autores seleccionados. Luego quedan dos flecos: cuando los correos electrónicos no funcionan (que nunca nos ha pasado con autores seleccionados, pero sí con uno o dos participantes, y que es algo sobre lo que no podemos hacer nada) y qué hacer con los autores no seleccionados.

A estos últimos se les podría avisar, claro, pero no siempre tienen ganas de que les mandes un correo así, ni, sobre todo, obligación alguna de recibirlo. Por eso, hemos creado una lista de correo en la que se puede suscribir quien lo desee (sólo hay que enviar un email solicitándolo a pedro.escudero(arroba)sacodehuesos.com) y a través de la cual avisamos de todas las novedades de la convocatoria. Es algo que se notifica en cada acuse de recibo de relato y que, a nuestro parecer, debería solventar el problema: si te quieres enterar del fallo inmediatamente, te suscribes a la lista.

Además, el fallo se publica en algunas webs especializadas y hay un foro en este mismo portal (http://www.ociozero.com/foro/literatura/la-biblioteca-fosca) dedicado a este tema. Aun así, entiendo que quien no esté familiarizado con la dinámica de la antología pueda temer perderse el fallo. Supongo que con el tiempo, me llegarán menos emails por esta causa, a medida que se normalice la mecánica.

¿Cuándo se emitirá el fallo? Esta inquietud la encuentro menos razonable, pero comprensible. Voy a intentar explicarme sin entrar en detalles sobre el comité de lectura, que se merece, por lo menos, una entrada propia.

Si el autor conoce qué es Calabazas en el Trastero (y quiero creer que la gente que quiere publicar con nosotros conoce el proyecto), sabrá que se trata de una antología periódica cuatrimestral. Es decir, salvo hecatombe, el fallo tendrá que estar a tiempo para que, después de corregir, maquetar y editar, el libro esté a la venta en unos pocos meses (cuatro median entre cierre y publicación). Si el fallo no está en mes y medio, de hecho, luego toca apretarse los machos para llegar a tiempo, por lo que los primeros interesados en tenerlo a tiempo somos los editores.

Entonces, ¿por qué tanta prisa por conocer el fallo? La respuesta, a mis ojos, es simple: pocos autores quieren tener en barbecho una obra "tanto" tiempo.

En Calabazas en el Trastero no se exige la exclusividad de publicación del relato, pero esto es bastante infrecuente en los concursos literarios, así que los autores necesitan saber si su obra está "libre" para poder mandarla a otro lado.

El problema es complejo y endémico del modelo de negocio actual del mercado editorial. Nosotros no bloqueamos el relato durante la valoración, pero sí los editores que piden exclusividad, por lo que, para el autor, el resultado es el mismo. Al mismo tiempo, el concepto de caducidad es omnipresente en este mundo: ¿cuánto duran las novedades en las librerías, incluso de autores consagrados? ¿Cuántas editoriales apuestan por un fondo editorial? El estrés está en el aire, y se contagia a todos los estratos: las ediciones se revisan menos, porque lo importante es que estén antes a la venta; los autores quieren que sus relatos rindan ya, no que maduren un tiempo en el cajón o que, lo que es peor a todas luces, sigan rondando por su escritorio meses o años después, cuando su estilo haya evolucionado; los editores quieren subirse al carro de la moda que hará que su libro venda más hoy, antes de que las librerías se saturen, etcétera, etcétera.

Llevo escritos más de doscientos cincuenta relatos. Desde esta óptica, el tener uno en barbecho cuatro meses, o medio año, me importa más bien poco. Además, soy más lector de catálogo y fondo editorial que de novedades. Es quizás por ello que no comparto el estrés reinante (o al menos no en algunas de sus facetas) y por lo que intento, si no combatirlo, sí darle alguna alternativa.

No creo que al 90% de los autores que participan en Calabazas en el Trastero les compense estar pendientes de los fallos de los concursos. Creo, más bien, que les saldría más a cuenta pasar ese tiempo escribiendo otras obras. No sé si es más o menos rentable en cuanto a menciones literarias; confieso que no tengo datos al respecto. Lo que sí puedo asegurar es que el tiempo que se pasa escribiendo no es tiempo perdido para el autor. El pasado haciendo cabalas para llegar a todos los sitios maximizando las obras, sí puede serlo.

Cuando ya has apostado por una convocatoria temática como esta, que además tiene los plazos marcados por su propia periodicidad, agobiarse por saber qué día va a ser el fallo no merece la pena: pensad que, como mucho, se solapará con otro concurso (o dos; ¿cuántos concursos hay de terror y/o fantasía oscura) que repetirá convocatoria al año siguiente.

Este modelo de "carrera hacia delante" y prisas no beneficia al autor, ni tampoco al lector. En literatura, como en cocina, el tiempo de cocción puede ser tan importante como el tiempo que se deja reposar un guiso (o envejecer un vino).

Además, os prometemos desde la Biblioteca Fosca que, una vez contestados todos los emails y leídas todas las obras, daremos el fallo de inmediato, sin haceros sufrir ni un minuto más de la cuenta. De verdad. Prometido.

 

 

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

A quien se queje lo madais para el foro, que el tiempo de espera lo hacemos divertidíiiisimo torturando a alguno que otro

 

 

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PedroEscudero
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Jejejeje . Yo a este respecto me divido entre una imagen de "¿Está? ¿Ya está? ¿Y ahora? ¿Ya?" de unos niños con sus padres en el coche y la lógica comprensión de la impaciencia como autor. De todas maneras, como apuntas bien por ahí arriba: ¡Hay una lista de correo para los que quieran estar al tanto! 

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PedroEscudero
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2661

Jejejeje . Yo a este respecto me divido entre una imagen de "¿Está? ¿Ya está? ¿Y ahora? ¿Ya?" de unos niños con sus padres en el coche y la lógica comprensión de la impaciencia como autor. De todas maneras, como apuntas bien por ahí arriba: ¡Hay una lista de correo para los que quieran estar al tanto! 

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Léolo
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Poblador desde: 09/05/2009
Puntos: 2054

Todo esto está muy bien, pero... ¿para cuándo sale el fallo?

Nah, en serio, entiendo el agobio de los seleccionadores y su afán por hacer las cosas bien, tanto como entiendo el ansia por conocer de los autores, ya sea por el tema mencionado del barbecho, o bien por simple nerviosismo. Aunque parezca extraño, los escritores también somos humanos, e incluso algunos editores también...

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stikud
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Poblador desde: 04/10/2009
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Artículo más que razonable (y muy bien escrito, por cierto). Evaluar correctamente los textos lleva su tiempo, independientemente de las expectativas de cada cual. La espera siempre se hace incómoda, pero es inherente a los concursos; valorar doscientos relatos en dos semanas despertaría ciertas suspicacias...

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JoseVi1836
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Puntos: 4

Muy competa la entrada, me ha gustado. Yo solo pienso que cuando uno acepta las bases, acepta las bases, estas frente a la decisión de un jurado ¿Qué mas puedes esperar? Lo de estar seleccionado o no... eso puede ser ansia del autor jajajaja, pero personalemente soy mas tranquilo. Si se esta bien y si no también, todos tenemos mucho que aprender aún. Por lo demas suerte para todos y fijarnos como mejorar y esperar.

No soy ningun experto pero las editoriales en la valoración de un libro tardan varios meses y cuando digo varios a veces pasa de seis meses

Esperemos y el que se ponga farruco como dice Jane Eyre traemelo y lo torturaré en una ruta nocturna por estas tierras jajajaja.

 

Saludos

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Canijo
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 4573

Bueno, qué decir, yo personalmente nunca he tenido problemas con los plazos del calabazas, pero sí con algún que otro concurso que ha tardado incluso más de un año en fallarse pasada la fecha oficial de fallo... Retrasos pequeños son perfectamente comprensibles (de hecho, prefiero que se tarde porque los jurados quieren afinar con sus valoraciones), pero hay otros en los que se nota una clara desidia o falta de planificación, y ahí no pido prontitud, sino un poco de seriedad, la misma que le pone el ilusionado autor que manda un texto.

Pero vaya, nada que no se solucione sabiéndolo para la próxima vez. Uno termina acordándose de los concursos chulos de una convocatoria a otra, y de los otros también...

Por cierto, ¿y el fallo, ein? Jeje, es broma, shurra.

 

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