La copia oculta

Como primera entrada del blog quería publicar algo ligero, por empezar con buen pie y sin meter el dedo en la llaga. Así pues, vamos a hablar de la copia oculta. Que Dios nos pille confesados.

No se trata de esa imprescindible copia de seguridad que todo el mundo debería guardar de sus manuscritos, ni tampoco de la obra perdida de ningún escritor maldito, ni mucho menos de un plagio subrepticio realizado sobre los textos de terceros. No, la copia oculta es una opción que permiten los programas que gestionan el correo electrónico y que sirve para mandar el mismo mensaje a varios destinatarios sin que estos vean las direcciones del resto.

¿Y por qué hablo de esto en un blog sobre anécdotas editoriales? No es por el inevitable spam que te cae por tener direcciones públicas que, tarde o temprano, empiezan a ser compartidas a diestro y siniestro, sino por algo mucho más directo: la presentación de manuscritos.

En Saco de huesos la recepción de obras se realiza por correo electrónico. Se trata de una decisión meditada que implica varios factores (de gestión, de cercanía, medioambientales, etc.) y que, como todas las decisiones, trae sorpresas inesperadas. En concreto, la primera, que hay quien te envía el manuscrito con copia (visible) a unas cuantas editoriales más.

No es algo generalizado, pero nos ha pasado más de una vez (y de dos). Y es inevitable que, por lo menos, el desliz (tomémoslo como tal) te arranque una sonrisa.

Podríamos achacar este poco delicado modo de envío a los tiempos que corren. Sí, yo soy de esa generación en la que las cartas se metían en los buzones, y todavía copio, pego y adapto el contenido de algunos emails circulares. Pero, francamente, es una simplificación burda y nos cierra las puertas a posibilidades mucho más creativas. A mí me gustan mucho las siguientes:

1. El autor es plenamente consciente de que los destinatarios nos vamos a ver. Claro, te ponen a una editorial de nuevo cuño frente a las grandes del sector, como Valdemar, La Factoría de Ideas y compañía, y saben que te van a tocar la fibra sensible, porque vanidad tenemos todos en mayor o menos medida. ¡Hey, tío, hace apenas un año que hemos abierto el chiringuito y mira con quienes nos han puesto en el saco! Es una conspiración bonita, sobre todo porque las editoriales previamente citadas, que serían las "agraviadas", no aceptan, que yo sepa, manuscritos no solicitados.

2. El autor quiere fomentar su aura de escritor romántico. Se trata de seguir la estela de Kennedy Toole, pero en contemporáneo: en lugar de enviar a una ancianita con tu texto escrito a lápiz en cuadernos cuadriculados, te limitas a mostrar que, aunque lidias con el ordenador, lo tuyo es permanecer lejos de las nuevas tecnologías, pariendo obras maestras con una máquina de escribir e iluminado por un quinqué. Hay que reconocer que un desliz tan simpático (y no debería decirlo para que no proliferen) predispone a no ser duro con el autor.

3. El autor tiene un mensaje claro para ti: soy la ostia, y vosotros os las vais a tener que dar para quedaros con mi manuscrito. ¿Por qué no? Es importante que el escritor valore su obra, y aquí la información viene de entrada bien clarita: estas son las editoriales que se me van a rifar, compañero, así que ya sabes: date prisa o prepara una buena oferta, porque voy a por todas.

Por supuesto, hay muchas más alternativas a estas cuatro, pero -aviso a navegantes- estas son las primeras que se me han pasado por la cabeza. Y es que, aunque sepamos que los manuscritos llegan con una carta de presentación modelo en la mayor parte de los casos, y a pesar de que nos infle el ego vernos entre determinados editores, a veces la copia oculta no viene mal. Queda, digamos, más delicada.

Nota.- La mayoría de vosotros ya habreis advertido el banner al certamen de blogs de 20 minutos que aparece al final de las entradas. En efecto esta bitácora participa en la categoría de cultura, con el objetivo de darnos a conocer y también de descubrir otras interesantes bitácoras. La votación popular comienza el día 2 de agosto y sólo podrán participar en ella aquellos que se hayan inscrito en el certamen con al menos un blog.