Miguel Cisneros Perales - No habrá más sol tras la lluvia
Hoy se somete al Séptimo Grado el más joven de los miembros del Círculo de Escritores Errantes
Cuando conocí a Miguel Cisneros Perales le llamábamos Guybrush y no solo porque fuera un crío, sino porque era un crío muy especial, mágico, de los que puede navegar entre generaciones porque era capaz de ver lo que muchos no ven (y también codearse con tripulaciones de monos).
No era siquiera mayor de edad, pero ahí andaba lidiando con esos jóvenes veinteañeros que nos entreteníamos fundando el género fosco, soñando con publicar y perpetrando nuestras primeras novelas. Por ahí andaba, ganando premios literarios y dejándonos boquiabiertos a todos. Siempre supe que haría algo grande, literariamente hablando, y es por eso que no tengo reparos en arrastrarlo a nuestra cómoda silla eléctrica.
Es cuestión de supervivencia. El grumete ha vuelto a estos mares procelosos y esta vez es capitán de su propia novela: No habrá más sol tras la lluvia: una del Oeste de la que os va a dar algunas claves.
Define No habrá más sol tras la lluvia en siete palabras.
El título ya tiene siete palabras, ¿eso no cuenta? Si no, por decir algo: Far West grecolatino: soldado vuelve a casa... No, olvídalo, prefiero el título.
¿Qué error cometiste en este proyecto que no volverás a repetir?
Escribir es un error en esta época de utilitarismos. Antes de No habrá más sol tras la lluvia escribir era un error, ahora no me corresponde a mí juzgarlo, sino a la otra cara necesaria de la moneda: los lectores. Lo sea o no, volverá a repetirse.
¿Cuál es el logro de cuantos encierra del que estás más orgulloso?
Espero que no encierre ninguno, eso querría decir que no se lee. Por añadir algo más que una mera frase: la novela incluye diez fotografías de la guerra civil estadounidense, varias de ellas a doble página, que ya por sí solas merecen el papel y miles de lectores. No obstante, esto no es un logro mío, sino de los fotógrafos y, en todo caso, del editor. La novela incluye otro logro ajeno del que también me siento muy orgulloso: el rescate de una de las pioneras de la traducción en español, Marta Castillo Peralta, una intelectual andaluza de finales del siglo XIX muy poco conocida, pero cuya obra es apabullante (no solo porque era capaz de traducir al español desde seis idiomas distintos, sino por la asombrosa contemporaneidad de su obra ensayística). Por ejemplo, fue la primera traductora al español de Moby Dick, uno de cuyos capítulos (traducido por ella, claro) recuperamos en No habrá más sol tras la lluvia.
¿A qué público le va a encantar?
Aunque los referentes cinematográficos son evidentes, entre ellos las pelis del Oeste, por ahora, dada su condición de libro, me atrevo a hacer la arriesgada predicción de que al público al que más le va a encantar va a ser a los lectores. No termino de ver claro que a un espectador que no la lea le pueda llegar a encantar, salvo que solo mire la portada y las fotografías, que ya de por sí tienen su encanto.
¿Y quién no se acercará a él ni con un palo?
Supongo que los lectores que solo compren en grandes almacenes y franquicias directamente no se acercarán, porque no queremos que se encuentre en supermercados, sino en librerías, en esos sitios en los que hay un fondo cuidado por libreros y en los que su gusto y el de los lectores es el que manda, y no el de las distribuidoras o el de los objetivos de venta.
Por otro lado, es una novela abiertamente racista y machista (todos los personajes son blancos y hombres); en la que se maltratan animales (entre ellos un elefante); y el protagonista, con el que simpatizo, es un reaccionario clasista que lucha en el bando Confederado. Dicho esto, no se me ocurre ningún motivo para acercarse a la novela sin un palo.
¿Alguien se te echará al cuello?
Ojalá. Saldríamos en los periódicos.
¿Piensas volver a trabajar en algo así o con esto ya cierras etapa?
¿Trabajo? No, de eso aquí no hay.
- Blog de Séptimo Grado
- Inicie sesión para enviar comentarios
Magnífico
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.