Los primeros serán los últimos
Crónica del trigésimo segundo partido de la ronda de selección del Trofeo Cráneo Abierto – 2489, disputado entre las Centellas de Oldshaar, los Paladines de Laurerack, los Dientes del Gran Troll y los Cosechadores de Almas
Desde el principio se mascaba en la redacción de la Gazeta d'os Gules que había algo poco claro en este encuentro, y no hablo precisamente de la nube de polvo que estuvo complicando las recepciones y paradas todo el encuentro a causa de un derrumbamiento de cripta por exceso de afluencia de público. Allí donde clarividentes cegatos como los reporteros de la Revista Roncos daban por segura una victoria elfa, otros nos barruntábamos algo menos canónico, ¡pero nadie se imaginaba semejante vuelco de las predicciones! Algunos corredores de apuestas goblins han tenido que empeñar a sus madres para cubrir las pérdidas milenarias que han sufrido.
Vayamos al tuétano.
Ante un gélido silencio por parte de los aficionados, que no esperaban gran cosa de este encuentro, las Centellas de Oldshaar salen a por todas corriendo como barriletes dopados hacia el centro del campo, pero antes de que puedan despegarse de su portería, los Paladines de Laurerack intentan desbordar su línea para marcar un tanto tempranero con lamentables resultados. Aturullados frente a los tapones, alguno termina mordiendo el abundante polvo al intentar esprintar. Un debut sonrojante que aún contrasta más con la salida de los Dientes del Gran Troll: meses de entrenamiento desembocan en un lanzamiento preciso de Puckiah, el estrella trastolillo, directo a puerta mediana, y un elegante aterrizaje acrobático entre los sorprendidos comepollos. La línea halflin, por supuesto, se muestra incapaz de acercarse siquiera a una intercepción del jugador proyectil.
Los Cosechadores de Almas optan por un acercamiento más clásico a base de despejar imps a patadas y amenazan el reciente éxito de los trastolillos al sobrepasar su banda por el flanco izquierdo.
El arranque del partido caldea las gradas, algo que infunde ánimos a todas las formaciones menos a los Paladines, demasiado ocupados en recuperar el orgullo perdido a base de tumbar medianos y cazar balones.
Consiguen desbordar finalmente a las Centellas, pero entre medio un trastolillo les cuela un nuevo ensayo en puerta tras un esprint incoherente con unas piernas tan cortas. Los Dientes siguen su ascenso imparable y gracias a su troll frenan el avance de los Cosechadores. Estos, lentos como cadáveres cargados de hierro —algo que son literalmente en buena medida—, siguen rezagados hasta para repartir leña.
Por el contrario, las Centellas reaccionan con la rapidez que les presupone el nombre y, tras derribar a más elfos de los que hubiera sido saludable para su moral, marcan su primer gol en puerta de los Paladines desde ¡10 brazas de distancia! Para que luego digan que no hay lanzadores medianos...
Las animadoras de los Cosechadores de Almas, esas espectrales bellezas atadas por cadenas de inmaterium, canalizan el entusiasmo del público y, contra todo pronóstico, sus jugadores responden a la llamada. ¡Aún late algo bajo esos cuerpos amortajados! En medio del caos generalizado, se van imponiendo hasta incluso derribar al troll ¡y uno de los defensas tumularios marca un ensayo en la puerta elfa! Sin lugar a dudas, los grandes favoritos de la velada están haciendo el papelón del siglo: bajo el amparo de los aherrojados tumularios, hasta un receptor mediano les clava un nuevo ensayo. No se veía un colador semejante desde que los Patriotas Imperiales al completo se pasaron todo el encuentro vomitando en el banquillo.
Los Paladines, incapaces de resignarse a ser el hazmerreír de un encuentro con trastolillos y medianos, siguen esforzándose frente a la puerta de las Centellas de Oldshaar... sin resultado alguno. Salvo si contamos, por supuesto, los pases fallados, los tropiezos, los bloqueos patéticos... Mientras, los Dientes siguen dando una campanada tras otra: el troll se pone en pie y manda directo a la enfermería a un Cosechador mientras los bufones distraen a su punta para que le roben el balón. Un golazo en portería mediana y una patética carrera llena de tropiezos —coronada por un brutal bloqueo endemoniado— cierran el desfile.
Por su parte, los Cosechadores se limitan a desplegarse por el campo y recuperar un balón, en un intento por afianzarse, mientras las Centellas inician un ataque a su portería por la banda y sumen en la miseria a los hinchas elfos tras un pateo desviado que rebota... hasta la puerta de los Paladines. Sí, hasta los balones perdidos entran en ese colador infame. ¿Pero estos no tenían un cancerbero?
Eso sí, a sus animadoras no se les puede reprochar nada: en medio de la derrota, consiguen equipararse a las bellezas espectrales de los Cosechadores e insuflar ánimos a los jugadores... que no por ello logran salir de la patética melée contra los medianos.
Estos, por su parte, y contra todo pronóstico, protagonizan una increíble escapada por la banda izquierda. En medio del caos de violencia sembrado por los Cosechadores y del caos de risas y resbalones de la plaga de trastolillos, desmarcan con sendos balones a dos corredores hacia la portería de los Cosechadores de Almas evitando todo tipo de rivales gracias a su agilidad de croquetas. Ahí donde la elegancia elfa ha fracasado, se impone la tenacidad suicida halfling.
El estadio ruge enloquecido por los éxitos de los menores pidiendo más sangre a los Cosechadores. Los elfos, quizás preocupados por la suya, consiguen marcar su primer ensayo tras desquitarse con la base de las Centellas. Si hubieran logrado recuperar el balón que rodaba frente a su puerta incluso hubieran conseguido salvar parte del honor...
Claro, que tampoco los Dientes del Gran Troll, convertidos en el enemigo a batir, hacen mucho más que reorganizarse. A pesar de un lamentable pase de una momia y una intercepción fallida, el punta Cosechador termina colándoles un gol desde el centro del campo.
Una alegría que les dura poco cortesía de las Centellas: tras derribar a la momia cancerbera que guarda la puerta en un asalto muy inapropiado para unos piespeludos y aprovechando la incapacidad de ponerse en pie de la línea cosechadora, que se ve lastrada por sus pesadas armaduras, recuperan el balón perdido, se marcan un elegante pase preciso y ¡ensayo!
Encarando la recta final con la clara intención de ganar por una vez un partido, los bufones de los Dientes del Gran Troll se dedican a espantar cual pixies a las animadoras de los Cosechadores y al equipo médico de Centellas y Paladines. Mientras, en el campo, el troll se encarga de interceptar al corredor elfo que —¡por fin!— se había hecho con un balón y los trastolillos encadenan carreras, resbalones, tonterías, robos de balón, un ensayo y un pase tan cutre que es interceptado por un halflin que, para más inri, consigue marcar —en puerta elfa, por supuesto—.
El campo entero es un follón absurdo de jugadores que no consiguen levantarse, caen intentando placar escurridizos enanos o al chocarse con otros defensas, algo que aprovechan las Centellas de Oldshaar para marcar otro ensayo y situarse a tres puntos de los Dientes. Sí, al final los canijos fueron los que cortaron toda la rata de agua. ¡Esto es Brutal Ball, amigos!
En mitad del paroxismo, las animadoras de todos los equipos —a excepción de los bufones de los Dientes, demasiado ocupados en morirse de risa— se marcan uno de esos memorables bailes que enardecen a los hinchas y dejan la puerta abierta a grandes gestas en el terreno de juego. Lástima que ya apenas quede energía o moral en los jugadores...
Un lanzamiento del capitán de los Paladines cierra su actuación en la tónica del partido: interceptado miserablemente por ¡un bloqueador aherrojado! En un partido en el que se podrían haber impuesto por agilidad y juego de balón, los favoritos elfos no consiguieron dar ni una. Por el contrario, el lanzador troll se lució con un último lanzamiento de trastolillo preciso y Puckiah con otro tanto. ¡Hasta los medianos marcaron un último tanto encadenando pases de mano en la portería elfa!
Tras el pitido final, se constata lo que los aficionados en las gradas no terminaban de creerse: los Dientes del Gran Troll se han convertido en los máximos anotadores de la ronda de selección en un partido en el que los favoritos, los Paladines de Laurerack, hicieron el ridículo más espantoso de su historia. Una página funesta en la historia de este veterano equipo que los snotlings celebraron por todo lo alto con sus payasadas y sus himnos:
Mordemos, pinchamos y cortamos
Mordemos... y somos muy enanos
Mordemos... y vamos de blanco
¡Mordemos! ¡Mordemos! ¡Dientes del Gran Troll!
Resumen de los resultados:
Centellas de Oldshaar (Medianos; Valor: 700 Pozales de Oro) – 14 puntos
Paladines de Laurerack (Elfos; Valor: 1200 Pozales de Oro) – 0 puntos
Dientes del Gran Troll (Real: Trastolillos + Troll; Valor: 850 Pozales de Oro) – 20 puntos
Cosechadores de Almas (Doble: Endemoniados & Tumularios; Valor: 1020 Pozales de Oro) – 4 puntos
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Bravo! Bravo! Es como leer White Dwarfs antiguas.
Es probable emitió su esperma de una forma muy descuidada.