Tamaño de los jugadores

Porque el tamaño —sobre todo en Brutal Ball— sí que importa

El Brutal Ball es un deporte que despierta pasiones entre las más variopintas criaturas de la Ciudadela, y dado que, por el bien del espectáculo, no se limita la entrada al terreno de juego a ninguna de ellas, a veces se producen situaciones, digamos, peculiares.

Aunque las distintas complexiones, pesos, envergaduras y consistencias de los jugadores han dado para innumerables disecciones técnicas —y áridos tratados de anatomía que no parecen resultar demasiado útiles a los apotecarios—, por lo general se consideran cinco categorías diferenciadas:

• Jugadores diminutos: Son los más pequeños que se pueden encontrar en un terreno de juego, una cuarta parte, aproximadamente, que un humano, como los irritantes trastolillos, las siniestras marionetas o los reservados gnomos. Tienen que acarrear los balones.

• Jugadores pequeños: Suelen tener un tamaño equivalente a la mitad que un humano, más o menos, y una complexión relativamente ligera. Se incluyen aquí los tiernos medianos, las huesudos goblins y algunas especies de saurios. Han de llevar los balones en brazos.

• Jugadores medios: Se denominan así los jugadores de talla "estándar", similar a la humana en cuando a calado, aunque pueda haber diferencias de talla o peso. Comprende a los espigados elfos, los masivos enanos o los majestuosos strigoi. Pueden sujetar con comodidad un balón con las manos, incluso con una sola.

• Jugadores grandes: Destacan por su talla y envergadura y ocupan cuatro casillas. Doblan en tamaño, groso modo, a los humanos. Entre ellos encontramos a los furiosos minotauros, los insaciables ogros o los feroces yetis. Los balones casi les caben dentro del puño.

• Jugadores descomunales: Estos jugadores rara vez se ven en los pozos de Brutal Ball por motivos obvios: ¡apenas entran en el terreno de juego! Pero lo cierto es que algunos equipos han contado con algunos de ellos en sus filas. Como ejemplos tenemos los colosales gigantes y los aterradores demonios. Los balones no están diseñados para seres tan enormes y a veces ellos mismos parecen olvidarse de su existencia...

La primera consecuencia de encontrar razas de tamaños tan distintos en el terreno de juego es que ¡las criaturas mayores pueden arrojar a las menores como si fueran balones! El único requisito es que el lanzador pertenezca a una categoría dos veces superior a la del proyectil: los jugadores medios pueden arrojar —e interceptar o atrapar— a jugadores diminutos. Los jugadores grandes, a los jugadores pequeños y diminutos. ¡Y los descomunales a los jugadores medios, pequeños y diminutos!

Esta relación de talla también permite que los jugadores menores se encaramen a los mayores para aprovechar los desplazamientos de estos, tal y como se explicará más adelante. Del mismo modo, la diferencia de talla hace que un jugador pueda atravesar la casilla ocupada por otro jugador como si este fuera un obstáculo —superando, por supuesto, el chequeo correspondiente—.

Finalmente, hay que señalar que si un jugador grande o descomunal falla al atrapar o recoger un balón y este rebota a una casilla ocupada por él mismo, no puede volver a intentar atraparlo: el balón rebotará automáticamente de nuevo hasta que salga de su base.

¿Sabías que...

...los trastolillos suelen comprar equipo de segunda mano a los orcos?

Con la armadura usada de un defensa son capaces de equipar a media docena de líneas y el metal y el cuero machacado les resulta mucho más fácil de moldear para sus propias protecciones... ¡además de mucho más barato!