“Comencé a diseñar reglas donde cada figura tenía las suyas propias en función de lo que llevaba. Si una figura llevaba escudo pero no una armadura, sólo tenía las reglas del escudo”. (G. Gygax)
Un ejemplo más de cuándo la obra supera al artista, robándole reconocimiento y quitándole su sitio, lo tenemos en Gary Gygax. A este entrañable abuelo muchos le debemos esas tardes y noches con los amigos lanzando dados cada vez que nos pisaba los talones un troll o necesitábamos que nuestra puntería al arco nos librase de una naga... Hablo del Dungeons & Dragons (D&D), y Gary fue su creador. Él nos dejó el 4 de marzo, cuando tenía sesenta y nueve años. Este homenaje llega tarde, lo sé. Pero es un homenaje, a pesar de todo.
Nacido en 1938, ya desde pequeño Gary se sintió atraído por el mundo de los juegos y la ciencia-ficción, al igual que muchos de nosotros. Siendo un quinceañero comenzó a hacer sus pinitos en el mundo de los juegos de estrategia. A través de la empresa Avalon Hill, responsable del RuneQuest y ahora absorbida por Wizards of the Coast, dio a luz los primeros mapas de casillas hexagonales y empezó a buscar nuevos tipos de dados para conseguir resultados más aleatorios.
En 1967 organizó la primera Gen Con (convención de jugadores) de la historia. Aquel estreno simplemente fue una reunión de unos veinte jugadores en el sótano de su casa (y visto así, en mi casa también se hacen diversas Gen Con en verano), pero, aunque parezca algo insignificante, de ese encuentro surgieron varias ideas para crear distintos juegos. En especial, cuatro años más tarde surgió el Chainmail, germen de nuestro amado D&D.
Junto a un amigo, Gary fundó la empresa Tactical Studies Rules (más conocida como TSR), que publicó la primera versión de D&D en 1974. Para concebir el emblemático juego de rol se inspiró en las historias de Conan, Red Sonja y otras similares. Los primeros 1.000 manuales se vendieron como rosquillas en nueve meses. Ese mismo año Gygax reformó la revista The Strategic Review en The Dragon, dedicando en ella un amplio seguimiento al D&D con él mismo como uno de los articulistas.
A principios de 1977 apareció el Advanced Dungeons & Dragons (AD&D) y el primer Manual de Monstruos. Casi una década después Gygax abandonó TSR por desacuerdos de ideas sobre su juego, justo en el momento en que preparaba la serie de dibujos Dragones y Mazmorras, ¿la recuerdan? Aquella de “tú el bárbaro, tú el arquero, acróbata, mago, y yo el caballero”. Siempre he pensado que el caballero debía padecer algún trauma no superado vista la voz de niño que tenía en la canción. Eh...
No nos desviemos: lo siguiente que hizo fue crear el poco reconocido Dangerous Journeys, otro juego de rol que abarcaba varios géneros, y en 1995 se pasó a la informática para crear productos homólogos en el mundo de los ordenadores. El resultado sería el Legendary Adventure, que para algunos es su mejor obra. Para mí ni de coña.
En 2005 retomó el D&D y un par de años más tarde se le pudo ver en televisión, y también en un capítulo de Futurama junto a Stephen Hawking, siendo él quien ponía voz a su versión animada.
Sus últimos años los pasó retirado a causa de unos infartos. No obstante, aún seguía jugando y participando en las comunidades de rol, ya fuera en reuniones o en foros. Así fue hasta que un 4 de marzo su tirada de salvación falló, si me permiten la expresión. Pero no importa, este personaje, gracias a su formidable experiencia, ha alcanzado niveles épicos, habiendo sido además en lo personal padre de seis hijos y abuelo de siete nietos.
Una de las iniciativas surgidas tras su muerte fue proponer el 4 de marzo como día mundial del rol. La cosa está entre ese día y el día que jugué mi primera partida cargándome, literalmente, a todos los personajes (el mío incluido) en tan sólo cuarenta y cinco minutos de partida. Ah, y fue sin intención... no entremos en detalles escabrosos.
El caso es que el impacto de los juegos de rol en el ocio de finales del siglo XX ha sido devastador (aun más que mi mencionada primera partida). Pero la ignorancia es peor que la maldad, y por un tiempo ser jugador de rol fue sinónimo de asesino, de psicópata, de matemático o vete a saber qué, cuando en un juego de rol no se manejan cuchillos (a no ser que sean de gomaespuma) sino dados y lápices y, sobre todo, fantasía e ingenio, algo que las cajas tontas les roban a los niños y no tan niños que se desvían del sendero que traza la imaginación. De hecho, los psicólogos del otro lado del charco empiezan a dar la voz de alarma, y por los Estados Unidos se están planteando quitar tantos Windows de las aulas.
Aun con todo eso, por triste que parezca no deja de ser cierto que ahora los juegos de rol se están enfocando más en el mundo de los ordenadores, con tó sus windows. Pero eso nunca será rol. El rol puro y duro es ese que se juega en una mesa. En una mesa, y con los amiguetes.
Concluyendo el artículo, decir que el lazo-dragón que nos acompaña es cortesía de El Rincón lleno de Poagre de Terrax y que, puesto que éste es mi homenaje particular a Gygax, prefiero que sea él quien, con sus palabras inmortalizadas, nos dé su despedida:
“Me gustaría que el mundo me recordase como la persona que realmente disfrutaba jugando juegos, compartiendo su conocimiento y sus pasatiempos con todo el mundo”.
Y así es como te recordaremos.
¡Salve Gary, conquistador de la imaginacion!
Que el mundo sea una selva no significa que debamos comportarnos como monos.