Absolute JLA/Vengadores
Edición de lujo para dos grupos de lujo de dos universos de lujo. Vamos, un lujo.
Está en boca de todos que DC está empeñada con las ediciones absolute (nueva palabra de moda tras ultimate) de varios cómics. Siempre se agradece que nos presenten, recopilen y distribuyan material del bueno, y si tiene cosas inéditas, mejor, pero lo malo es que nos lo ponen como si fuéramos coleccionistas (vemos que hoy la crítica empieza dura), con lo que el precio siempre es muy alto, aunque no para lo que ofrecen pero sí para los que queremos el cómic sin pijeríos de qué garabato hizo el dibujante en una servilleta aquella noche en que le asignaron el proyecto. Ya tenemos los absolute de Kingdom Come (sólo el dibujo justifica la compra), de Watchmen (casi un tomo enciclopédico), Ronin (según muchos, una obra maestra de Frank Miller) y Crisis en Tierras Infinitas (dos tomos, uno de extras y curiosidades: mucha tela).
Y durante estos meses podréis ver en las librerías lo nuevo: un pedazo de tomo de JLA/Vengadores que pinta muy bien. ¿Pero merece la pena? Vamos a intentar responder a esta pregunta o, mejor dicho, voy a dar mi opinión y que cada cual, tras la correspondiente jornada de reflexión, decida si va a por él o no. De todos modos, os conozco, sé lo que os pasa porque a mí también me ocurre: en cuanto vemos una portada abarrotada con los tipejos de capa y máscara que hemos visto desde pequeñitos y leemos que dentro hay lo que siempre quisimos y mucho más, claro, ¿quién se puede resistir? Pues supongo que el que no tenga para comprárselo, como experimento a menudo.
Lo primero es lo primero. ¿Se merece JLA/Vengadores una edicion absolute? Desde mi punto de vista, sí, y ésta le hace justicia en la medida que las ediciones absolutes pueden hacerle (por lo incómodo del formato para leerlo y guardarlo, me refiero). Estamos ante un título del que todo el mundo habla muy bien y, para numerosos fans, es imprescindible aunque no tenga continuidad. Pero no vamos a detenernos mucho en este asunto porque la edición ya está. El que la quiera, la tiene disponible. El que no, creo que no le hará daño.
Los lectores habituales estarán acostumbrados a leer las dos siguientes frases. “Por separado, son los mayores héroes del mundo; nobles campeones entregados a la defensa del bien. Juntos, son la Liga de la Justicia de América...”. “Y llegó un día como jamás se vio, en el que los héroes más poderosos de la Tierra se unieron contra una amenaza común. Ése fue el día en que nacieron los Vengadores...”. Típico y mágico, es una cabecera muy de ellos y muy nuestra, es casi como el “Stan Lee presenta...” y, como no podía ser de otra forma, con estos eslóganes comienza uno de los crossover DC/Marvel con más calidad jamás creados que al fin desvelan algunas de las dudas que los aficionados más gustan de plantear: ¿Quién es más fuerte: Superman o Thor? ¿Capitán América o Batman? La respuesta os la puedo dar yo, aunque más de uno la sabe. El más fuerte, el más rápido o el más inteligente es siempre el que el guionista quiere (o le convenga), que cada vez se les ve más el plumero con tanto resucitar personajes caídos.
Numerosos han sido los cruces entre personajes de DC y Marvel desde que se abriera el grifo con aquel setentero y lejano Superman vs Spiderman, los iconos más importantes de cada una. Pero entre tanto cruce faltaba todavía el que uniera a los dos supergrupos más famosos de cada universo, pues la JLA todavía no se las había visto con su contrapartida marveliana: los Vengadores.
En febrero de 1971 se vería un atisbo ya que, de forma no oficial, ambos equipos se daban leña disimuladamente. Me explico. Los guionistas de cada colección, Roy Thomas y Mike Friedrich, hicieron que cada bando se enfrentase a versiones camufladas del otro. Así, en La Liga de la Justicia de América nº 87, Friedrich presentó a los Héroes de Ángor (también vistos en Clásicos DC: JLA/JLE nº 1), un equipo formado por réplicas de Thor, Chaqueta Amarilla, Bruja Escarlata y Mercurio. Por el otro lado, en Los Vengadores nº 85 Thomas presentó al conocido Escuadrón Supremo compuesto por Hiperión como versión de Superman, Nighthawk de Batman, Doctor Espectro de Linterna Verde, Zumbador de Flash... Vamos, que de forma encubierta se enfrentaron los dos grandes grupos de ambas editoriales y ya podéis suponer en qué título ganó cada cual.
La cosa fue más en serio una década más tarde cuando a principios de los ochenta las buenas relaciones entre la Casa de las Ideas y su Distinguida Competencia empezaron a sacar una serie de especiales que llamaron la atención de los lectores de una y otra compañía con el consecuente gran éxito de ventas. Nos referimos al ya mencionado Superman vs Spiderman y a los Batman vs Hulk (muy bien dibujado por José Luis García López), Superman vs Hulk y, en especial, a ese La Patrulla-X vs Los Nuevos Titanes, que aprovechaba el tirón que experimentaban ambos títulos. En los 90 hicieron el Marvel vs DC, uno de tantos battle royale que proliferan por ahí, así como el All Access y Access Unlimited, protagonizados por Access, un personaje propiedad de ambas compañías. También hubo especiales como los que juntaban a El Castigador y Batman ó Estela Plateada y Linterna Verde, pero nada relevante, sólo una gota más al vaso que propició que los comiqueros soñaran con un Vengadores vs La Liga de la Justicia.
Desde la idea original, casi veinte años se hicieron de esperar. Los primeros en mover ficha fueron Len Wein y Mark Gruenwald, que pusieron el proyecto en manos del guionista Gerry Conway y del legendario dibujante George Pérez, dos autores que conocían de sobra ambos universos. Sin embargo, entró en cancha Jim Shooter, el escritor de las recordadas Secret Wars y editor en jefe de Marvel por aquella época, sólo para empezar a rechazar los guiones que Conway enviaba desde la otra editorial. Lo mismo le pasó a Pérez, cuya primera veintena de páginas no fue admitida por Shooter. Hastiado del proyecto, Conway abandonó para ser sustituido por Roy Thomas, quien hizo un nuevo argumento que no gustó a Pérez. Al final, el dibujante de Crisis en Tierras Infinitas dejó los lápices prometiendo no volver a trabajar para Marvel mientras Shooter estuviera por allí. Con esto las relaciones entre las dos empresas se rompieron y se fueron al traste todos los proyectos conjuntos, entre ellos el Vengadores vs La Liga de la Justicia. Así que, como siempre, pagaron justos por pecadores y los aficionados se quedaron sin el que parecía que iba a ser el mejor crossover de la historia del cómic de héroes en leotardos. El proyecto quedó en el más absoluto olvido...
Pero volvería a rescatarse a finales de los noventa cuando se dieron una serie de circunstancias favorables. Tras unos años mediocres, Marvel relanzó Los Vengadores de la mano de Kurt Busiek y George Pérez, mientras que DC hacía lo propio para La Liga de la Justicia con Grant Morrison y Howard Porter. El éxito de ambos títulos fue inmediato. Por otra parte, Rob Liefeld paseó por varias convenciones las páginas que había hecho Pérez para el proyecto original, más que nada para caldear ánimos y provocar al personal. No fue muy difícil predecirlo: la expectación aumentó cuando la revista Wizard encargó a Pérez un dibujo promocional de un posible crossover entre Los Vengadores y JLA que estaba siendo pedido abiertamente. Y pasó lo que todos querían cuando Marvel y DC anunciaron JLA/Vengadores, una miniserie de cuatro números a cargo de Busiek y Pérez: para satisfacer a los fans era necesario disponer de autores que fuesen aún más fans de los personajes.
Pero el dibujante, que acababa de firmar un contrato con CrossGen, puso algunas condiciones antes de tomar los lápices. Una de ellas era que el guionista tenía que ser Busiek y otra era que el color lo pondría o Tom Smith o nadie. Además, exigió que no se anunciase nada hasta que estuviera el suficiente trabajo adelantado para mantener la periodicidad de la serie. A todo ello accedieron, y se acabó la espera. En septiembre de 2003, JLA/Vengadores nº 1 llegaba a las tiendas. El resto, como suele decirse, es de sobra conocido.
Vamos con la historia, y cuidado que hay bastantes spoilers. Al parecer toda la fiesta la monta Krona, el científico del planeta Oa, hogar de los Linternas Verdes, que ya apareciera en Crisis en Tierras Infinitas. Krona logró algo que nuestra ciencia aún no ha conseguido: llegó a investigar el Big-Bang (fenómeno que dio origen al universo) en el momento que tuvo lugar. Pero con ello ocasionó una terrible catástrofe por la que fue juzgado. En este tomo, una vez más lo intenta, destruyendo nuevamente varios mundos. ¿Su próximo objetivo? El Universo Marvel. Por fortuna en su camino se interpondrá el arcano Gran Maestro, quien le dice que en este universo hay un ser proveniente de un universo anterior que tiene el conocimiento que busca. ¿Podría ser Kismet, la entidad cósmica de los Superman, haciendo el homólogo de la Eternidad de El Guantelete del Infinito? Lo dejaremos sin responder, pero la imagen que vemos parece darnos alguna pista. Para saber si esta pista es buena o mala, tendréis que leerlo.
Cuando el científico le exige que lo lleve ante este ser, el Gran Maestro le propone una apuesta en la que sus peones serán los campeones más poderosos de sus respectivos universos. Se trata, como estáis intuyendo, de Los Vengadores y de la Liga de la Justicia. Con la ayuda de Metron, ambos manipulan a los dos grupos para que encuentren una serie de objetos de gran poder (igual que en las pelis de Hitchcock, esta historia se mueve con un McGuffin y son estos artefactos) que están dispersados en ambos mundos.
Un mes después nos trasladamos a Keystone City, que esta siendo atacada por un villano Marvel poderoso: Terminus. La Liga de la Justicia, tras una hábil estratagema, lo derrota. Entonces aparece el Espectro diciendo que Terminus es extraño a esa realidad. Volviendo al universo Marvel, hay otra crisis en Nueva York. Starro, un viejo conocido de la JLA, envía a su progenie para poseer a los ciudadanos. Los Vengadores no pueden pararle, y más aun, algunos de ellos son poseídos. La Bruja Escarlata siente que Starro no es de ese universo y que algo va mal. En ese momento reciben una llamada de Quasar, quien ha detectado invasores de otro universo como Lobo y los Khunds.
Flash, por su parte, descubre que el imperio Skrull está invadiendo Thanagar y la peligrosa raza alienígena de El Nido hace lo mismo con Mundoguerra. En ese momento se manifiesta el Gran Maestro advirtiéndoles de que catástrofe puede destruir ambos universos a menos que doce artículos de poder sean reunidos. Los artículos de poder del universo DC son el libro donde Merlín apuntaba sus hechizos, el Orbe de Ra, la Batería de Poder del Linterna Verde, la Lanza del Destino, la Máscara de Medusa y la Campana, la Rueda y la Jarra, mientras que los de Marvel son el Nulificador Definitivo, el Cubo Cósmico, el Ojo Maligno, el Baúl de los Antiguos Inviernos, las Gemas del Guantelete y la Vara de Watoomb.
Así, la Liga viaja al universo Marvel a por los artefactos gracias a un campo vibracional hecho por Flash. Aunque los Vengadores les detectan, ellos no lo saben y van a por el primer objeto, el Nulificador, que se encuentra en la vieja base del Hombre Topo, enemigo de los Cuatro Fantásticos. En ese momento los Vengadores intervienen creyendo que tienen ante sí a un nuevo grupo de invasores de un universo extraño. Como la guerra no ha hecho más que empezar, ambos equipos reúnen a todos sus miembros en la reserva para conseguir los objetos y evitar que el grupo contrario haga lo propio. No puede ser de otra forma y la batalla, corta pero justa, se desencadenará. Al final se percatan de que están siendo utilizados y deciden ir a encontrar respuestas.
La Bruja Escarlata, invocando su magia, teleporta a sus compañeros lejos de la Liga. Éstos le piden a Flash que se quede con los miembros de reserva (Hawkman, Zatanna, Steel y Flecha Verde y otros) para defender los objetos de poder que quedan en su universo. Desgraciadamente para ellos, son detectados por una máquina de Iron Man, con lo que éste junto a Avispa arman la defensa: She-Hulk, Wonder Man, Quasar... La batalla continúa. Cuando Flash va a defender la Batería de Poder, Iron Man y Ojo de Halcón le derrotan para que la Bruja Escarlata los transporte al Himalaya... ¡pero la Batería de Poder ha desaparecido!
Lo siguiente será una serie de encuentros entre grupitos de héroes por defender/conseguir los objetos restantes hasta que, en la Batcueva, el Capi y Batman empiezan a atar cabos y, finalmente, van a la base del Gran Maestro donde todos, toditos, todos los personajes de ambos universos están marcados como potenciales candidatos para un juego. Superman y Aquaman critican a los héroes Marvel diciendo que son menos poderosos y además son odiados por su propio mundo. El Capitán América se mantiene impasible ante tales comentarios y entonces ven la terrible verdad: la JLA eran los campeones del Gran Maestro y los Vengadores los de Krona.
Hay una nueva batalla brutal: Superman deja K.O. a Thor (tenía que decirlo, lo siento) y en represalia los Vengadores lo machacan. Todo se sale del tiesto y Krona rompe el pacto que tenía con el Gran Maestro para atacarlo. Los diferentes miembros de todas las formaciones de ambos grupos asaltan la fortaleza de Krona. Por supuesto, vencen y cada universo vuelve a su lugar original. Como se puede ver, la historia está hecha sólo para conocedores de ambos universos y de la continuidad que hay en ellos, pese a que su esquema es de lo más simple: dos grupos de héroes que se pelean entre sí por error y luego se alían para vencer un mal común. Típico, estereotipado, pero al fin y al cabo, la miniserie no pretendía más que eso.
Aun así, bajo una trama tan simple se esconde mucho más. Ya lo he dicho más veces, la importancia está en los detalles, como esa reflexión que hace Busiek sobre DC, donde los héroes son casi dioses a los que todos adoran, y Marvel, en el que la gente los ve con más suspicacia, por no mencionar lo que pasa con los mutantes. Así, en esta historia se nos muestra cómo reaccionaría Superman a un mundo en el que los héroes consienten que se extermine una isla como Genosha por el hecho de contener homo superiores.
Los autores conocen bien la historia de ambos grupos y de cuáles son sus bazas. Al principio vemos a los miembros que había en los Vengadores y JLA en 2003, año de la publicación, pero cuando se produce la gran reunión tenemos a los iconos de cada formación, aunque estén metidos con calzador gracias a una máquina del tiempo. Así, la Liga está formada por Superman, Batman, Wonder Woman en versión pre-Crisis, Hal Jordan, Barry Allen, Aquaman y el Detective Marciano. Los Vengadores en cambio son el Capitán América, Thor, Iron Man, Bruja Escarlata, Visión, Ojo de Halcón, el Hombre Gigante y la Avispa. Quienes si no. Y luego están esos momentos como el del Linterna Verde recargando su anillo del Cubo Cósmico ó el de Ojo de Halcón comparando a la JLA con el Escuadrón Supremo, por citar algunos ejemplos.
Busiek y Pérez supieron dar a los lectores lo que estaban esperando, y cuando llegó el momento de enfrentar a las dos formaciones supieron cómo hacerlo para resolver dudas tipo “¿Flash es más rápido que Mercurio?”. Además, la épica llega cuando Superman coge el escudo del Capi y el martillo de Thor. A los marvelitas puede que no les haga gracia, pero si un héroe iba a representar a todos los demás, debía ser éste, el considerado como primero de todos (ahora mismo, creo recordar que el verdadero decano es Namor).
El guión de Busiek tiene ritmo y, aunque la historia es simple, está bien llevada, demostrando que su autor es un gran erudito de la historia del cómic al introducir múltiples referencias a hechos del pasado. Por sacarle algún defecto (no le he encontrado ninguno muy cantoso) puedo señalar que parece que el peso de la historia va para la JLA más que para los Vengadores. Además, el personaje de Superman (cuya serie regular vive ahora un gran momento, por la información que me llega desde USA) aparece un tanto irreconocible con el que tenemos en mente, sobre todo por esas reflexiones que hace sobre el mundo Marvel.
Y en cuanto al dibujo, el esfuerzo gráfico de Pérez es sólo comparable al que hizo en Crisis en Tierras Infinitas, pero eso sí, con veinte años más de experiencia que se notan. El aficionado puede recrearse con el lápiz del más indicado para plasmar en papel esta mastodóntica aventura en la que los héroes se ven trazados con mucha fuerza y clase.
Vamos a ir concluyendo. Ahora le toca al formato: el absolute que nos están metiendo por doquier. A mí no me gusta mucho, el tomo es tan grande que no es muy manejable ni cómodo de leer, la verdad sea dicha, por no decir que apenas cabe en la estantería. El que tuviera la edición original, esos cuatro ejemplares, sí puede gozar de lo que es abrir cada número en 180 grados. Pero qué le vamos a hacer, tenemos una reedición, que ya se sabe: nunca llueve a gusto de todos, y tenemos los grandiosos dibujos de Pérez más diversos extras, como el material que se hizo en los 80 y que nunca llegó a ver la luz. También tenemos la historia completita y lo tenemos todo reunido. Más vale pájaro en mano... ¿Lo tenemos casi todo, no?
La pena compartida por todos quizás sea que de momento no parece que vaya a haber otro crossover entre editoriales, pero yo sigo soñando con un epílogo inédito donde Thor machaque a Superman (y no soy marvelita, conste). Por suerte, si algo se aprende en el mundo del cómic, es que nunca se sabe qué nos pueden anunciar las editoriales dentro de un mes.
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