¿Hay alguien ahí?
Reseña de la novela de Antonio Sánchez Vázquez publicada por Dissident Tales
¿Hay alguien ahí? es una novela corta entretenida que cumple con lo que promete: contar una historia de ouija que termina mal. Sin grandes giros argumentales pero un buen ritmo y buen pulso para conducir la historia hasta el final, Antonio Sánchez Vázquez nos trae un clásico del género que no busca otra cosa que un rato de entretenimiento. Y, en ese sentido, cumple.
La pena es que por un poco más, podría haber sido un libro memorable, dado que conecta bien con ese recuerdo que todos tenemos de haber tentado el espiritismo y que es lo más complicado en una historia de terror: poner al lector en el terreno que quieres. La primera falla que tiene se agazapa en la prosa. Como digo, el ritmo es bueno, pero la narración necesita un pulido para ganar en precisión y fuerza. Hay redundancias y construcciones que no están al nivel del desarrollo; da la impresión de que el autor estaba tan metido en la historia que no ha sabido podarla y abrillantarla, algo en lo que un corrector de estilo externo hubiera sido clave.
El segundo elemento es más discutible. ¿Hay alguien ahí? es una historia muy breve, que se puede leer de una sentada, y tal y como está planteada tiene dos escenarios separados que no se integran entre sí más que cronológicamente. Esto puede dar la sensación de que el desarrollo de la historia se realiza sobre el momento, de un modo más visual que literario, cuando se podrían haber establecido vínculos que hicieran el conjunto más redondo.
Salvo en estos aspectos, la edición de Dissident Tales es, como acostumbra el sello, formidable. El formato es muy agradable y tiene la extensión perfecta para pasar una velada de escalofríos. Las ilustraciones a color de José Raúl Orte Crespo acompañan muy bien al texto. Personalmente, lo que más me ha gustado más la caracterización de la muñeca de trapo que encontramos ya en la cubierta, y hubiera preferido que todo el apartado estético fuera en esta dirección. No obstante, el tono más de cómic de las páginas interiores funciona muy bien con el tono narrativo: dinámico, juvenil, de líneas limpias...
Con estos elementos, ¿Hay alguien ahí? queda como un entretenimiento adecuado para los lectores de terror. No reinventa nada y tiene algunos detalles que se hubieran podido pulir para un mejor resultado, pero en líneas generales deja satisfecho y engancha durante su lectura. Una historia para pasar un buen (mal) rato.
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