Conan Rey 4: El príncipe ha muerto
Reseña del volumen de Alan Zelenetz reeditado por Planeta DeAgostini
Este volumen que recopila Planeta DeAgostini recoge cinco historias de 1983 que presentan cierta continuidad cronológica y, sobre todo, coherencia en el desarrollo de los personajes, Conan y el príncipe Conn principalmente. Resulta evidente el trabajo de Alan Zelenetz para dotar de cuerpo a la colección a través de estos. De alguna manera, el leit motiv de esta etapa sería la eterna crisis de madurez de Conan, que parece siempre dispuesto a abandonar el trono para revivir sus correrías de juventud, y el deseo de Conn por imponerse como un adulto independiente.
De esta manera Sangre de Aquilonia contrapone las mentalidades de ambos a la hora de gobernar, con un Conan más expeditivo y salvaje y un Conn más moderado y civilizado, y se complementa con Un tirano en ámbar, donde el padre eclipsa al hijo para disfrutar de nuevo, a fondo, de su anhelado pasado como aventurero errante. Son dos historias muy dinámicas que han envejecido muy bien, a pesar de algunos toques de moralina.
En El diablo de Darfar ya tenemos a Conan totalmente desatado, con el petate liado y la mirada en el horizonte, lo que permite meterlo en una aventura muy original y peregrina, homenaje a los circos de los horrores. El argumento es algo rocambolesco, pero resulta muy sugerente. Luego, como redención, se ve embarcado en El Huesos y alfanje, lo que lo devolverá a sus raíces piratas. El guión es quizás demasiado ambicioso para el espacio disponible, pero tiene guiños sobresalientes y que muestran la inusual madurez con la que se trata al personaje. Como cierre, El príncipe ha muerto es una especie de recordatorio de lo que es Conan Rey, pero que funciona bien gracias a las dosis de drama que incluye y deja con la miel en los labios para el próximo volumen.
El apartado gráfico corre a cargo de Marc Silvestri, John Buscema y Rudy Nebres, que vienen acompañados de una pléyade de entintadores, causa, quizás, de lo irregular del resultado. Hay páginas en las que da la impresión de que las planchas están hechas polvo que se alternan con otras llenas de garra y fuerza a pesar de su antigüedad. El coloreado de George Roussos no contribuye en absoluto a homogeneizar el conjunto y resulta igual de dispar: en ocasiones da una profundidad envidiable a las viñetas y en otras parece que las haya barnizado de color por cubrir el expediente.
El resultado en general, sin embargo, es más que bueno. Este Conan Rey 4: El príncipe ha muerto y otras historias es una lectura muy agradable y entretenida para los amantes del género de espada y brujería, un cómic muy profesional que funciona particularmente bien en cuanto a guiones.
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