Trainspotting vs El pico

Imagen de Jack Culebra

Vamos a enfrentarnos a la pregunta retórica

 

 

Trainspotting vs El pico

Preguntaba el Nega en una de sus canciones qué tenía Trainspotting que no tuviera El pico de Eloy de la Iglesia. Por supuesto, se trata de una pregunta retórica que buscaba, creo yo, poner el acento en ese doble rasero con el que valoramos las cosas de aquí frente a las de la industria anglosajona, lo poco que apreciamos a veces lo que tenemos al lado y lo que veneramos lo que nos traen empaquetado con papel brillante. No obstante, la cuestión es una buena excusa para echar un vistazo a dos películas muy meritorias, con un tema común, pero con una esencia y un desarrollo dispares a más no poder.

Trainspotting vs El picoTrainspotting data de 1996 y nos presenta un grupo de amigos heroinómanos en una Escocia deprimida económicamente. Está basada en una novela homónima de Irvine Welsh sobre la que se realizó el guión de John Hodge que dirigió Danny Boyle. El pico es de 1983 y nos habla de cómo los jóvenes de buena familia acabaron enganchados al caballo en el País Vasco de la época. Está dirigida por Eloy de la Iglesia, quien escribió el guión junto a Gonzalo Goicoechea basándose en hechos reales que cualquiera pudimos ver en la época.

Lo primero que salta a la vista es la realización de ambas películas. Trainspotting tiene un ritmo endiablado y unos medios que no puede igualar El pico. Es plástica, fluye, su estética abruma y seduce y te transmite el momento alocado y el desenfreno en el que se sumergen sus protagonistas. Es una experiencia llamada a interpelar en primera persona, de un modo visceral, al espectador. Por el contrario, el ritmo de El pico es pausado. La conexión con los personajes no se basa en la piel, sino que es cerebral: se nos presentan los hechos de un modo crudo, costumbrista, no exento de belleza fílmica o composiciones arriesgadas, tanto visuales como sonoras, pero mucho más sobrias en comparación a la película anglosajona. No creo que fuera solo una cuestión de medios, sino también de discurso.

En El pico se pide al espectador que se acerque a la situación y la mire con cierta frialdad. No se quiere que se comulgue con unos u otros personajes, que se deje arrastrar por el frenesí: solo que lo mire sin tapujos. Y es que El pico pone el acento en los aspectos sociales porque lo que quería era plantear preguntas: ¿qué hacen esos adolescentes tonteando con las drogas? ¿Qué se sabía de estas en la época? ¿Qué connotaciones tenían? ¿Quién las movía? Hay un aspecto casi documental que, sin duda, estremece a quienes vivimos la época y no ya solo por la violencia, sino por ese recuerdo de la heroína como una plaga bíblica que parecía que iba a envenenar el mundo. También roba sonrisas porque capta muy bien los tabúes, las liberaciones (sexuales, musicales, estéticas...) y las inseguridades propias del momento.

Trainspotting vs El picoEn Trainspotting, quizás por la época en la que se filmó, se adopta otra visión: la de los que ya conocen de qué va el percal y van a dedicarle una mirada más pop, más canalla, más socarrona. Es como si se hubiera aceptado un episodio oscuro de la vida y se rememorase con cierta condescendencia burlona que plasma bien ese sentimiento de inmortalidad juvenil que a veces te mete en agujeros de los que es difícil salir. Así, el espectro de la Escocia gris y deprimida en la que la juventud se eclipsa por mera diversión o descontento vital, pero no político, o tal vez porque quizás no tiene otra cosa que hacer, se desdibuja como si estuviéramos de viaje nosotros también. Es una fiesta. Macabra si se mira con detenimiento, pero fiesta al fin y al cabo.

Desde esta óptica, hay muchas cosas que no tiene El pico y sí Trainspotting, y viceversa. Son dos aproximaciones casi antagónicas a unas situaciones que si bien tienen vínculos comunes, no son equiparables. Se suponía que en España se abrían horizontes y empezaban los tiempos de bonanza, pero algunos se vieron inmersos en un infierno. No es muy comparable a una Escocia que, sin más, se cae a trozos en algunos de sus suburbios. Al espectador queda decidir cuál le llama más en cada momento. El drama vs la comedia negra. Emparentados, pero ni de lejos la misma cosa. De ahí buena parte de sus diferencias.

Trainspotting vs El pico de Eloy de la Iglesia

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