El Ciclo de Dunwich

Reseña de la antología de los Mitos de Cthulhu publicada por La Factoría de Ideas

Bajo el título de El Ciclo de Dunwich, Robert M. Price nos presenta una serie de relatos que orbitan en torno a El horror de Dunwich, el relato de H.P. Lovecraft inscrito en sus Mitos de Cthulhu, de los que es una de las piedras de toque. No se trata propiamente de un homenaje, porque se incluyen también obras que podrían haber sido inspiración directa para el de Providence.

Dado que el libro se plantea de un modo cronológico, abrimos precisamente con estas: El Gran Dios Pan y El Pueblo Blanco, de Arthur Machen, que son, como es natural, los relatos más clásicos del volumen y que tienen un corte muy decimonónico a pesar de derivar hacia una suerte de horror preternatural que serviría de base para los mencionados Mitos de Cthulhu al plantear la existencia de esos otros seres que habitan entre nosotros aunque no pertenezcamos, en cierto modo, a los mismos mundos. La aproximación es eminentemente mitológica, pero no por ello menos inquietante en algunos momentos.

A continuación viene El horror de Dunwich, que es sin duda la pieza clave de la antología y, a mi parecer, uno de los mejores trabajos de H.P. Lovecraft. En él nos introducimos en este pueblo ficticio de la América profunda, donde el aislamiento, la endogamia y males aún más profundos han pervertido a la humanidad hasta permitirle entrar en contacto con lo que ellos consideran deidades y nosotros aberraciones. El ambiente opresivo y misterioso de la trama funciona a la perfección, y la elección del erudito como protagonista de la investigación permite realzar esa sensación de indefensión aun a pesar de los logros de la humanidad.

Siguen a la obra central una serie de continuaciones oficiosas y homenajes variados: La habitación cerrada de August W. Derleth, La torre redonda de Robert M. Price, El salto del diablo de Richard A. Lupoff, El camino a Dunwich de Ben Idick, La cabaña del árbol de W.H. Pugmire y Robert M. Price, No puedes llevártelo contigo de C.J. Henderson y La espera de Wilburg Whateley de Robert M. Price.

Los primeros tienen un enfoque continuista y se dedican a aportar nuevas visiones de la inquietante y sugerente Dunwich, a trabajar de nuevo con sus personajes o a ahondar en la idea del mestizaje entre humanos y criaturas preternaturales. El acierto de estos textos es variado, pero en buena medida se puede decir que el enfoque es canónico y respetuoso. En los últimos, no obstante, se aprecia un cierto agotamiento de la idea y se optan por otro tipo de mestizajes, como el de la novela negra con el horror cósmico o incluso el humor existencial para el cierre. Aquí el interés de las historias reside principalmente en la propia afición por los Mitos de Cthulhu y ahí reside su fuerza y su debilidad: están pensados para los fans, pero pueden resultar irreverentes o innecesarios.

En conjunto, el Ciclo de Dunwich es una interesante recopilación temática en torno a esa interacción siniestra entre monstruos sobrenaturales y seres humanos que, en su ignorancia o su ambición, deciden adentrarse en sus dominios. Es una obra que se puede disfrutar más allá de su adscripción a los Mitos de Cthulhu y en la que prima el enfoque clásico, aunque haya notas discordantes. El tono es más bien opresivo y de desarrollo lento, y hay que reconocer que consiguen dotar de un especial carisma a esa localidad que inventó H.P. Lovecraft hasta tal punto que ha llegado a convertirse en un arquetipo.