Me alegra que te guste, jane, y me reconforta sabe que no soy el único que no termina de ver claras ciertas cosas que se aceptan no entiendo bien por qué. A ver si yo consigo también suscitar un debate como el que tu suscitaste con la mencionada columna, que me consta hay gente que no está nada de acuerdo con lo aquí escrito...
El traje del rey
No hace mucho tiempo, la pobladora jane eyre abrió en el foro de literatura un hilo titulado “Dogmas en torno al cuento breve” en el que listaba una serie de normas a seguir en la redacción de cuentos elaborada por un grupo de escritores llamado La llave de los campos.
A lo largo del intenso e interesante debate que se abrió a continuación se vertieron multitud de opiniones, unas veces encontradas, otras coincidentes, algunas muy reflexionadas, y otras pueriles, como las mías. De los muchos puntos que se tocaron allí hubo varios que llamaron mi atención, en especial aquellos que trataban sobre las vanguardias, su importancia, futilidad, pertinencia, etcétera, los que apuntaban a lo socorrido de apelar a la falta de cualidades del lector a la hora de encajar las críticas adversas, y los que ponían el acento en la necesidad o no de ser entendido, disfrutado por el público, de escribir para uno mismo o para los lectores. Aquello quedó guardado en algún oscuro rincón de mi mente, mixturado con mis ideas acerca del arte contemporáneo y el famoso cuento titulado “El traje del rey”.
En estos días, sentado frente a la hoja de píxeles blancos con la intención de escribir una de mis soporíferas columnas, y después de haber leído un ensayo acerca de William Burroughs, su vida y su obra, el aval que recibió de otros escritores para que sus textos más experimentales fueran reconocidos, todo aquello volvió a mi mente para señalarme el tema de este artículo.
Aquí hablamos de literatura, pero lo que voy a tratar puede hacerse extensible al resto de actividades artísticas, y me refiero a cuando una obra parece que ha de gustarnos sí o sí, y no por sus cualidades artísticas, ni mucho menos, sino por la identidad del firmante o el lugar en que esté expuesta, o la persona que la avale. Me refiero, y espero que nadie se moleste con mi cerrazón, a lo que yo denomino “la artística estafa”. Vaya por delante que yo reconozco (y el reconocimiento del problema es siempre el primer paso hacia su solución) que soy un tipo más bien cuadriculado, cerrado a lo que no soy capaz de comprender, pero entiendo que con el mismo derecho que cualquier hijo de vecino a expresar mi opinión al respecto.
Mi base a la hora de valorar este tema es mi creencia de que el arte en general, y en especial la literatura, es un medio de comunicación que como tal necesita de un emisor y un receptor que han de establecer un vínculo entre ambos. Por supuesto que no todo ha de ponerlo el autor, el emisor, sino que también debe haber una cierta predisposición del receptor a la hora de comprender, de valorar la obra que tiene ante sí, y que a veces puede no estar del todo preparado para asumir este papel activo. Pero hasta ahí llego. No, no acepto el que ciertas obras o gustan, o es que el receptor no está preparado para apreciar su valor, que son demasiado elevadas o vanguardistas. También debe haber un espacio para el fallo del autor, para que por desidia, falta de talento, haberse subido al carro de dudosas vanguardias, o simplemente estar en horas bajas, un autor pueda crear una obra sin valor, ¿no? ¿O es que el autor, una vez considerado así (quizá por otras cuestiones espurias, ajenas al arte, tal vez más relacionadas con sus habilidades sociales) se convierte en una gallina de artísticos huevos áureos? ¿Cómo puede ser que un autor que en su juventud, cuando las energías propias de la edad y las ganas de comerse el mundo lo impulsaban, tuviera una producción más o menos limitada, llegue a la vejez, a ese momento en el que sólo su firma ya es más de media obra, convertido en una auténtica máquina multidisciplinar de crear arte? Yo, desde luego, no me lo explico, pero quizá alguna pista de cuáles son los posibles porqués pueda estar en que este fenómeno se suele dar más en el arte más de vanguardia, ése que muchas personas, seguramente sin ningún tipo de preparación, ciegos, como diría aquel, no consideran arte.
Vaya por delante que yo no estoy en contra de la innovación, de la vanguardia. El arte no debe ser estático, anclarse en el pasado, es lógica y beneficiosa una evolución, al igual que nuestra propia sociedad, nuestra cultura, evoluciona, pero entiendo que siempre de una manera paulatina y asumible, y, sobre todo, natural. Me parece adecuada la experimentación, pero siempre teniendo muy claro que estamos comunicando, y que esa evolución significa comunicar de otra manera, llegar de otra manera. Si esto no se produce estaremos ante un experimento fallido, y me parece absurdo apelar a que como es lo que nos gusta, a un individuo sólo o pequeño colectivo de escogidos, o que el firmante es reconocido, el producto es arte, y bueno además, estableciendo una línea divisoria entre los que saben (o quieren parecerlo), los que nos aceptan la propuesta, y los que no saben. Me parece absurdo, la verdad, y además perjudicial, porque estaremos abriendo de par en par las puertas para que en la casa del arte entren y campen a sus anchas mediocres subproductos que ni son arte, ni implican talento ni nada que se le parezca.
El proceso es sencillo: una vez adquirido el estatus de artista de vanguardia tras el que parapetarse, ya sólo será cuestión de buscar un título crípticamente sonoro y dejar que las ganas de muchos de entrar dentro del escogido grupo de los que saben apreciar el arte hagan el resto. Tal vez, después de una borrachera considerable y tras el serio conflicto entre mi estómago y lo que yo le he echado dentro pueda hacer una foto a la taza del váter y titularla “Apocalíptico cardumen de una sociedad regurgitada”, o emular al autor del lienzo en blanco y colocar tres puntos suspensivos en un folio bajo el título “Lacerante vacío de un espíritu extático”, o salpicar de emoticonos un texto escrito en bastardo lenguaje sms y clamar a los cuatro vientos que ahí sí que hay modernidad, violación consciente de reglas ya caducas, rebeldía frente a normas obsoletas que lo único que pretenden es encorsetar la creatividad del autor hasta asfixiarla, negar el futuro… “¡Muerte a las viejas normas, libertad!” gritaré, arropado por acólitos o padrinos con carné de entendidos; y habrá quien se lo crea.
A lo mejor me estoy pasando, no lo niego, a lo mejor no tengo ni la más remota idea de lo que hablo y lo mío es la simple pataleta de un niño ciego que niega la realidad de lo que otros sí son capaces de ver. Puede ser, perfectamente, pero yo aún recuerdo cómo durante cierta exposición de la más rabiosa vanguardia en cierto bar para bohemios y modernos en el que yo trabajaba limpiando, una de las magnas obras allí expuestas cayó al suelo, se deshizo, y éste que suscribe la recompuso y recolocó siguiendo el conocido criterio artístico de “que se sostuviera”. Que yo recuerde, ni el propio autor se dio cuenta; o quizá sí notó el cambio, pero lo achacó al hecho de que el arte evoluciona, quién sabe. Ya, ya sé que es sólo una anécdota sin valor, como también lo puede ser este simpático y revelador reportaje que encontré por casualidad: http://www.youtube.com/watch?v=Pj4MVtoNWZc
Lo dicho, no niego que el arte pueda y deba evolucionar, no estoy en contra de las vanguardias, pero recelo, supongo que porque soy muy mal pensado y no tengo mucha capacidad para apreciar el arte aunque me tope de bruces con él. Eso sí, nunca podré aceptar el que se llegue al punto en que se aprecien más las nuevas “virtudes” del arte frente a las de toda la vida, el que, hablando de literatura, se viertan más críticas a textos más “naturales” como pueden ser las novelas del perínclito Dan Brown. Jamás le he leído nada (algunos de los que lo critican me da a mí que tampoco), ni está entre mis lecturas futuras a corto, medio o infinito plazo (al menos de momento), pero entiendo que si ha cumplido su función de conectar con el público (campañas de marketing aparte) siempre será superior a experimentaciones onanístico-lisérgicas creadas por y para un reducido y cerrado grupo de eruditos o personas con ganas de adquirir el cané de tal. ¿O es que ahora, como en épocas pasadas en las que el analfabetismo era norma, vamos a volver a esa literatura escrita sólo para unos pocos, usando códigos lingüísticos formas y procesos ajenos a la mayoría? Es más, ¿acaso no puede ser una virtud el hecho de ser capaz de llegar a más personas, el que una obra no necesite preparación por parte del lector para ser apreciable?
En fin, no sé en qué estaría pensando Hans Christian Andersen cuando escribió su famoso cuento de “El traje del rey”, ni qué pensaba atacar (que algo atacaba lo tengo claro), pero pasajes como “…una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida…”, “…Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél…”, me hacen pensar en que quizá se proyectó en viaje astral hasta el futuro y asistió en espíritu a una exposición, pongamos como ejemplo, de ARCO. No sé, ya digo, pero en todo caso, suponiendo que todos hayamos acabado siendo personajes de este cuento, dejaré que sean otros los que interpreten a ministros, cortesanos y demás, que en su ansia por evidenciar sus cualidades ven el traje del rey; yo, por mi parte, prefiero ser ese niño incomprendido que casi al final del cuento exclamó “¡Pero si va desnudo!”.
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Hola,
Hombre, que a esta columna que has escrito le pones unas cuantas "Fé" y unos cuantos "Dios", por ahí esparcidos y el paralelismo hereje vale.
Ahora, dejame preguntarte, que hay si en realidad existiera ese que ve el traje? (Aún cuando los sastres no, ese que ve el arte en la pintura de los niños, aún cuando ellos mismos no? A proposito, tendrás agente esos doce pequeños maestros?)
Muy Buena Columna.
Saludos.
El hecho de que Dan Brown venda más que un grupo de poetas jóvenes no le da la categoría de "superior" en todos los ámbitos, ya que estaríamos entrando en un argumento de mayorías contra minorías en el que defendiéramos a toda costa que Gran Hermano u Operación Triunfo, por poner un ejemplo, son superiores a toda la música que se hace en España y que sale en diales como Radio 3. Tiene que haber alguna razón más; Para mí, una obra literaria no es que sea superior o menor que otra, simplemente es diferente. La poesía siempre ha sido un género poco leído pero es por la sencilla razón de que sí, que no todo el mundo tiene esa visión poética -más o menos retórica- pero no por ello tiene que ser desdeñada como si estuviéramos en un planeta en el que los favoritos destruyen todo lo demás (me da a mí que ya lo estamos, pienso, por ejemplo, en el fútbol y los medios de comunicación como en un todo). Entonces nunca estaré de acuerdo con ese afán de "superioridad" (ni por parte de los elitistas tampoco); simplemente en la variedad está el gusto. ¿O es que estamos en la obligación de leer todos los mismos géneros y los mismos tipos de libros? ¡Hasta ahí podíamos llegar! "El hombre es un lobo para el hombre" dicen, y qué razón tienen. Basta ya de odios internos, de lucha de clases, de mayorías contra minorías. Esto y lo digo de corazón, me produce una gran tristeza.
En cuanto al vídeo ese planteo lo siguiente:
- ¿Es lícito que una periodista -dirigida por otros periodistas- vaya a una exposición sin tener ni puñetera idea de Historia del Arte y se ría de la gente y de lo que sí pueden ver ellos en el arte?
- ¿Es que no véis que el grupo de niños ha creado algo espontáneo -que para ellos es arte- y que tampoco se puede reír uno de eso? (Me gustaría a mí ver cómo alguien destroza esos recuerdos que tienes por tu casa de cuando ibas a primaria, ya sea una taza pintada, un dibujo o lo que sea? Es lo que decía más arriba, el arte tiene que aspirar a ser atemporal aunque se empeñen algunos en darle la mayor importancia a las ventas.
- Yo veo que ese vídeo es una farsa y la periodista, en todo momento, cizañera e irónica ( no sé yo si merece la pena sacar por la tele ciertas cosas, que lo desvirtúa todo)
El fragmento que has elegido está muy bien, pero no estoy de acuerdo con la metáfora que propones. ¿Crees que todos los lectores de Dan Brown entienden lo que están leyendo y sobre todo, qué más han leído estas personas?Toda estadística deja de tener valor cuando de pronto salen lectores de la nada y se crea un superventas, algo así como los fans de la fórmula 1 que lo fueron cuando Alonso llegó a lo más alto. Mucho patriotismo mal usado veo yo aquí y mucho "¿Dónde va la gente? Donde va Vicente"
Y una cosa más, analfabetos sigue habiendo unos cuantos, date un paseo por algunos Primeros de la ESO y ve cómo vienen de Primaria algunos.
Hola,
con respecto al video, luego de postear comencé a preguntarme cuán "verdadero" es, por que, si pudo meter una obra tan facilmente a ARCO, qué impide que saque una de la misma manera? Que seguridad tiene esta casa de casi treinta años de trayectoria?
Pero bueno, no creo que se haya dicho que DB sea superior. Según entendí, se lo defendió un poquito, se lo clasificó de literatura y ya. Resulta que hay personas que despotrican en su contra, sólo por creer que así les aumenta el IQ (hablo de personas que veo a diario, no es un ataque contra ti jspawn, dejemos eso claro). Aunque creo que eso pasa con cualquier bestseller, ya ha tenido sus acerrimos enemigos el mago "satanico" con sus siete veces siete libros.
Ya dicen por ahí que: el arte no está en las manos del artista sino en los ojos del público.
Y también que no se necesita ir a una expo para ver algo hermoso, como dirían en la peli aquella "hay tanta belleza en éste mundo..."
Un Saludo.
M
Muy bueno el artículo, Canijo, y de los que dan para mucho debate (aun con la acotación muy acertada de jspawn).
Creo que lo he comentado alguna vez, pero yo era de los grandes escépticos del arte contemporáneo hasta que, en el Erasmus, asistí a un exposición con una compañera del piso. Luego, como mi mujer es del gremio, he tenido oportunidad de ver cosas muy interesantes sobre las que escribiré algún artículo (la exposición sobre el canibalismo que hicieron aquí en Metz hace unos días fue más que interesante, y la disfrutaron mayores y niños).
En literatura creo que nuestro gran problema es que seguimos todavía un modelo obsoleto. Pretendemos que la gente lea en bloque, como en el siglo XIX, cuando la producción y la distribución era restringida, y, por lo mismo, nos resulta difícil de entender que puedan convivir a niveles similares distintos enfoques del "arte" (y lo pongo entre comillas deliberadamente).
Quizás, gracias a Internet, ha pasado el tiempo en el que en literatura despuntaba únicamente una corriente artística principal, dos a lo sumo en contraposición. Quizás los medios actuales permitan un desarrollo en abanico. Quién sabe. Lo que sí que espero es que por inercia se intente seguir la investigación formal que anegó otros artes y que, en muchos casos, sobre todo por falta de formación, se ha metido en un callejón sin salida. La narración es un arte popular, como la música y la ilustración. Por eso, fuera de conciertos elitistas contemporáneos, que los hay y tienen su interés, la música actual se ha desvinculado totalmente de la línea académica a la hora de juzgar su valor. O por eso Royo vendé álbumes como churros y nunca lo expondrán al lado de un Miró. Desde luego, me apenaría que por la experimentación formal excesiva, la literatura se despegara separando lectores especializados de gran público.
El problema, como digo, creo que es la formación. El arte contemporáneo no ha sido acercado al público, y eso es necesario para entenderlo. Del mismo modo que para entender los cuadros de Goya en todo su calado es necesario conocer su trasfondo y sus implicaciones. ¿Los caprichos serían lo mismo pintados hoy día por un estudiante al que le gusta lo oscuro? Obviamente, no.
El video que has colgado es gracioso, pero no sé si todos los espectadores habrán oido hablar de corrientes como el dadaísmo. No es la primera vez que unos cuadros pintados por niños se cuelgan en exposiciones de alto nivel y se venden a precios exhorbitantes. Y también lo han hecho con locos por el mismo motivo: sin implicaciones sociales de aprendizaje, decía una teoría, podremos llegar al meollo del arte sin mediatizarlo. La escritura automática quizás os suene más.
La experimentación en el campo formal fue el caballo de batalla del siglo XX, y aunque no es santo de mi devoción, no le niego que ha abierto muchas vías. ¿No os ha ayudado en algún diálogo vomitarlo tal y como os saldrían en pleno delirio de absenta? No, no hace falta que algo así lo hagáis voluntariamente: la experimentación artística va dejando su huella, a veces más visible, a veces menos, y luego las generaciones sucesivas, si no hay corte en la transmisión, la aprovechamos.
Bueno, no me enrollo más que creo que he dejado claro mi punto de vista: es interesante que haya trajes del rey, también gente que intente tejer realmente un traje invisible, y niños que griten que va en bolas junto a otros que se lo creen. Sería muy triste que nadie se creyera nada, sobre todo para los escritores, ¿no?
Supongo que lo que quiero decir es que de todo se puede sacar algo, y que muchas cosas nos las perdemos porque no nos hemos parado a mirarlas de verdad. (Lo que no quita para que siga prefiriendo que la literatura no pierda su vocación popular).
Bueno, al final va a ser más largo los comentarios que el artículo. ¿No sería mejor mudar el debate al foro? Lo digo por no llenar esto, que la gente se asusta de tanto ladrillazo.
Yo, de momento, me adelantaré y colgaré un tema en el foro.
Por cierto, Canijo, genial tu artículo.
Si hay alguien que de verdad lo ve deja de ser invisible, jeje. Y quita, quita, no me quieras birlar la posible representación.
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Bueno, vayamos por partes, y lo primero es decir que si te he ofendido en algo o te he hecho pensar que hay inquina contra algo o alguien, o que abogo por la anulación de la minoría te pido disculpas por haberme expresado mal, nada más lejos de mi intención, jspawn. Se trataba simplemente de dar mi opinión sobre un tema y ver si de ahí podiamos sacar un debate interesante. En mis gustos, por cierto, soy de música y literatura "para minorías".
El mencionar al señor Brown ha sido sólo pra ilustrar un hecho bastante común (yo al menos lo he presenciado en más de una ocasión), el que muchas veces a alguien le muestran algo que ni comprende, ni le gusta, ni nada de nada, pero cierra su boca y acepta que eso es arte porque se lo han dicho; cuestión de fe. Eso sí, alguien escribe un libro con el que muchos consiguen disfrutar (no acepto que un lector, por leer menos, sea menos válido como tal) y resulta que cualquiera lo critica, porque es fácil, porque está de moda hacerlo. ¿Es superior a un grupo de poetas jóvenes? No tiene por qué, yo dije superior a experimentaciones onanístico-lisérgicas, y no entiendo por qué asociarse la poesía de poetas jóvenes a eso; yo no lo hago. Aparte, soy de los que no tienen sentido poético, ero aun así estoy intentando leer poesía, porque entiendo que, al menos una parte (lo de los porcentajes de Guy) será bueno y apreciable, sea obra de poetas jóvenes o viejos.
Y el vídeo... Bueno, no es más que un vídeo. No veo nada de malo en que una periodista de la que no sé qué formación tendrá, porque no la conozco, haga un reportaje con cebo; si no hay nada que pueda saltar no saltará. Y yo cuando pintaba de niño lo que hacía era divertirme, sobre todo si pintaba en plan colectivo, no tengo claro que los niños pensaran en arte, ni que les molestara que lo usaran para un reportaje con cebo; a mi no me molestaría en absoluto. En fin, que no lo veo ofensivo (si lo hubiera visto ofensivo no lo hubiera colgado, te lo aseguro).
Bueno, yo veo bien el desarrollo en paralelo de tendencias, la experimentación formal, y sobre todo el no despegarse del público. Por supuesto que éste ha de poner de su parte, pero con tanto aceptar el despego total, me parece a mí, no, estoy seguro, se han colado por la mismísima puerta principal muchas cosas de escaso o nulo valor artístico. Si la formación es una formación de fé, los iniciados serán sapaces de ver a la virgen y el sol bailando tras ella. A partir de ahí podemos inventar fórmulas para sintetizar arte, anti-arte, o reclamar una tendencia propia para cada individuo que le legitime a presentar como arte cualquier actividad que realice; pero eso para un ateo seguirá sin significar nada.
Me parece bien que haya trajes del rey, y gente que los intente tejer, y gente que crea, aunque seguro que más que yo, los que estarán contentos serán los tejedores truhanes.
Pues nada, nos trasladamos al foro.
Muy buena columna y un tema de mucho interes. Decirte que en terminos generales estoy de acuerdo con todo lo que se trata. En lo único que no termino de estar de acuerdo es en esa deferencia para con el lector. Como ya hablamos en más de una ocasión a uno le agrada que sus textos gusten, pero yo escribo para mí. El lector, sin perder por ello su valor, queda en segundo plano.
Y la verdad es que no tengo mucha esperanza en el genero humano y pienso que la mayoría no está preparado ni dispuesto para leer según que tipo de cosas que no están faltas de calidad. Lo cual no quitan que pudiera haber una legión de seudoartistas o inclusive artistas que se expresan para una minoría muy minoritaria, y que tiende a amoldarse a lo que le ofrecer o en el caso de lo primeros a entender lo inentendible.
Como ya hablamos en alguna ocasión hasta a un prospecto de aspirinas se le puede buscar un mensaje, filosofico, existencial y /o artistico. Solo hay que echarle imaginación, tener alguien que supuestamente entienda del tema que te respalde y gente impresionable o excesivamente abierta de miras.
El video muy bueno también, y complementa de forma estupenda.
Resulta curioso ver cuanta gente vio el traje, ejeje
Bueno, sobre la deferencia con el lector ya sabes mi opinión, yo siempre intento agradarle, conectar con él, aportarle algo, con los escasos medios que tengo a mi alcance, y si no lo consigo entiendo que en algo he debido fallar (será culpa mía, no suya).
Sí, es posible que muchas propuestas exijan una preparación que mucha gente puede no tener, pero eso también puede ser un desafío, ¿no? Intentar salvar esa barrera a base de arte, no darlos por casos perdidos.
Y en lo tocante al ejercicio de fe a la hora de tratar con el arte ya sabes de sobra que estamos de acuerdo: el que quiere ver verá aun en la más absoluta oscuridad, entenderá lo inentendible, y disfrutará hasta con la nada más absoluta. Y conste que yo no estoy en contra de la fe, al menos no del todo, de lo que estoy en contra es de que se considere el ateismo artístico como una falta de valores, de cualidades, y que a raíz de eso la fe se imponga sobre la razón.
Columna cortesía de Sevilla Escribe: http://sevillaescribe.blogspot.com/
Si quieres ver todas las columnas de Sevilla Escribe, pincha aquí.
Yo también soy de las de mirada demasiado obvia así que me siento identificada con tu columna (haciendo referencia a otro debate anterior: para mí una sandía partida por la mitad sólo es una sandía partida por la mitad ;) ). Genial el paralelismo con el cuento