La sonrisa del león
Reseña de la obra de Roberto Malo y Javi Hernández publicada por Dissident Tales
La sonrisa del león es una colección de cuentos breves y microrrelatos donde las cosas nunca terminan de ser lo que parecen. Sus autores parecen jugar al sombrerero loco: todo lo que cuentan parece muy lógico y, de repente, te han metido en un pantanal que no tiene pies ni cabeza y que, al mismo tiempo, desconcierta por su coherencia. Solo que en este caso ni Roberto Malo ni Javi Hernández se muestran estrafalarios, sino todo lo contrario: es su cercanía, la apariencia de normalidad, la que nos hace dar el paso en falso una y otra vez.
Se podría hablar de rejuvenecer el género fantástico, pero daría la impresión de que encorsetamos las fantasías que encierran las páginas de esta antología. Hay crimen, hay terror, hay humor, hay metaliteratura, hay surrealismo, hay cachondeo puro y giros que, aunque parecen ligeros, te dejan cavilando un buen rato. El único nexo común podría ser (aparte del carácter propio de los autores) la originalidad de la propuesta, una originalidad conseguida, como digo, no con grandes artificios, sino con requiebros dentro de lo habitual, de cosas que parecen normales hasta resultar banales y que, por arte y gracia de los autores, devienen únicas.
En cuanto a la prosa, el estilo de Roberto Malo es directo y, en apariencia, sencillo. Digo en apariencia porque si bien prescinde de las figuras literarias más evidentes, el juego con el lenguaje y la estructura es continuo y una de las chispas que anima a la narración tanto o más que las propias tramas e historias contadas. La sonrisa del león no se puede explicar hablando tan solo de los argumentos: es literatura de verdad, una conjunción caprichosa entre forma, fondo y trasfondo.
Por eso se conjugan tan bien los relatos con las ilustraciones de de Javi Hernández. Realizadas a lápiz con una delicadeza y una cercanía que no parecen reproducciones, sino originales, comparten la misma ironía y sutilidad que los relatos. Juegan a espejismos, a romper la normalidad como quien no quiere la cosa, como si su mera capacidad narrativa y expresiva valiera para hacer posible lo absurdo.
El conjunto es una obra fascinante, ligera pero no banal, gamberra pero respetuosa con el lector, capaz de engancharte de tal forma que la puedes leer de tirón y con la fuerza suficiente para degustarla a pequeños sorbos en cualquier lado. En definitiva, La sonrisa del león es una lectura muy original que esconde algo. Algo que no es precisamente lo que te esperas.
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