UFO: X-com Apocalypse

Una inmersión total en la resistencia antimarcianos en un futuro próximo

El X-com Apocalypse fue mi primer contacto con la saga UFO y la experiencia no podría haber sido mejor. Cuando te has criado con tebeos de Juzge Dredd y crecido con series como V: Los Visitantes, la oportunidad de sumergirte en una megapolis y enfrentarte con tecnología pulp a unos extraterrestres no menos pulp es algo que no tiene precio. Pocos juegos me han dejado una huella tan profunda. Y no debo de ser el único porque, a pesar de lo que ha llovido, sigue estando disponible y a la venta.

X-com Apocalypse es un juego de estrategia en el que el jugador dirige una corporación encargada de la seguridad antialienígena de una ciudad masiva, la cual será mayor cuanto mayor sea el nivel de dificultad. En esta ciudad conviven otras “corporaciones” o facciones: un sindicato del crimen (Inferno), unas fuerzas policiales (Megapol), un culto a los marcianos (Iglesia de Sirius), fabricantes de robots y vehículos, etc. Todas estas facciones están representadas en un mapa que se puede ver en perspectiva 3D o como plano, al igual que las bases que se pueden comprar para alojar las instalaciones de nuestros agentes.

El mapa no es una mera ubicación: nuestros vehículos se desplazan por el mismo y, cuando aparecen los UFOs, se desarrollan auténticas batallas campales que pueden dar como resultado no solo la destrucción de naves, tanques y motos, sino también de la propia infraestructura de la megapolis, calles, carreteras y tubos de metro. Por supuesto, estos daños materiales afectan a las corporaciones. Hay que especificar que estas tienen una actitud frente a nuestra corporación en función de cómo desarrollemos las misiones en sus instalaciones. Porque, en efecto, las misiones también se ubican en espacios “reales”.

Dentro de nuestra organización podemos contratar, eligiéndolos de listas de candidatos, varios tipos de agentes: físicos, ingenieros y biólogos, que son los encargados de investigar tanto los artefactos alienígenas como a los propios extraterrestres, y agentes de campo, soldados listos para la batalla. El primer grupo necesita instalaciones adecuadas en nuestras bases (laboratorios y talleres) y que se les suministre materia prima para investigar: armas alienígenas, cadáveres de marcianos, especímenes vivos, restos de OVNIs, etc. Sus logros nos permitirán acceder a nuevos equipamientos que pueden fabricar los ingenieros. Aparte de usarlos, nuestra corporación puede venderlos para tener más fondos.

El segundo grupo, los agentes propiamente dichos, pueden ser de tres tipos: humanos, robots y mutantes (que tienen desarrollados ciertos poderes psíquicos), cada uno con sus limitaciones y sus ventajas. Hay todo un arsenal a su disposición que se puede ampliar si tenemos los suficientes fondos, una cuestión clave ya que el ayuntamiento nos da una asignación (que sube en función de los éxitos y baja en función de los daños colaterales) y los otros dos únicos medios de conseguir pasta son saquear otras corporaciones (con lo que hay que lidiar con sus guardias de seguridad y luego con su hostilidad general) o vender material propio (que hay que fabricar o, de nuevo, confiscar).

Si se lo pueden permitir, los agentes se equipan con armas y armaduras para cumplir las misiones, de tal forma que tengan material para capturar con vida a los alienígenas o defenderse en condiciones. Además de tener munición variada (de penetración, explosiva, incendiaria, tóxica, etc.), los agentes evolucionan con la experiencia (conseguida a base de misiones) y el entrenamiento. Cada uno tiene sus propios atributos que se reflejan luego en la parte táctica.

Las misiones, que son en buena medida el meollo de dicha parte, se desarrollan en 3D isométrica en el seno de instalaciones de distintas corporaciones. Si son aliadas, ellas darán la alarma de alienígena avistado y no interferirán; si son hostiles, te ves obligado a visitarlas cuando sospechas que ocultan a un alien, con el problema adicional de que sus guardias de seguridad te salen al paso. Si no tienes cuidado con las instalaciones donde se desarrolla la misión, sus propietarios no van a quedar contentos. Las muertes de civiles, como hemos dicho, perjudican tu imagen frente al ayuntamiento.

Existe la posibilidad de resolver la misión por turnos o en tiempo real. Los agentes se agrupan por patrullas y se van desplazando por el escenario. Además de poder hacer las cosas obvias (disparar, curarse, tirar granadas, etc.), hay que señalar que pueden sufrir ataques de pánico si se ven rodeados, desangrarse o quedar inconscientes, además de verse sujetos a poderes psíquicos. Tienen, así mismo, un estilo de reacción frente a los enemigos que descubren de improviso: agresivo, estándar o precavido, que te hace disparar a todo lo que se mueve o salir por patas en un momento dado.

Los alienígenas son variados y, sobre todo, tienen comportamientos muy distintos: humanoides armados, escupidores de ácido, bombas ambulantes, chupacerebros... Descubrirlos en las primeras partidas es muy divertido y hay un buen equilibrio entre la investigación y la acción que da una sensación de avanzar muy agradable. Las misiones, además, pueden irse de las manos si no te andas con ojo: una granada perdida en una fábrica de armas puede demoler el edificio entero y sepultar a todos tus agentes.

Todo el material confiscado en las misiones, tanto en las exteriores (en el mapa de la ciudad) como interiores (dentro de los edificios infestados), puede ser estudiado. A medida que los científicos consiguen resultados, la información se muestra en unas coloridas fichas que se pueden consultar más adelante. No es que sea una información extraordinaria, pero da mucho sabor al juego y, sobre todo en la primera partida, ayuda a construir todo un universo en torno a la acción.

Descubrir paso a paso qué tecnología usan los alienígenas, cuál es su naturaleza, cómo funcionan sus naves y, finalmente, dar alas a los propios ingenieros de la corporación para organizar una estrategia para derrotarlos es toda una aventura. Hay que tener en cuenta que el aspecto narrativo del X-Com Apocalypse es clave en el juego.

Es algo que se refleja en la propia estrategia. Cuanto mayor sea la ciudad (y el nivel de dificultad), podremos acceder a más locales en los que instalar nuestras bases... siempre y cuando tengamos presupuesto para ello (el cual depende, como hemos dicho, de nuestros resultados). Luego, en las bases hemos de construir barracones, laboratorios, enfermerías, celdas, garajes, almacenes, zonas de defensa, etc. Es un equilibrio entre los recursos y el presupuesto, el cual también sirve para contratar personal, adquirir armas y vehículos y demás.

Uno de los momentos en los que mejor se ve cómo táctica y narrativa se mezclan es cuando los marcianos asaltan una de tus bases: la misión de defensa se desarrolla entonces en un entorno que es tal cual lo has construido y con tus agentes y científicos tal cual lo pueblan. Una experiencia de lo más emocionante.

Con todos estos elementos y particularidades, el UFO: X-Com Apocalypse es un juego que, a pesar de sus gráficos, da unas ganas tremendas de ser jugado de nuevo por mucho tiempo que haya pasado. Una buena combinación de estrategia y acción con un escenario de lo más sugerente e interactivo que, cómo no, deja huella.