Perros del desierto
Reseña de la novela de Francisco Serrano publicada por Memento Mori
La editorial Alegoría nos presenta en su colección Memento Mori la novela de Francisco Serrano como ¡Un violento western de ciencia ficción! Y, en gran medida, es esto, ni más ni menos. Pero quizás habría que precisar algo más, porque Perros del desierto es también una novela en la que se adivina un escritor de calidad con estilo propio.
La historia es, en efecto, una del Oeste: un agente de la ley en un terreno hostil, una banda de terribles forajidos, la ley de la frontera, un(a) recién llegado(a) al pueblo, viejas cuentas que saldar... Además, los mecanismos con los que se resuelve la trama, incluyendo el duelo final, encajan a la perfección en lo que es un wéstern.
Al mismo tiempo, el escenario de ciencia ficción —no dura, quizás, por la falta de explicaciones, pero sin duda coherente y sólida, no mera tramoya futurista— se engarza perfectamente con este planteamiento. Nos encontramos en un planeta en terraformación, desértico y exótico como marcan los cánones, lo que se dice la última frontera, y todos los elementos propios de los clásicos —la desolación, el aislamiento, los duros colonos, la idiosincrasia pragmática, las explotaciones extensivas, las monturas sacrificadas, etc.— encajan a la perfección, sin fisuras, haciendo que el homenaje no venga metido con calzador, sino que forme un todo robusto y sugerente. Es más, toda la historia funciona precisamente por el contexto de ciencia ficción, que es el motor último de todo lo ocurrido.
Con todo esto podríamos decir que las piezas de la maquinaria relojera están bien dispuestas y encajadas, y la prosa de Francisco Serrano llega como lubricante y hace que todo funcione a las mil maravillas, que se deslice a una velocidad desbocada. Sin grandes aspavientos, capta a la perfección el tono crepuscular y aúna un estilo contemporáneo con la ensoñación de tiempos pasados. De este modo, nos vuelve a contar una historia eterna y nos seduce como la primera vez.
Perros del desierto es simple narrativa de género. Aventuras, escenarios fascinantes, tipos duros, fantasmas del pasado, tiroteos, algún misterio. Sin trampa ni cartón. Y está endiabladamente bien hecha. Es un magnífico ejemplo de cómo se puede volver la vista hacia el pulp y hacer algo de calidad que brinda el mismo disfrute. Una novela corta muy recomendable.
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