El último mohicano

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Reseña de la novela de James Fenimore Cooper, que relata la guerra francobritánica por el control de Norteamérica en el siglo XVIII

“El último mohicano” puede servirnos de ejemplo de novela que envejece mal sin motivo aparente. Escrita en el siglo XIX, es una de las obras clave de este periodo en el que los escritores norteamericanos buscaban su identidad propia frente a la literatura británica. Así, la temática no es de extrañar, aunque sin duda sorprenderá su tratamiento.

 

La historia narra el secuestro de las hijas de un coronel inglés por los indios de una tribu aliada a los franceses, los hurones, durante los avatares de la guerra francobritánica por el control de las colonias norteamericanas. La acción se sitúa en la actual Nueva Inglaterra, un territorio todavía en proceso de colonización, en la segunda mitad del siglo XVIII.

 

Aunque la narración en sí corresponde a una novela de aventuras mucho más que a una novela histórica o a un ensayo por la dignidad de los pueblos indígenas norteamericanos, es cierto que, paradójicamente, su argumento resulta muy del gusto actual, seguramente porque ya estamos reeducados después de haber visto a los indios durante años como los malos de la película.

 

Curiosamente, parece ser que James Fenimore Cooper no destacaba por su labor documental, por lo que se achaca su magnífico retrato antropológico de las tribus indias del siglo XVIII a un conocimiento de las mismas ajeno a las bibliotecas. Sea como sea, lo que resulta indiscutible es que gran parte del interés del texto estriba, precisamente, en la viveza y crudeza con la que retrata a los indios e, igualmente, al resto de los personajes.

 

Bien es cierto que Magua, el guerrero indio que a través de su venganza contra el coronel Munro genera toda la historia narrada en “El último mohicano”, es un malo malísimo, pero su retrato psicológico es consistente, lo que da una dimensión a la novela lejana a los folletines: por horrible que sea su comportamiento, encaja dentro del alma humana y, por lo tanto, genera una empatía en el lector.

 

Así, con estas claves, la novela resulta muy emotiva, especialmente porque el drama de la desaparición de una tribu entera, los mohicanos, resulta próximo: no son seres de museo ni conceptos abstractos, sino personajes tan vívidos, gracias a Cooper, que no pueden dejar indiferente al lector.

 

Tras este pequeño análisis, a nadie le sorprenderá que la novela se adaptase por enésima vez a la gran pantalla en 1992. Del mismo modo, a nadie le sorprenderá que el viejo trampero Nathaniel Bumppo “Hawkeye” se convirtiese en un hollywoodiano galán.

 

Lo que sí que resulte tal vez más atípico es que la novela tuvo malas críticas desde su publicación, tanto estilísticas como de argumento, lo que no impidió su éxito, especialmente en Europa. Recomiendo al que se anime a indagar al respecto que lea el comentario escrito por Edgar Allan Poe sobre las habilidades novelísticas de Cooper. Reflexiones muy interesantes.

 

Autor

 

James Fenimore Cooper nació en Burlington (Estados Unidos de América) en 1789 y falleció en Cooperstown (Estados Unidos de América) en 1851. En su prolífica carrera de escritor publicó treinta y dos novelas, principalmente de aventuras, y dentro de las cuales creo una especie de subgénero en el que relata la vida de los pioneros y sus enfrentamientos con los nativos americanos.

 

Fue el más exitoso escritor norteamericano del siglo XIX, aunque su talento fue patentemente irregular. Admirado y denostado por sus contemporáneos de todo el mundo, su escritura revela una escasa formación básica que no impidió la ejecución pasajes memorables, magistrales.

 

Entre sus obras destacan: "Los Pioneros" (1823), "El último mohicano" (1826), "La Pradera" (1827), "El Trampero" (1840) y "El Cazador de Gamos" (1841).

 

Sinopsis

 

Durante la guerra francobritánica por el control de Nueva Inglaterra, las dos hijas de un coronel escocés son secuestradas por un grupo de indios hurones, quienes serán perseguidos por los últimos supervivientes de la tribu de los mohicanos junto a un viejo trampero.

 

Edición

 

El último mohicano

James Fenimore Cooper

Ediciones B, 1997

Bolsillo

 

Otras ediciones recientes

 

Círculo de Lectores, cartoné 2002

Diario el País, rústica 2005

Edicomunicación, cartoné 2006, 2001

Edimat libros, rústica 2005

Escolares, rústica 2003

Gaviota, cartoné 2001

Rialp, cartoné 2004

 

Conclusión

 

“El último mohicano” es una historia emotiva, trepidante, épica. A pesar de que su prosa no es demasiado efectiva –ya en su propia época fue criticada- la narración es envolvente. Tiene esa magia de los libros de aventuras que te permite transportarte a otra época, a otro entorno, en esta ocasión, en concreto, a los exuberantes bosques de Nueva Inglaterra, a las cruentas batallas en aquel nuevo territorio, al canto de cisne de aquella nación que se extinguía cuando todavía estaba demasiado viva: los mohicanos.

 

La calidad de la historia en sí está fuera de toda discusión: sus numerosas adaptaciones cinematográficas la avalan. Su interés como pieza dentro del puzzle de la literatura norteamericana está también libre de debate. Como lectura, depende de qué es lo que busque el lector. Si se trata de un viaje a la América colonial con tintes épicos, sin duda es su libro.

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