Hablamos del cierre de la colección y su particular situación dentro del mercado en EEUU
De ser una de las colecciones más prometedoras del sello Vertigo a ser cancelada hay un paso muy pequeño, uno del que no te salvará ni ser nominada en los Premios Hugo. Casi un año después de que se anunciara el cierre de la colección, el de Saucer Country parece el último naufragio previo al trasvase que ha experimentado el cómic creator-owned en los últimos tiempos, con los autores huyendo hacia Image en busca de mayor libertad y garantías.
Cornell y Kelly afrontaron la cancelación inminente de su obra con cierto optimismo. En Vertigo cerraban el grifo, pero la serie había obtenido un importante éxito crítico y mantenía una base fiel de lectores. Por tanto, no era cuestión de echar el cierre deprisa y corriendo, sino de dar una apariencia de fin de temporada. Así es: mientras la trama secundaria de Saucer Country, la de la carrera electoral, llega a su fin, vemos cómo el principal enigma de la serie, la presencia de alienígenas, sigue sin resolverse. Y si bien el planteamiento creemos que no puede ser más adecuado, también hay que reconocer que se percibe un —imaginamos— inevitable abatimiento en los últimos números de este segundo tomo que rebajan la frescura y el ingenio que habían marcado a Saucer Country en sus inicios.
Cornell, doblado, pero no quebrado, ya ha dado signos muy evidentes de que Saucer Country continuará. Los dio en los comentarios del post en el que anunciaba el cierre de la serie, al afirmar que estaba en conversaciones con Vertigo para obtener la cesión total de los derechos del título (el creator-owned de Vertigo no es el creator-owned de Image, como ya se empezaba a ver en 2010, no digamos ya ahora) y desde entonces los ha seguido dando sin cortarse demasiado.
Sin lugar a dudas, el paradigma del cómic de autor en Estados Unidos está cambiando. Hoy nos encontramos con dos abanderados de esta tendencia. Uno es, claro, Robert Kirkman, quien, a partir del impresionante éxito de The Walking Dead, ha creado un sello propio —Skybound— que actúa de hermano pequeño de Image y en el que tienen cabida tanto cómics escritos por él como aquellos en los que solo actúa como presentador de la trama. El otro es Mark Millar y su Millarworld, una marca que promete series limitadas espectaculares, dibujantes de primerísimo nivel, personajes uber-cools y una matraca en las redes sociales que no se corresponde siempre con el resultado final. En mayor o menor medida, la plana mayor de los importantes guionistas actuales están tendiendo a imitar esta tendencia: Hickman, Remender, Fraction, Brubaker, Gillen, Aaron o Ennis, entre otros, tienen al menos uno de sus pies en el sector creator-owned, si bien sigue siendo difícil decir que no a las garantías económicas que ofrecen DC o Marvel. Y eso sin hablar de la interesantísima The Private Eye de Brian K. Vaughan y Marcos Martín, diseñada para ser leída en tablets y encuadrada en la estrategia comercial del "paga lo que quieras".
¿Dónde deja esto a Cornell y Saucer Country? En la actualidad tenemos al guionista al frente de la colección de Lobezno junto con Alan Davis, es decir, dos ingredientes que garantizan cierta estabilidad en el número de ventas. Si a esto sumamos los ya mencionados comentarios de Cornell respecto al futuro de la colección, debemos ser optimistas, pero también pacientes. Hay señales aquí y allá que indican que Saucer Country no será solo otro buen proyecto frustrado. El día menos pensado, Arcadia Alvarado nos dirá la verdad.
Interesante artículo y buen análisis del panorama.
Yo creo que, además de los cambios señalados, influye también el hecho de que, de cara a los recopilatorios definitivos, las series de creación mensuales largas tienen la desventaja de un dibujo más apresurado y probablemente se tienda en el futuro a publicarlas en bloques para conseguir un resultado final más redondo y perdurable. Tipo Loke&Key, mediante miniseries espaciadas en el tiempo, o Grandville, directamente en tomos más o menos anuales que salen casi simultáneamente en varios países. O bien proyectos menos extensos, con algo más de protagonismo para los dibujantes, estilo Jupiter's Legacy o The Wake, en los que Frank Quitely y Sean Murray, respectivamente, aportan mucho al resultado y tienen tanto tirón como sus guionistas.
Ferrum ferro acuitur