Imperio otomano: el declive, la caída, la desaparición
Reseña de la obra de Yves Ternon publicada por Michel de Maule Éditions
Para mí, el Imperio otomano había sido siempre una gran sombra en los confines del mundo conocido. Como aficionado a la literatura decimonónica y en general a la historia del siglo XIX, oía hablar de él con frecuencia, pero siempre quedaba una idea vaga: un gran imperio oriental, que había marcado a Europa durante siglos, una gran potencia, una potencia decadente... Trabajando en mi proyecto Espejo victoriano caí sobre una expresión particularmente llamativa al respecto: el hombre enfermo de Europa. No era la primera vez que la oía, pero esta denominación atribuida al zar Nicolás I de Rusia me resultó tan intrigante que, por fin, me decidí a ahondar en la cuestión.
Tras buscar varios títulos centrados en el siglo XIX, sin éxito, terminé por encontrar Imperio otomano: el declive, la caída, la desaparición de Yves Ternon (Empire ottoman : le déclin, la chute, l'effacement en el original francés). El volumen va más allá del siglo XIX y continúa hasta la fundación de la Turquía moderna. Confiaba en que, al menos, cubriría bien el periodo que me interesaba y, en ese sentido, no me equivocaba, pero ya advierto que la mitad de sus buenas 500 páginas está dedicado al siglo XX.
La obra se presenta de un modo cronológico, lo cual es de agradecer para los que buscan, como yo, una panorámica histórica. Nos habla de la fundación del imperio tras la conquista en la Edad Media de territorios en Anatolia por pueblos nómadas, que fundarían su dinastía sobre los cimientos de Bizancio. Luego, de su expansión, de cómo sus costumbres se fueron amoldando a una nueva realidad, de cómo el territorio se amplió a través de tres continentes, de su naturaleza única. Estos primeros capítulos son fundamentales para comprender la evolución del Imperio otomano, sus leyes territoriales y religiosas y su realidad económica y social.
Así, cuando se aborda el impacto del nacionalismo y el romanticismo en el siglo XIX, impulsos que serían explotados hasta bien entrado el siglo XX por distintas fuerzas, se entiende por qué los territorios enclavados en Europa tomarían determinados derroteros y los situados en África, otros bien distintos. También qué papel jugó el Imperio otomano en el juego político de las grandes potencias de la época: Francia, el Imperio británico, el Imperio ruso, el Imperio Austrohúngaro, etc.
Evidentemente, con una única lectura no se alcanza a entender toda la magnitud y complejidad del problema, pero es más fácil entender el conflicto de los Balcanes, los intereses, por ejemplo, que tenía Inglaterra en que el Imperio otomano no terminara de desaparecer, cómo todo esto afectaría a la I Guerra Mundial, el genocidio armenio, la delicada posición de los kurdos y muchas otras cuestiones que, como decía al principio del artículo, estaban ahí, como una sombra, en los márgenes de la historia eurocéntrica que siempre he conocido.
En este sentido, Imperio otomano: el declive, la caída, la desaparición es una obra de un gran valor e interés. Asequible en su lectura, bastante completa en su exposición, aunque los aspectos meramente políticos terminen eclipsando el resto (algo comprensible, porque su extensión, si no, se hubiera multiplicado), dará una buena panorámica al lector, incluso al no iniciado.
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