Pigeons from Hell

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la adaptación de la obra de Robert E. Howard publicada por Dibbuks

Dentro de las recuperaciones del legado artístico de Robert E. Howard que está realizando Dark Horse nos encontramos con este “eslabón perdido” que, por una vez, no es de fantasía épica, sino de terror. En efecto, el creador de Conan tocó otros palos del pulp distintos a los propios de la espada y brujería, y con mucho acierto, aunque en este país permanezcan eclipsados. La obra que nos trae Dibbuks, y que incluye una buena serie de extras en su edición, es una buena prueba de ello.

La historia, actualizada a través del guión de Joe R. Lansdale, nos presenta una trama de maldiciones familiares, casas encantadas y vudú. A diferencia del original, aquí nos encontramos con una ambientación contemporánea que, siguiendo las reglas de M.R. James, hace más próximo —y por ende más eficaz— el escenario. En concreto, nos adentra en una misteriosa Louisiana, en los dominios de una antigua plantación de algodón, con su caserón roído por el tiempo, que se encuentra devorada por la asfixiante vegetación de las ciénagas.

Lo malsano del lugar, la decrepitud del edificio, el peligro latente de las alimañas y las aguas turbias está captado a la perfección por Nathan Fox (dibujo) y Dave Stewart (color). Sus ilustraciones te sumergen en el ambiente claustrofóbico y desazonante de Acadiana, la mansión que, como en todo buen clásico que se precie, han heredado las protagonistas. La iluminación, en particular, maneja a la perfección al lector, obligándolo a entrecerrar los ojos y temer los ángulos muertos, en los que, literalmente, se adivinan siluetas espectrales.

Pigeons from HellPalomas del infierno, en una traducción que, culturalmente, no nos dice gran cosa— es una historia pulp implacable y llena de dinamismo. Visualmente es una delicia de cementerios abandonados, estancias polvorientas y monstruos inconcebibles. Protagonizada por esos arquetipos del género hasta tal punto que alguna frase parece propia del cimerio, arrastra con su ritmo sostenido y con el buen uso que hace de la tensión: durante sus casi cien páginas te mantiene enganchado a la lectura aunque, a fin de cuentas, no sea más que un cuento de hoguera y campamentos.

Sí, con sus momentos gore, su inmersión en el folclore criollo, sus pinceladas del pasado de Estados Unidos y sus ecos de vudú antillano, Pigeons from Hell no es “más” que una historia de terror y aventuras sin trampa ni cartón. Maravillosa por eso mismo y por lo bien que funciona. Howard en estado puro que han sabido reinventar, con mucho acierto, en esta adaptación. Una cita ineludible para los amantes del género, para los que seguimos disfrutando con una buena historia de terror bien cimentada y mejor desarrollada.

Imagen de Daniel Leuzzi
Daniel Leuzzi
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Poblador desde: 21/06/2011
Puntos: 1668

No conocia este relato de Howard, que de todas maneras puede ser muy interesante, por mas que sea en comic.

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