O un tumulario de Brutal Ball a partir de una miniatura de Hero Quest
El origen de esta conversión se remonta muchos años atrás. Cuando conseguí mi primera edición del Blood Bowl, la segunda, la del campo de astrogranito, en contra de mi intención original enseguida sucumbí a la tentación de introducir en el terreno de juego más y más equipos de razas distintas. El problema es que en Zaragoza en la época no había muchas posibilidades de hacerte con equipos de verdad —yo solo contaba con LudoZ— y, además, en el propio Manual el de esqueletos aparecía como una conversión de miniaturas de Warhammer Fantasy.
Fue por ello, sin duda, que cometí un sacrilegio que no he podido reparar hasta hace unos años gracias a las maravillas de Internet: mutilé una buena docena de esqueletos del HeroQuest para montar mi primera versión de los Campeones de la Muerte. La verdad es que salían tan “desnudos” como los del Manual: sin protecciones, hombreras ni camisetas – mortaja desgarradas quedaban sosos, pero, al menos, iban desarmados.
Ahora que por fin me atrevo a hacer chapucillas con la masilla y que estoy convencido de que no pueden acabar peor que cuando los metí en aguarrás para borrar mi infame intento de pintarlos —casi borrándolos a ellos del mapa—, he empezado a hacerles unas conversiones sencillas.
En primer lugar, ha tocado tirar de cuchilla: había que eliminar las trazas de la guadaña que —supongo que por motivos de consistencia— iba bien pegada al cúbito y el radio del guerrero de ultratumba y, de paso, he aprovechado para eliminar la base cuadrada original para acoplar la mini a una circular de la altura estándar.
Tras este primer paso, tocaba abordar la cabeza. En un principio había pensado montar un casco con su protección facial, pero me daba pena tapar el cráneo, el cual, después de todo, es lo más interesante de la miniatura. Así, eso se ha quedado para una segunda conversión y, de momento, he adornado a mi jugador con una corona con discretos motivos geométricos. No es el colmo de la sofisticación, pero da más empaque al personaje.
A continuación tocaba el punto clave: la hombrera. Al principio pensé utilizar una de los marines de Warhammer 40.000, pero tenía un aire demasiado pesado para el frágil esqueleto. Al final, opté por uno de los adornos de los tumularios de Mantic Games como hombrera y descarté la rodillera. Por evitar que quedara demasiado minimalista, la protección la monté sobre una especie de collar funerario grueso y, a continuación, para vestir un poco la desnudez ósea del jugador y tener algún sitio para pintar los colores del equipo, o darle algún contraste, le puse alguna vendas, lo que entroncaría con su origen “khemri” dentro de cierta simplicidad.
En las siguientes imágenes se ve una comparativa de la mini, como iba quedando, con las originales y la conversión de la momia para Blood Bowl / Brutal Ball que publiqué hace ya un tiempo.
Por supuesto, un jugador de Blood Bowl / Brutal Ball sin ninguna púa o prominencia amenazante no termina de estar equipado, así que le puse una en el puño alzado. De nuevo, descarté la idea de hacer un guantelete por conservar algunos detalles de la miniatura original, así que le puse una especie de argolla – empuñadura en la que introduje la punta de una flecha (las puntas de lanza son mucho más grandes de lo que parece a primera vista).
El resultado, que podéis juzgar vosotros, me deja bastante contento porque me permite reutilizar al pobre defenestrado esqueleto, que estaba pillando polvo en la cripta. Confío, además, en que mejorará una vez pintado. No obstante, para la próxima conversión de un tumulario para Brutal Ball me meteré de lleno con el casco, algo de armadura o quizás una camiseta. También tengo intención de cambiarle la posición del brazo. Espero no mutilar demasiado al “voluntario”.
Los esqueletos son siempre tan resultones y agradecidos con cualquier conversión/mutación/amputación...
Me gusta tu estilo masillero.
Falta la mini pintada, te han podido las prisas o la vagancia de no ponerte a pintar. Con tus esqueletos he recordado que yo también tengo uno en el Blood Bowl. Es un árbitro
El pobre intenta protegerse con una triste coraza (pintada con las típicas rayas verticales blanquinegras) y un casco.
El desdichado salió de una caja de las viejas de 1300 pelas (comprada entre tres o cuatros para nutrirnos de restos).
Va en contra del "DIY" masillero pero algunos es que no damos pa más.
Ah, por si quieres intentarlo, a un amigo mío se le daba genial ponerle a los esqueletos hombreras de cráneos. Vaciaba ligeramente la parte trasera conforme al hombro del esqueleto y pegaba. Y voilá.
Y ya queda pintar con un color bien diferenciado de los huesos del esqueleto para lograr un efecto muy vistoso.
Y otra más, que tampoco es mía, colgar al cuello (con alambre o hilo) el típico escudo redondo de los esqueletos (o goblins o rodelas de enanos, etc) a modo de colgante como si fueran gansters raperos. El efecto visual es fantástico. Y si se lo pones a la espalda queda de lujo para pintar el dorsal del jugador.
Es probable emitió su esperma de una forma muy descuidada.