El chico del periódico

Imagen de Jack Culebra

Muchos temas y ninguna tesis para la vuelta de Nicole Kidman

 

Estamos acostumbrados a una cierta concreción en las películas y la ficción en general, a que las narraciones se encuadren dentro de un género, de unos mecanismos que permitan clasificarlas y guiarnos con nuestras impresiones. Pero la vida no está tan compartimentada, y parece que películas como El chico del periódico (The paper boy en el original, que tiene alguna connotación adicional) optan por ceñirse a esta realidad.

El filme de Lee Daniels, basado en la novela de Peter Dexter, nos lleva a la Florida de finales de los años sesenta y, en ese sentido, deja cierta impresión de retrato social de una época: vemos cómo el racismo y la segregación entre blancos y negros se resiste a desaparecer, la incomprensión sobre la homosexualidad, unos decorados y peinados que nos recuerdan a Aquellos maravillosos años... Sin embargo, ninguno de estos puntos termina de desarrollarse, aunque se traten con acierto.

Del mismo modo, la trama se teje en torno a una investigación periodística relacionada, además, con los derechos civiles y las condenas a pena de muerte— que termina convirtiéndose, hasta cierto punto, en policíaca. Pero, igualmente, tampoco se profundiza en este punto, hasta el punto de que al final hay que unir muchas piezas sueltas para hacerse una idea de quién ha podido ser, o no, el asesino del crimen que se revela nada más arrancar el metraje.

Tampoco la trama subyacente, la de la sexualidad naciente del protagonista —interpretado por Zac Efron—, que ha perdido a su madre y cae enamorado de la mujer madura y conflictiva —encarnada por Nicole Kidman—, llega a adquirir un protagonismo claro. Es como si hubiera muchos elementos interesantes en el aire y el director se negara a centrarse en uno de ellos hasta las últimas consecuencias, lo que deja una sensación de incompletitud que se acentúa con el salvaje final —otra salida de tono que hace bascular el filme hacia el terror de un modo insospechado y algo abrupto—.

A pesar de esta ausencia de tema conducido hasta una tesis, o al menos hasta una resolución completa, El chico del periódico es una película entretenida y bien realizada. Los actores hacen un buen papel —como es el caso de Kidman, que sin resultar sobresaliente se marca un par de escenas muy, y deliberadamente, impactantes— que en algunos casos, como el de John Cusack llega a ser sobresaliente.

Quizás el único lastre sea ese deseo de hacer una película poco canónica —como denotan algunas escenas y trucajes que están entre lo innecesario y lo epatante— sin que quede muy claro al espectador el porqué.

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