Jack el Destripador, la historia definitiva
Reseña del libro de Paul Begg sobre el conocido asesino de Londres
Dentro de mis labores de documentación para el universo de Espejo Victoriano, sabía que tarde o temprano iba a tener que abordar el funesto y popular episodio de Jack el Destripador. Reconozco que era una tarea que me daba especial pereza porque no me interesan particularmente los juegos deductivos en torno a su figura ni las conspiraciones que se han elaborado a partir del mismo y, además, he encontrado pocas utilizaciones narrativas del personaje que me hayan seducido por completo. No obstante, me parecía un elemento insoslayable dentro del imaginario decimonónico del horror. Después de todo, me fue presentado como un monstruo clásico desde que era niño.
Con estas predisposiciones en contra, Jack el Destripador, la historia definitiva (Jack the Ripper, the definitive history en el original inglés que he leído), a pesar de su rimbombante título, se ha revelado un magnífico acierto. Voy a intentar explicar por qué.
Esta obra, aunque se organiza de un modo cronológico, no se limita a presentar los hechos acompañados de un somero análisis y una serie de hipótesis. Bien al contrario, hace un análisis profundo de la sociedad y la estructura de la Inglaterra de la época, francamente completo, original y bien documentado, con perspectivas insospechadas pero bien argumentadas.
Está presentado por bloques temáticos que preceden o suceden a los episodios dedicados a los crímenes de tal forma que permiten al lector entender la realidad de la época y las implicaciones que dichos terribles eventos tuvieron para quienes los vivieron. Así, por ejemplo, el primer capítulo está dedicado al East End, la barriada pobre que fue escenario de buena parte de esta tragedia, para que en el segundo, centrado en Emma Elizabeth Smith, el lector sea capaz de situarse con más precisión en dicho lugar.
De esta manera, no solo avanzamos en la cronología de los asesinatos, sino en la comprensión del tiempo y el lugar en el que se cometieron. Hay fragmentos dedicados a la jerarquía policial, otros al tratamiento realizado por la prensa, algunos a la situación política o al antisemitismo reinante, así como otros dedicados al papel de la mujer y la sexualidad dentro de la sociedad victoriana, incluidos pasajes sobre la trata de menores para prostíbulos en el continente. En conjunto, es una obra magnífica para conocer los entresijos de la época a partir del hilo conductor de los crímenes del denominado Jack el Destripador.
Quizás para algunos lectores ese sea precisamente el punto débil: el espacio dedicado a las hipótesis, deducciones y contraste de teorías es relativamente reducido en una obra que, a priori, hace de estos crímenes no resueltos su razón de ser. En mi caso, por el contrario, me ha parecido muy bien equilibrado e interesante en su enfoque, lejos del sensacionalismo que cabía esperar y con una aproximación histórica muy pertinente y bien expuesta.
Con estos elementos, Jack el Destripador, la historia definitiva me ha resultado la obra perfecta para lo que estaba buscando, además de haberme hecho disfrutar mucho con su lectura gracias a la claridad en la exposición de Paul Begg y su capacidad de recrear la atmósfera del momento. Este, por cierto, es al parecer uno de los grandes expertos en el personaje.
En definitiva, un libro muy recomendable.
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