Némesis
Reseña de la miniserie de Mark Millar y Steve McNiven publicada por Panini
A pesar de haber sido la firma más influyente en la editorial durante los últimos diez años, el trabajo de Mark Millar para Marvel perdía interés de forma progresiva. Tras llegar con estruendo al Universo Ultimate y responsabilizarse del evento más importante de la compañía en los últimos veinte años -Civil War-, Millar ciñó su trabajo a cómics más tradicionales -pero espléndidos también-: primero la saga Enemigo del Estado en Lobezno, después la extraña trilogía formada por 1985, Old Man Logan y Los Cuatro Fantásticos. Finalmente, volvió a los Ultimates para intentar devolver el brillo que él mismo había dado a este título antes de la labor de ese caballo de Atila llamado Jeph Loeb. Sin embargo, el estropicio causado por este y el conflicto que se ocasionó entre Millar y Marvel a causa de las tramas vampíricas de los Ultimates y los X-Men llevó a que esta segunda etapa del guionista al frente de estos Vengadores alternativos resulte, en el mejor de los casos, un pálido reflejo de las sagas originales.
De forma paralela, Millar concibió para el sello Icon de Marvel la famosísima Kick-Ass, en la que, ahora sí, reencontrábamos la mala baba y el espíritu punk que tanto fascinó al aficionado medio en The Authority, Wanted o los dos primeros volúmenes de The Ultimates. El rumbo estaba claro: Mark Millar iba a dejar de escribir colecciones ajenas (la última, el crossover Ultimates vs. Ultimate Avengers, está aún pendiente de publicación en España). Némesis sería la confirmación de ello.
La idea que planteó el siempre polémico Millar (siempre en perfecto equilibrio entre la creación de hype y el vendeburrismo) a la hora de presentar su última creación era bien simple: pensemos en un Batman malvado. Que el hombre más ingenioso y válido del planeta sea un sociópata que diseñe sus cruentos planes con una precisión milimétrica. Que le encante matar policías. Que quiera matar al más honesto y duro de todos ellos sin que le importe eliminar de paso a media ciudad. Más allá de la deseada polémica con DC por distorsionar indisimuladamente a uno de sus mayores iconos, nadie podía negar que semejante idea en manos de un Mark Millar con ganas podía dar mucho juego.
Y así es. Los cuatro números de Némesis (que Panini recopila en un tomo de tapa dura con portadas alternativas y texto introductorio) se suceden como un tiro. Empieza en lo más alto y de ahí no baja. La acción es desenfrenada, salvaje (aviones abordados que se estrellan en plena ciudad contra camiones cisterna repletos de combustible, ese tipo de cosas), los diálogos recobran el filo de trabajos anteriores de Millar, todo es hiperbólico, gamberrísimo, un blockbuster de acción modélico, construido a partir de una pirueta argumental sobre otra sobre otra sobre otra. Además, a diferencia de su otrora amigo Grant Morrison, Millar siempre se rodea de dibujantes espectaculares. En este caso, repite con Steve McNiven (ya trabajó con él en Civil War y Old Man Logan), quien, para la ocasión, decidió ocuparse él mismo del entintado. El resultado final es mucho más sucio que el de trabajos anteriores del artista, más descarnado y acorde con la historia que se cuenta. Lo que sí mantiene es la facilidad para dotar a sus dibujos de un perfecto dinamismo, justo lo que necesita esta trama tan cinética.
Y si polémica fue la declaración de principios, polémico es el desenlace, que ha provocado la ira de no pocos aficionados al sentirse estafados por él. Lo cierto es que se trata de una conclusión que se mantiene fiel al espíritu de la miniserie y que, además, sirve al mismo tiempo de colofón del primer volumen y de presentación de lo que es verdaderamente Némesis (mientras se escriben estas líneas, Millar y McNiven trabajan en el segundo volumen de esta cabecera).
Si Millar ha tenido que dejar de ser el chico de oro en Marvel para recuperar la ilusión y la inspiración que logró en los trabajos que le hicieron famoso, bienvenidos sean cómics como Kick-Ass, Superior, Supercrooks o este apabullante Némesis, toda una indecorosa y fresca bofetada en el esclerótico panorama de los superhéroes.
- Inicie sesión para enviar comentarios