Por un puñado de dólares
Explicar el éxito de Mark Millar es explicar el triunfo del fan. Todas sus obras contienen aquello que todo fan del comic querría ver hacer a sus personajes preferidos. A ese conocimiento vastísimo del comic (y de la cultura popular en términos generales), Millar añade una facilidad innata para crear espectáculo y diálogos que son pura dinamita y, por último, un sentido del humor negro y socarrón muy propio de la escuela británica de la que procede.
Tiene las ideas locas de Grant Morrison, pero no sus ansias trascendentes, la mala uva lenguaraz de Warren Ellis, pero no su diarrea mental, y el gusto por la violencia hiperbólica y descerebrada de Garth Ennis, pero también una contigencia emotiva de la que éste carece.
Parece que esta conjunción llamada Mark Millar era la piedra filosofal que andaba buscando el comic mainstream y Hollywood se ha dado cuenta de ello, lo que ha convertido a éste en la nueva estrella del rock. Con Wanted vieron el filón y ahora no quieren esperar más. Las productoras se rifan sus nuevos proyectos cuando apenas ha sacado un par de números porque, afilados sus colmillos por una crisis que ya no cesará, ven claro lo que va a ser un taquillazo seguro. Y no les importa que, fruto de esta premura, el sentido intrínseco de la obra se desvirtúe, como ocurre con Kick Ass, extraño fenómeno que sigue al pie de la letra el comic original hasta que se quedan sin más material de partida, dados los retrasos de Millar y Romita Jr.
A partir de ese momento, y, me supongo, guiados sólo por las líneas generales dadas por Millar, los responsables de la película se distancian de la hipérbole violenta y cómicamente trágica que estaban adaptando para decantarse por un tratamiento de superhéroes manido y, lo más grave, por un final feliz que es una traición en toda regla al espíritu destroyer con el que sí se remataría, poco tiempo después, el comic book de Kick Ass.
Lo que queda es una película palomitera, bien rodada, pero sin coherencia interna, un taquillazo tan provocador en apariencia como castrado en la realidad, pero taquillazo al fin y al cabo.
Lo que pudo ser, está en las librerías. Se llama Kick Ass y es el tebeo que siempre has querido escribir. Como pasa con todos los de Millar.
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Tengo pendiente pillármelo, porque me llama mucho la atención. La película, como me pasa con muchas adaptaciones, me da algo más de miedo, pero igual termino dándole una oportunidad.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.