Dragones y mazmorras

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Cuando los juegos de rol invadieron las pantallas... y no nos dimos ni cuenta

De niño, uno no se plantea realmente de dónde salen las cosas. Las acepta sin más y las asimila como buenamente puede dentro de su particular imaginario. Cuando llegó a las televisiones de nuestro país la serie Dragones y mazmorras, los juegos de rol eran los grandes desconocidos del público en general, y con esto no me refiero a que no jugaran, sino a que ni siquiera tenían noticia de su existencia.

Esto no fue ningún impedimento para que el fantástico universo que se presentaba sedujera de inmediato a toda la chiquillería. Podíamos no saber quién era Gary Gygax o qué quería decir Dungeons & Dragons, pero sí conocíamos (aunque hubiésemos ido solo un par de veces) los parques de atracciones y éramos capaces de imaginar lo que supondría encontrarse en un mundo mágico tras entrar en la cueva del terror.

La serie (y por supuesto los cromos que la acompañaron) nos embelesaron: aventureros con armas mágicas, monstruos de todo tipo (incluso un dragón con cinco cabezas), criaturas fantásticas y miles de lugares encantados, desde aberrantes laberintos a terroríficas fortalezas dignas de Skeletor. ¿Qué podía importar que no entendiéramos algunos detalles? Para un niño es tan difícil de aceptar que un héroe (Eric) pudiera ser un “pedante” (con las risas consiguientes que nos suscitaba) como que el mentor de los buenos tuviera pinta de sapo y fuera, nada menos, que el Amo del calabozo.

La semántica no era nuestro fuerte y, por lo tanto, en absoluto nos parecía un carcelero, ni nada semejante. Era un título como cualquier otro. Hay que reconocer que estuvieron hábiles con las traducciones, porque Dragones y mazmorras suena mucho mejor que Dragones y calabozos, y creo que muchos hemos tardado en caer en la cuenta de que el Amo del calabozo no era otro que el dungeon master. Tampoco, incluso al descubrir luego el D&D (o al leer los librojuegos de Dungeons & Dragons), establecimos paralelismos obvios entre las partidas y la serie, aunque el planteamiento es idéntico: búsqueda, escenario y enfrentamiento.

Sobre la serie, hay que decir que ha envejecido bien. Dentro de lo que son las series infantiles, redescubrir las historias es de lo más entretenido. Eso sí, el doblaje sudamericano, quizás por mis recuerdos remotos de la infancia, me sigue resultando mucho más agradable: el español, que ni recordaba haber oído, me suena falso, como si no fueran las voces auténticas ni, por supuesto, el modo adecuado de hablar en un mundo mágico paralelo.

También me he llevado algunas pequeñas sorpresas. En mi memoria distorsionada por el paso del tiempo, había anclado la idea de que la historia inicial se veía en algún capítulo, más allá de en los créditos, pero parece que ha sido solo un espejismo que me puedo cansar de perseguir... tal y como les ocurre a los protagonistas con el camino de vuelta a casa. No llegaban nunca, ¿no?

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Alexgodmir
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 61

Cómo olvidar esta serie, con todas sus imperfecciones (doblaje latino que patinaba en ocasiones, reiteración de "escenas" en guión algo cojo...). Me encantó y tengo un grato recuerdo. De hecho creo que fue una de las razones por las cuales comencé a leer de fantasía (como Mazinger Z y posteriormente Robotech hicieron lo propio con la ciencia ficción).

A veces va bien echar la vista a atrás.

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Sechat
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Puntos: 747

 La serie de mi infancia que más añoro. A pesar de sus defectillos je, je. Sigo aún a la espera de ese capítulo final que nunca llegó. Gracias por rescatarla del olvido.

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Telcar
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Puntos: 340

Añoro esas sobremesas del domingo con la tele delante, viendo la serie. Me gustaba mucho, a pesar de lo repetitivo de los finales (no tanto del desarrollo).

De aquella no tenía ni idea de lo que era Dragones y Mazmorras, ni el rol, ni nada, aunque no tardé en verme enfrascado con los libros de tapa negra de elige tu propia aventura.

Buenos tiempos, pero hemos madurado mucho...yo lo noto en que de aquella me gustaba la fogosa morena acróbata, y muchos años después prefiero a la pelirroja, más tranquila y recatada.

"Nunca tantos, debieron tanto absolutamente a nadie"

Ser Huinston Chungchil

 

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Puntos: 11613

 por que los guionistas odiaban al heroe principal (el rubio) y le dieron un arco que lanzaba flechas de fuego que no valian para nada mas que para encender hogueras?

El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes, la virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria - Winston Churchill.

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