I y II Concurso de relato histórico Hislibris

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Reseña de la antología del susodicho certamen publicada por Ediciones Evohé

Antes de reseñar con algo más de detalle cada uno de los relatos que componen este volumen, me gustaría dar una pequeña panorámica sobre una antología que me ha resultado harto entretenida. Este libro, que toma el nombre del concurso homónimo, recopila una selección de textos ambientados en muy dispares momentos de la historia. El tratamiento de los temas y el foco de interés varían considerablemente, pero la calidad es bastante homogénea.

La sensación que deja el libro es muy grata. Son pequeños viajes a momentos históricos clave que devienen de especial interés bajo la hábil pluma de los autores. La edición, como es habitual en Evohé, está muy cuidada, y la larga selección hace que el libro tenga material para gustar a todo tipo de lector con tal de que esté mínimamente interesado en la historia.

La antología, tras una breve introducción en la que se explica el origen del libro y la mecánica del concurso (activo en estos momentos), empieza con El fenicio de Eutresis, obra de Luis Villalón. Nos encontramos con un relato de corte humorístico que, de paso, nos da una visión peculiar de la vida en tiempos de sempiterna guerra. A pesar de tirar de comedia, no se trata de un relato hecho con ligereza, como pone de manifiesto su estructura. Una obra que permanece en la memoria y que resulta tan divertida como amena.

Le sigue una con un registro totalmente opuesto: La prisionera de Lichterfelde, de María R. Gómez Iglesias. La autora nos enfrenta con un relato de gran calado que, al tiempo que nos muestra parte de la vida cotidiana del partido nazi, expone el drama de una mujer atrapada en la violencia doméstica. Escalofriante y terrible.

El mal de Fortún Sánchez, de José Manuel Aparicio, sigue la misma línea terrible, aunque el enfoque, que recuerda en algo a los relatos decimonónicos, hace que resulte menos crudo, más exótico y de aventuras, por decirlo de algún modo. En cualquier caso, la historia atrapa aunque, como en la vida, dé cierta sensación de brusquedad.

Dos grandes hombres, una ucronía ambientada en Filipinas escrita por Raúl Borrás San León, es la encargada de tomar el relevo, y también una de estas historias que te deja con ganas de más, de mucho más. Francamente, espero que el autor se anime a escribir, al menos, alguna novela corta con este escenario, que maneja con mucho acierto, sobre todo en el apartado bélico. La única pega es que en algunos momentos da la impresión de que todo queda algo comprimido.

Con El último mártir, obra de José Alexander Rodríguez Leudo, he conectado menos a causa del uso de las comas (un hecho que se ha repetido en otros textos). El relato ha escogido un tema de gran interés y consigue hacer un retrato efectivo del escenario. El final cierra con mucha fuerza un relato en el que no tenía demasiadas expectativas.

Quien a hierro mata, a hierro muere de Manuel J. Prieto es algo irregular. Deja la impresión de que el autor ha corrido demasiado a la hora de desarrollar los personajes, lo que quita verosimilitud a la narración. Por el contrario, el escenario y el suceso histórico han sido muy bien elegidos: las historias de conspiraciones y asesinatos en el vieja Europa siempre tienen su encanto.

En Sobre el triste y verdadero final del romance entre María y Rodolfo, de Norberto Zuretti, nos enfrentamos a uno de los temas más originales de la antología: los secretos de un ¿suicidio? en el siglo XIX. Lástima que la prosa me haya resulta particularmente floja, la peor de la antología con diferencia.

Cambiamos de registro con Cautivos del turco, una historia de Urogallo de Hislibris que nos presenta las aventuras de un grupo de corsarios en tierras del infiel. A pesar de lo ambicioso del despliegue (hay viajes, escenarios exóticos, aventuras, combates, etc.), el relato está resuelto con soltura y el tono del narrador en primera persona funciona a la perfección sin importar lo manido del recurso. Un relato muy sólido y bien llevado.

La Historia secreta, de Salvador Felip, emprende un camino muy distinto: con la excusa de un encuentro fortuito, el autor reflexiona sobre la historia y cómo los hechos quedan en ella consignados, reelaborando al mismo tiempo un interesante momento de la confrontación entre bizantinos y turcos.

En Una suerte de ideales, de Carlos Benítez Trinidad, nos encontramos con la primera incursión en la Guerra Civil española y con un relato intimista en el que se despliega muy buen hacer narrativo. La prosa es de las más originales de la antología y combina con acierto la levedad de los recuerdos con el impactante peso de la realidad inmediata. La narración en dos niveles da una fuerza muy a valorar en un relato de este tipo.

Juan Luis Gomar Hoyos nos presenta a continuación La última noche de Atenea Virgen, otro relato de los que permanecen en la memoria. Sin duda, un concurso como este era el marco ideal para presentarlo, pues ¿quién mejor que los participantes para entender la pasión que se puede llegar a sentir por la historia? La imagen final, antológica.

Els fills de puta de Benimaclet, de Txema Gil, nos desvela el origen de una particular tradición al tiempo que nos muestra la sociedad del levante español en tiempos de moriscos. El autor muestra en sus páginas una gran habilidad para introducir información sin lastrar la trama, aunque en ocasiones se deje llevar.

Crónica de una invasión, de Antonio Polo González, es un relato que deja menos poso. En él se nos narra de un modo original, desenfadado, algunos episodios de guerra, desembarco de ingleses en la península incluido, pero no se llega a palpar ni tensión, ni épica, ni nada reseñable, a pesar de resultar ameno.

En la historia de Ex uno lapide, de Manuel J. Prieto, asistimos a un momento mágico: cuando Miguel Ángel asumió el desafío de esculpir su obra magna, una que estuviera por encima de las obras maestras de la Antigüedad. Es un relato muy equilibrado y con mucha fuerza evocadora, y que se cierra de un modo magistral. De los que más he disfrutado de la antología.

Retorno al horror, de Javeri Veramendi, nos transporta de vuelta a la II Guerra Mundial. Se trata de un relato muy humano desarrollado sin caer en tópicos ni recursos sensibleros pero que, al mismo tiempo, cala muy hondo en la sensibilidad del lector. Otro magnífico relato que deja escenas grabadas en la memoria.

A continuación, La partida, de Juan Carlos Garrido, nos lleva de incursión a lo más violento de la Edad Media. Es un relato sin concesiones que, al mismo tiempo, mantiene un tono elegante en su exposición. Resulta particularmente ilustrativo de cómo debían ser las escaramuzas en tiempos de la Reconquista.

En un registro totalmente distinto, Venecia oscura, de Félix Royo Silvestre, nos deleita con la ambientación. Este enfoque lo convierte, también, en uno de los relatos más originales de la antología. El autor consigue sumergirnos en los contrastes de Venecia y recrear, al mismo tiempo, una atmósfera inquietante y opresiva.

Ya en la recta final, otro relato angustioso: Historia paralela, de José Alexander Rodríguez Leudo, la crónica de una epidemia de tisis que se mezcla con otra, la de la guerra. El autor consigue en un particular tapiz acercarnos tantos las vicisitudes personales del protagonista como hacernos partícipes del terrible conflicto que supuso la guerra de la independencia cubana y la posterior invasión estadounidense.

Y de cierre, quizás el relato que más me ha gustado del libro: Las últimas voluntades de la camarada Soledad, de Pedro Escudero Zumel. La humanidad y el ritmo narrativo que encierran sus páginas son memorables. De nuevo, una historia, esta vez ambientada en la Guerra Civil española, que deja con ganas de más. Espero que el autor nos brinde novela al respecto en algún momento. Bravo.

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Giliath Luin
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...vaya, lo que ha evolucionado Hislibris. Yo comencé a participar en Hislibris cuando era una web de unos 100 usuarios. Ahora es un monstruo en el terreno de los portales bibliográficos.

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juanrio
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Enhorabuena por la reseña, buena lectura sin duda. Yo he tenido el privilegio de ser jurado en el I concurso y participar en el II y, tras leer todos los cuento del III, tengo que decir que el nivel ha subido muchísimo, desde luego año a año esto va mejorando y creciendo.

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u-shin
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 Yo he participado también en el concurso Hislibris y el nivel es altísimo, la verdad. Hay allí mucho erudito historiador, y la peña escribe muy muy bien. 

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