La madriguera del Gusano Blanco

Imagen de Patapalo

Reseña de la última y extraña novela de Bram Stoker, el conocido autor de Drácula

La madriguera del Gusano Blanco es una novela singular. Se trata de la última obra de Bram Stoker, quien, recordemos, murió poco después víctima de la sífilis delirando aquello de ¡Strigoi! (vampiro) mientras señalaba un rincón de su habitación. Sería aventurado sugerir que la locura se filtra ya en esta última novela del autor, pero tampoco descabellado viendo su extravagante composición.

La misma comienza con un planteamiento clásico y decimonónico: un joven australiano -de las “colonias”- va a visitar a su anciano tío lejano a su propiedad en Inglaterra. Ésta es una vetusta mansión enclavada en una zona salpicada de ruinas medievales y prerrománicas que resultan de lo más sugerente para el lector romántico y que tejen un escenario más que apropiado para una novela de terror.

 

A continuación se va planteando la historia, de corte también clásico, con una figura que encarna desde el principio el mal -un potentado que resulta el noble preeminente de la región y que vuelve a casa entre rumores de lo más sórdido- y una leyenda en torno a la historia del Gusano Blanco. En principio, y aquí es donde las cosas empiezan a volverse, más que confusas, deslavazadas, son dos tramas distintas, que, a pesar de todo, confluirán hacia el apocalíptico final. Y digo más que confusas deslavazadas porque, en realidad, lo único que no está claro a lo largo de la novela es a dónde quiere ir a para Stoker. El resto, transparente como el agua.

 

En “La madriguera del Gusano Blanco” da la impresión de que el autor ha querido meter demasiados elementos en la trama, y al final ésta pierde consistencia. El gusano ancestral reptando por la comarca, el terrible noble malvado obnubilado por los experimentos más siniestros y arcanos, la mujer fatal víctima de alguna maldición, el indígena más malo que el infierno, el mesmerismo, la brujería... todo parece tener cabida en la novela, pero el autor se resiste a que ningún elemento precipite el final aun cuando la lógica impondría lo contrario.

 

Quizás a causa de la diferencia de mentalidad entre épocas, la narración resulta difícilmente creíble en más de un momento, sobre todo porque da la impresión de que los protagonistas sólo están ahí para verlas venir durante doscientas páginas, esperando al explosivo final sin ningún motivo aparente -porque los “malos” no son, ni mucho menos, discretos-. Además, esta diferencia “generacional” hace que haya “perlas” de lo más chocante, entre las que se lleva la palma el racismo feroz de los protagonistas -el brujo negro resulta vilipendiado por buenos y malos más por su origen racial que por su maldad-. El conjunto, que no deja de tener interés antropológico, se sostiene peor como historia.

 

Desde luego, hay pasajes en los que se ve la habilidad del autor, y multitud de detalles sueltos que hacen volar la imaginación y crean microescenarios de lo más interesante, pero la novela en sí no resulta un acierto. Quizás hubiera sido mejor que Bram Stoker hubiera desarrollado varias historias sueltas, o que hubiera dejado, sin más, sus apuntes para la posteridad.

 

Autor

Bram Stoker nació en 1847 en Dublín (Irlanda) y murió en 1912 en Londres (Inglaterra). Fue durante diez años funcionario y crítico teatral, hasta que se marchó de Irlanda en 1876 como secretario y representante del actor inglés Henry Irving, con quien dirigió el Lyceum Theatre de Londres.

Entre sus numerosas obras destacan: "El desfiladero de la serpiente" (1890), "Crooked Sands" (1894), "Drácula" (1897), "Miss Betty" (1898), "La joya de las siete estrellas" (1903) y "La madriguera del gusano blanco" (1911).

Sinopsis

 

Un joven australiano se desplaza a Inglaterra a conocer a un anciano pariente. En su viaje descubrirá algunos terribles misterios ocultos bajo la ancestral tierra británica.

 

Edición

 

La madriguera del Gusano Blanco

Bram Stoker

Valdemar, 2001

Rústica

 

Conclusiones

 

“La madriguera del Gusano Blanco” es una obra curiosa, y sin duda interesante para los interesados en el autor y su producción literaria. También resulta apasionante como último coletazo del romanticismo tétrico decimonónico, y como compendio de ideas para desarrollar relatos, pues Stoker, es innegable, tiene una gran capacidad de sugestión.

 

Sin embargo, el que espere encontrar una novela sin más, una lectura entretenida y sólida en su conjunto, puede quedar muy desilusionado por muchos detalles. Principalmente, podemos decir que la trama no se sostiene, y los personajes tienen comportamientos ilógicos en muchos casos. Hay puntos álgidos en la historia, pero parece que los hayan puesto sin ton ni son.

 

De este modo, tenemos una novela más interesante como curiosidad que como obra literaria en sí. Su lectura, personalmente, me cautivó, pero más como alguien interesado en la época que como lector.

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