Walking dead, el paradigma de la historia de zombis

Un comentario sobre esta serie de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard, de la cual he leído el primer tomo publicado por Delcourt: Passé décomposé (pasado descompuesto)

Ahora que estamos en pleno auge de la fiebre zombi, parece muy apropiado hablar de esta serie, cuyo inicio se remonta al 2003. No me atrevería a decir que es un clásico del género, pero sin duda es un cómic muy apreciado, puesto que no es raro que te lo recomienden los aficionados a las plagas Z. A mí, por lo menos, me lo recomendaron varias veces, y así es como me hice con este volumen publicado por Delcourt, el cual cubre un primer arco argumental (llamado Passé décomposé en francés, que vendría a ser un juego de palabras entre la naturaleza pútrida de los zombis y el tiempo pasado: pasado descompuesto, me he permitido retitularlo para la entradilla).

Clásico o no, lo que está claro es que es un cómic paradigmático del género. Es algo que se ve desde el mismo arranque, en el que nos encontramos al protagonista despertando de un coma y encontrándose, para su sorpresa, en un hospital abandonado por culpa de la plaga Z. Seguro que a más de uno le suena el planteamiento. Hay que decir que la cosa funciona, pues así podemos situar al protagonista, que será también, en cierto modo, el narrador, puesto que toda la historia pasa por sus ojos en una tercera persona subjetiva, en mitad de todo el sarao sin necesidad de desarrollarlo poco a poco (lo que aumenta la tensión argumental).

Lo interesante de esta serie es, a mi parecer, precisamente eso: que no busca ninguna vuelta de tuerca extraña. Es una historia de zombis, sin más, pero desarrollada con calma y sin complejos. De momento, ya sólo en este arranque, vemos cómo los supervivientes se enfrentan al horror de buscarse el porvenir en un mundo plagado de muertos vivientes cuando el gobierno, de momento, no da señales de vida, y como se generan tensiones en torno al mando y las decisiones. La supervivencia y las relaciones interpersonales son las que llevan el peso de la trama, y el suspense es el ingrediente principal, y está bien dosificado. Por ese lado, sólo me caben elogios para el guión de Robert Kirkman.

En consonancia va el dibujo de Tony Moore y Charlie Adlard, muy comiquero y dinámico, y, en cierto sentido, sobrio (aunque sólo en cierto sentido, ya que las panorámicas de zombis o las escenas en las que éstos cierran sus tenazas en torno a los supervivientes son bastante sobrecogedoras, y no son las únicas en esta línea). Se trata de un trabajo efectivo y agradable, que conduce bien la historia sin buscar ser especialmente llamativo.

El conjunto es un cómic que da lo que se le pide cuidando la calidad en vez de preocuparse por innovaciones que, estoy seguro, dará la propia historia a su ritmo. O que quizás no dará. En el fondo, da igual, ¿no? Cuando uno se pone a leer Walking dead es para meterse en una historia de zombis, sin más. Y esta es una historia ejemplar dentro del género.