Powers: para siempre
Reseña del cómic de Brian Michael Bendis con ilustraciones de Michael Avon Oeming
Desde que se asumió que los cómics no se dejan de leer en la adolescencia, han sido presentadas muchas reinterpretaciones del universo mítico de los superhéroes. Tantas, de hecho, que cuando nos encontramos con otro "nuevo enfoque" se puede llegar a desconfiar preguntándose cuál será la siguiente vuelta de tuerca, y para qué la habrán dado. Powers, al menos en este volumen, no peca de ello, o, en cualquier caso, su intención no es venir a renovar el género o a reflexionar sobre el mismo, sino, simplemente, a contar una historia en la que se acepta la existencia de los superhéroes en nuestro acerbo cultural y se integra con otras ramas del mismo. En concreto, relato policíaco de género negro y parafernalia superheroica son los dos ingredientes principales para la pócima que nos han cocinado.
No son, sin embargo, los únicos. En Powers: para siempre asistimos con estupor a la conjunción de muchos de ellos, desde el impresionante inicio homenaje a 2001: Odisea en el espacio (con el aparentemente famoso episodio de los monos fornicadores) hasta el cierre de novela negra pasando por guiños a la fantasía épica más howardiana. Lo más satisfactorio del recorrido es, en cualquier caso, la pertinencia del mismo y la habilidad para explotarlo: no se trata simplemente de decir "esto nos gusta y lo metemos" sino de encontrarle un sentido narrativo y sacarle todo el jugo. La propia reflexión sobre una enemistad milenaria en un escenario que acepta la existencia de superhéroes es ya sobresaliente, y está llevada con mucha maestría.
La estructura del cómic es también destacable. Gracias a la recopilación realizada por Panini Comics se puede disfrutar, de hecho, más que si hubiéramos tenido que esperar un mes entre cada entrega. De este modo, es más fácil percibir los esquemas recurrentes y cómo el guión de Brian Michael Bendis construye la narración a base de dejar detalles por el camino de un modo sólido y gradual. Los cierres de combates eternos también expresan con mucha fuerza el clásico continuará... poniendo de manifiesto una buena conjunción entre el aspecto gráfico y la historia que sirve de telón de fondo.
Sobre las ilustraciones de Michael Avon Oeming cabe comentar que remiten también a imaginarios modernos, como el desarrollado en la serie televisiva de Batman de Bruce Timm y Eric Randomski o el pergeñado por Mike Mignola en su Hellboy: son dibujos que buscan un gran dinamismo y una buena expresividad sacudiéndose las convenciones más clásicas sobre proporciones o referencias fotográficas. Las luces y los trazos son los que llevan la batuta y hacen cantar a la historia. Personalmente, creo que encajan muy bien con el estilo buscado y le dotan de mucha fuerza.
El conjunto es muy efectivo y consigue enganchar al lector. No conozco el resto de los volúmenes de la serie pero, sin duda, me he quedado con ganas de más, de mucho más, aunque la historia sea independiente y autoconclusiva.
Sinopsis (Cortesía de Panini Comics)
La serie más personal de Brian Michael Bendis, de nuevo en España. Este primer tomo, a la par que retoma la historia allá donde se quedó, se presenta como un punto de partida perfecto para nuevos lectores, ya que ofrece… ¡El origen de todo! El comienzo de la humanidad y de los seres superpoderosos que habitan entre ella, al descubierto. Acompaña a un guerrero solitario en su viaje a través del mayor descubrimiento jamás realizado, en una edición llena de extras.
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