Cuentos asesinos
Reseña de la antología de Pierre Dubois publicada por Hoëbeke
Cuentos asesinos (Comptines assassines en el original francés, término que resulta menos ambiguo y que se refiere directamente a los cuentos de hadas o infantiles, no a los relatos breves) es una antología de Pierre Dubois en la que se revisita el imaginario popular de los cuentos desde una óptica siniestra.
La receta no es particularmente novedosa, pero en el caso de Dubois viene con el aval de su bagaje cultural y de su experiencia como escritor: es autor de varios compendios de criaturas fantásticas, cuentos populares y demás en la misma editorial Hoëbeke. Hasta su propio apellido parece un guiño a este género fantástico: "Dubois" quiere decir "del Bosque". Desde luego, hay que reconocerle un gran conocimiento de causa que, además, sabe aplicar bien.
Las historias recogidas en Cuentos asesinos nos presentan a la consabida Caperucita Roja, al Gato con Botas, la Bella Durmiente, la Cenicienta, Barbazul... pero también a algunos menos habituales por nuestras latitudes, como Humphrey Dumpty o Mamá Oca, o incluso algunos personajes que difícilmente hubiéramos metido en este saco, como el Conde Drácula o Sherlock Holmes (que protagoniza una historia de lo más inesperado con espiritistas de por medio). De alguna manera, no obstante, el autor consigue un tono uniforme, como si los hubiera integrado en su propia mitología para crear un todo coherente. Desde luego, no son los personajes originales, pero Dubois consigue jugar bien con sus esencias.
El tono uniforme también debe mucho a la prosa. En una época en la que nos hemos habituado a lo funcional y lo minimalista, sorprende cómo el autor opta por los juego de palabras (a veces extendidos hasta más allá de lo razonable), la musicalidad de las palabras, los malabarismos con la estructura... por todos esos efectos en la prosa, en definitiva, que denotan un gran interés por su lado estético más allá de su lado funcional. Personalmente, encuentro que se trata de una vía meritoria y que sintoniza bien con el aspecto cuento, aunque en ocasiones pueda resultar excesiva y, desde luego, no apta para todos los lectores.
En cuanto a las historias en sí, son más efectistas que sorprendentes o redondas. El autor demuestra una gran imaginación, pasión por el escenario y por la estética de este y de los personajes, pero se revela mucho menos interesado por cerrar las historias de un modo rotundo: en cuanto traza la ruta, es fácil saber a dónde va a ir, lo que no desmerece en absoluto la lectura, pero sí hace reposar el placer lector en otros elementos. En esta línea, hay que señalar que los cuentos, salvo raras excepciones, son de desarrollo pausado: Pierre Dubois pretende sumergirnos en su mundo y se toma su tiempo.
Con estos elementos, Cuentos asesinos es una lectura llena de carácter que apasionará a unos y dejará indiferente a otros. Basta con catar cualquiera de sus cuentos para saber a qué grupo pertenecemos, aunque no hay que descartar conversiones por el camino.
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