Dicen que el samurái quedó preso en el remordimiento cuando su señor fue asesinado. Al parecer, iban el señor y sus guerreros hacia un bosquecillo de caza cercano, cuando les atacaron los sicarios de un clan rival. El señor murió alcanzado por una flecha y sus soldados no pudieron defenderle. Los sicarios desaparecieron como la niebla cuando sale el sol.