Sobradamente documentada está la afición de Robert Crumb por los viejos discos de blues y jazz; vinilos de 78 rpm previos a la explosión de la cultura de masas y a la concepción de la música como producto. De ellos se ha valido el maestro como inspiración a la hora de dibujar sus cómics y de interpretar los temas de su propio grupo, The Cheap Suit Serenaders.