I ¡Concursillo, concursillo, corre corre, que te pillo!

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_Pilpintu_
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En un momento abro un post

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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jane eyre
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OK

 

 

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Coon
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Eih, que estamos a día 15 malandrines. No se empieza a votar hasta mañana, que hoy aún s e pueden presentar textos.

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jane eyre
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¬¬u

 

 

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Ghazkull
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Cierto....

 

No lucho para ganar sino por el mero placer de combatir y pelear.Viva el Waaagh y todos sus practicantes!!!

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Purulento
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Eih, que estamos a día 15 malandrines. No se empieza a votar hasta mañana, que hoy aún s e pueden presentar textos.

Como bien dice el amigo Coon, creo que deberían esperar a mañana...

Lo digo sobretodo porque anoche me llegó la inspiración y ahora estoy terminando de retocar mi relato... (lo subo desde que termine)

PD:De todas formas si consideran que está fuera de plazo, no lo sometan a votación, pero al menos si a una "destructiva" crítica (por favor).

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

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Ghazkull
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No, si hasta el día 15 puedes presentarlo, que es hoy. Eso sí, no lo dejes para mañana 

 

No lucho para ganar sino por el mero placer de combatir y pelear.Viva el Waaagh y todos sus practicantes!!!

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LCS
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Yo no tengo muy claro quien son los candidatos a los que se puede votar. Cuando terminara el plazo de presentación, no vendría mal qué nos los recordaras.

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jane eyre
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Si como está pensado, Pil abre post de votación, imagino que se aclararán esas dudillas.

 

 

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_Pilpintu_
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Así es Jane, a las doce espero abrir el post de votaciones.

Venga venga, ya no queda nada! 

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Purulento
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Estofado para comer.

En medio de un bosque, a las afueras de algún lugar del norte de Europa, hay un pequeño orfanato. Comprado, reformado y puesto en uso gracias a señor de gran corazón y pequeño bolsillo llamado Phil.
Llueve, es una fría tarde de principios de noviembre. Una pequeña bruma, se cuela entre los musgosos troncos de los pinos del patio de recreo. Marianne, está sentada jugando con  su osito de peluche frente a la ventana contemplando las gotas de lluvia chocando contra el cristal.
El pequeño Josh, de tan solo tres años, llegó corriendo.
-Madianne, ed señod Phid quiede que bajed, ha hecho cadtañad,-tomó una enorme bocanada de aire- lod demád edtán ya en ed salón. Dijo el pequeño con la boca llena de castañas asadas.
En el orfanato hay en total 14 niños, de entre 3 y 8 años, aunque Marianne es la que más tiempo lleva ahí, ya que pese a que es muy cariñosa ninguna familia la ha adoptado todavía.
Estaban todos sentados en la larga mesa cuando aparecieron Josh y la pequeña Marianne. Detrás de ella aparecieron los señores Olexen. Un matrimonio mayor, que Phil había contratado hacía unos meses para que se encargaran de la cocina, ya que él se estaba haciendo “viejo” ye éstas pequeñas “fieras” cada día comían más.
El señor y la señora Olexen proceden del norte de Polonia. Tienen aspecto amable y siempre están en la cocina. Tienen la habitación junto a la del señor Phil en el segundo piso.
-¡Hola querida!, ¿quieres unas castañas?- Le preguntó Phil a la pequeña que acababa de sentarse a la mesa.
-Sí señor, pero que no estén muy calientes por favor.-Dijo ella sonriendo mientras trataba en vano de sentar a su osito a su lado.
La señora Olexen se sentó a su lado y le peló una, mientras le dedicaba una cálida sonrisa. En ese momento, llamaron a la puerta.
-Disculpadme un momento, creo que debe haber alguien mojándose en el portal.-Tras este comentario, los niños rieron, y Phil se levantó lentamente de la silla, como si una fuerza invisible tirase de su cintura hacia el suelo. Abrió la puerta.
-Buenas tardes, pase pase, no se quede ahí hombre que se va a empapar.-Le dijo al extraño que vestía traje y corbata, colgó su chaqueta en el perchero y le invitó a sentarse con ellos.
-¿es usted el señor Philip Andersen?-Phil asintió con la cabeza. –Me gustaría hablar con usted en privado.-la expresión del rostro de Phil cambió de repente, y volvió a asentir, mientras con una mano le indicaba que le siguiera.
-El banco no aguanta más, lleva ya más de 8 meses sin pagar la renta, y procederá  al desahucio en cosa de dos semanas, salvo que pague lo que debe. Como puede ver, aquí están los documentos.-Dijo entregándole una serie de papeles que guardaba en su cartera de piel. Y se dirigía a la puerta para marcharse.
-Pero, en dos semanas me es imposible reunir semejante cantidad de dinero, además que pasará con todos estos niños, no tienen sitio a dónde ir.
-Lo siento señor pero así están las cosas, me temo que si no puede pagar nos veremos obligados a embargarle el orfanato para pagar su deuda.-Dijo mientras cogía su chaqueta y se marchaba.
El señor Phil se dirigió taciturno, con los papeles muy apretados en la mano, hacia la mesa donde los niños habían empezado una pequeña guerra de castañas y el señor Olexen trataba de que hubiera orden.
-No puede ser.-Dijo mientras se sentaba de golpe en su silla, y se llevaba las manos a la cabeza.-Esto es todo lo que tengo, y ellos son mi vida…-susurraba mientras alguna lagrima le caía por el arrugado rostro.
-No te preocupes Phil, estamos todos en esto, nosotros te ayudaremos.-Dijo la señora Olexen con su enorme sonrisa mientras le daba unas palmaditas en la espalda.
Se secó esas pequeñas lágrimas y con su mejor sonrisa, se levantó y dijo:
-Bueno chicos, ¡a la cama! ¡Que si no os crecerán ciruelas detrás de las orejas y os saldrán antenas como a los grillos! –Obtuvo unas risas por parte de los pequeños como respuesta, y mientras le preguntaban que como sería posible que les creciesen antenas, Phil los llevó a todos al segundo piso. Los fue acostando a cada uno en su cama y con un enorme beso en la frente les arropó y les deseó buenas noches.
Cuando bajó, los señores Olexen discutían sobre algo en un idioma que él no pudo entender, probablemente polaco. Guardaron silencio cuando le vieron llegar, recogieron un poco la mesa y se marcharon a su habitación. Phil se quedó toda la noche allí, contemplando los juguetes y demás trastos que había por la habitación y recordando como los niños jugaban y corrían por allí cada día. Mientras sonreía no le dejaban de brotar lágrimas de sus ojos.
Pasaron algunos meses. A primera hora de la mañana, alguien tocó en la puerta. Era de nuevo, el mismo señor del banco. Phil había salido, así que la señora Olexen fue a recibirle.
-No se quede ahí hombre, pase, pase. ¿Quiere tomar algo?- Preguntó mientras le acercaba una silla.-Phil ha salido, así que si no le importaría esperarle un rato, debe de estar al llegar.
-Agua por favor. Gracias.-Contestó distraído.
No pasó mucho rato hasta que la puerta se abrió y apaeció Phil, el cual quedó pálido al ver al visitante. Tal fue su sorpresa, que la bolsa de la compra fue a parar al suelo, y algunos tomates rodaron por la habitación.
-He venido por lo que hablamos hace dos meses, señor.-Dijo mientras ponía unos papeles sobre la mesa.- Dentro de poco vendrán los de la constructora para comenzar con las obras. Van a demoler este edificio. Al parecer hay una familia muy interesada en este terreno.
-Pero, aun no tengo el dinero, no puedo pagar. Dios santo, piense en esos pobres niños, no puede hacernos esto…-Dijo mientras apoyaba sus manos en las rodillas, parecía que todo el peso de sus años le había caído encima haciéndole doblarse.
-Lo siento mucho de veras, pero los negocios son los negocios, y si usted no cumple con los plazos nosotros no podemos hacer nada.-Dijo fríamente.
En ese momento un semblante oscuro y sombrío se apoderó de la señora Olexen. Ninguno de los dos pareció notar nada. Pero algo había cambiado en su rostro al oír estas palabras.
-Señor, ¿por qué no sube y se da un baño?, creo que le sentará bien.-Dijo la señora dirigiéndose a Phil.- Yo mientras puedo enseñarle a nuestro visitante el orfanato, quizá así tenga un poco de compasión, y nos consiga otro mes más.
-No conseguirá tal cosa, pero bueno, no tengo nada mejor que hacer, así que por mí vale.
El señor Olexen que no había podido evitar escuchar la conversación acompañó a Phil al baño mientras su mujer llevaba al invitado a través de la casa.
El señor Olexen cerró la puerta del baño, y antes de que diera dos pasos, escuchó a Phil llorar tras la puerta. Algo se rompía dentro del cocinero. Se le partía el alma al ver como un buen corazón como el del señor Phil, sufría sólo de pensar que los niños quedarían de nuevo, en la calle, de donde tiempo atrás él los había sacado y  les había fabricado con amor y cariño una nueva vida.
Cuando llegó a la cocina, algo le recordó por qué se había casado hace 41 años con aquella mujer. Había sangre por toda la mesa de madera, por el suelo, incluso por una de las paredes había algunas salpicaduras. En el fuego, un enorme caldero. Ella frotaba la sangre con un estropajo, rápidamente, cuando se sobresaltó al ver a alguien de pie junto a la puerta, luego sonrió. Su cara se había vuelto siniestra, y en sus ojos brillaba la locura.
-No podía dejar que nos arrebatasen a los pequeños. Entiéndelo cariño, nunca pudimos tener hijos y ellos son la única familia que tenemos.
Su marido la miraba sin pronunciar palabra. Entonces se aceró al enorme caldero, lo destapó, y con una cuchara de madera enorme, removió su contenido. Una mano se elevó a flote, al verla, volvió a tapar el caldero.
-¿Qué has hecho con sus cosas?-preguntó sereno, sin apartar la mirada del  fuego que crepitaba bajo el enorme caldero de latón.
-Están ardiendo en la caldera. Junto a sus malditos papeles, y a su estúpida cara de superioridad.
Mientras hablaban un humo más negro de lo normal salía de la chimenea, y se perdía en el cielo. Cualquiera que mirase fijamente, hubiese podido jurar, que entre el humo una figura casi humana se dibujaba, elevaba y retorcía mecida por el caprichoso viento invernal.
-Tendremos que limpiar esto rápido querida, no queremos que nuestro amigo Phil se dé cuenta. ¿Verdad?
Al rato y Phil bajó mucho más relajado, con más humor, y cuando entró en la cocina se quedó parado junto a la puerta.
-Cielo santo pero... ¿qué ha pasado aquí?- Dijo atónito.
El señor Olexen se dio la vuelta deprisa, pálido, y con un sudor frío recorriéndole la espalda, y sin que le dejase tiempo para articular palabra Phil dijo:
-Parece que hubiesen bajado los mismísimos ángeles a hacer la comida, Dios santo bendito, huele que alimenta, ¿qué hay para comer hoy? ¿Puedo probar, aunque solo sea un poquito?
-No, ya conoces las normas.-Dijo la señora Olexen mientras pasaba a su lado para entrar en la cocina.-“Nada de picar antes de comer”.
La comida estaba lista. Los niños sentados en la mesa. Y cucharón en mano, iban repartiendo a cada niño su plato de comida. Todos estaban hambrientos.
-Por cierto, casi se me olvida ¿dónde está el señor del banco?
-Se fue, mientras usted estaba tomando el baño, y ya no volverá a molestarnos, parece que pudimos convencerlo para que nos diera más tiempo.-Dijo la señora Olexen en tono distraído mientras seguía sirviendo.
-Gracias al cielo, eso me hace muy feliz.-Dijo Phil mirando a los pequeños, y sin poder borrar esa enorme sonrisa de su cara.
Desde entonces, Phil fue pagando poco a poco su deuda con el banco. Pero cada dos o tres meses, al banco le daba por enviar a alguien para recordarle que tenía que pagar. Entonces, ese humo extraño volvía  brotar de la chimenea dibujando macabras formas, y, como podéis imaginar, ese día, tocaba estofado para comer.

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

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Mauro Alexis
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   Ay, Dios, qué largo, Purulento!!!

"Habla de tu aldea y serás universal."

 

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Purulento
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jejeje si la verdad es que me quedó algo grandote... pero bueno, no suelo escribir este tipo de relatos, así que para mi ha sido todo un reto

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

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ArTeMiSa
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Hola! Sé que son la 1:28 del 16 pero es que hace muchísimo que no me puedo conectar y hasta ahgora no he visto este concurso y me gustaría participar con algo que ya tenía escrito por ahi si no os importa, sino puedo participar ya al menos os dejo una aportación. Gracias y un saludo, especialmente a Jane, (espero que me hayas echado de menos, un besito :P)

 

 

 

Las dos caras

Abrió la puerta. Todo estaba oscuro. Le gustaba quedarse allí en la entrada a la habitación, sin que le viera, sólo oyendo su agitada respiración que se hacía más desesperada con el paso de los segundos. Pasó allí no más de cinco minutos y se acercó. Tocó su melena rubia rizada, tocó sus manos y al tocarlas vio como el vello de su brazo se erizaba. Tocó sus piernas, tocó su vientre, tocó apenas rozando sus pequeños pechos, tocó sus hombros, todo cuanto tocaba temblaba al paso de sus manos. Finalmente tocó su rostro… Estaba húmedo por completo, las lágrimas no cesaban de brotar de sus enrojecidos ojos azules y no dejaba de sudar, pero eso también le gustaba. Le quitó la cinta de la boca y se puso a gritar, él deseó tocar sus labios pero ella le mordió. No le enfadó, todo lo contrario, le excitó que lo hiciese… Comenzó a tocarla con más frenesí que antes por cada rincón de su cuerpo, sólo quería tocarla; sentir la lucha de su cuerpo por liberarse de sus ataduras, sentir su ira, su pánico y sobre todo…sentir el miedo que la llenaba.
Se apartó. Cuando lo hizo ella dejó de pedir auxilio y se dirigió a él con la respiración entrecortada y la voz quebrada pero sin dejar de gritar:

- ¡No me hagas daño por favor! ¡Mi familia puede…! ¡Yo…! ¡No por favor…!
- Shhh…- le mandó callar con suavidad- Es mejor si no dices nada, yo se lo que he de hacer, ¿y tú? ¿Lo sabes? ¿Sabes que has de hacer? ¿Crees que debes gritar? ¿O crees que debes callar? No… Tú no lo sabes, sólo haces lo que la vida te ha enseñado, si alguien te tiene en sus manos ¡grita! Y alguien vendrá…pues bien, ya puedes gritar…

Y en efecto, volvió a gritar pero él ya no la escuchaba.
Se acercó y jaló de su larga melena. La abofeteó una y otra vez hasta que comenzó a dibujarse la sangre en los arañazos de su rostro. Se volvió, no dejaba de gritar y llorar y eso le seguía excitando sobremanera.
De nuevo se acercó después de coger el afilado cuchillo, y le cortó en el brazo una y otra vez. Le cortó en las piernas, en el vientre, en la espalda... los cortes eran finos, creando líneas perfectas en su suave piel mientras la sangre, que brillaba con tono negro en la espesa oscuridad, brotaba de ellas.
Salió de la habitación, se sentó en la puerta, en un viejo escalón. Nada perturbaba su relajación, ni tan siquiera los estruendosos gritos y súplicas de la joven. Sonreía, disfrutaba del momento, aquello era su deseo más oscuro, aquel que ya había cumplido antes pero era demasiado sublime para no repetirlo.
Abrió la puerta. Todo estaba oscuro. Se quedó en la puerta, oyéndola pero no escuchándola.
Se acercó, volvió a tocarla y a sentirla. Sus manos se mancharon de la sangre de sus heridas. Y sus manos llenas de sangre llegaron a su cuello, se estrecharon y comenzaron a apretar… Ese era el éxtasis. Sentía temblar su cuerpo, su latido y sobre todo su miedo que se apagaba poco a poco. Y de repente, dejo de temblar, dejó de latir su corazón y dejó de sentir su miedo…
Salió, se sentó en la escalera un par de minutos.
Abrió la puerta, encendió la luz y admiró su cuerpo inerte otro par de minutos. Lo desató y lo envolvió en el plástico que tenía preparado para ella.
Salió, fue al baño, se lavó la sangre y se vistió. Volvió a entrar, cogió el cuerpo y salió de la casa. La llevo hacia el coche no sin esfuerzo y la guardó bajo el tapete falso del todoterreno.
Se hacía de noche. Condujo poco más de tres kilómetros hacia una zona desierta. Aparcó el coche junto al lago, salió y sacó el cuerpo inmóvil del maletero.
La puso junto a la orilla, observó el plástico transparente, su rostro era como el de una muñeca de porcelana, para él, así era incluso más hermosa que antes… Uno de sus brazos había salido del plástico, lo tocó y no sintió nada, sólo fría piel. Abrió un poco el plástico para que el agua penetrara con más facilidad y sin brusquedad la empujó.
Se dio la vuelta. Era prácticamente de noche. Subió al coche y condujo con cierta prisa, aún estaba bastante lejos.

Llegó a casa, se preparó un sándwich y comió con tranquilidad mientras veía un concurso en la televisión mientras la estufa le calentaba los fríos pies.
Subió y se dio una ducha tras echar su ropa a lavar. La ducha le relajó mientras pensaba en la reunión del día siguiente.
Salió de la ducha, se puso el suave pijama de invierno y salió del baño.
Se acercó a la habitación de las gemelas, ya estaban dormidas. Las observó, parecían ángeles… Las besó en la frente y dejó la puerta entreabierta.
Fue a su habitación. Al oírle entrar abrió los ojos.

- Pensaba que estarías ya dormida.
- Me desvelé cuando llegaste, has tardado mucho ¿ha sido duro preparar la reunión verdad?
- No podrías imaginar cuanto, estoy destrozado, necesito descansar.
- Claro mi vida, necesitarás estar espabilado para que mañana demuestres a todos lo mucho que vales - le dijo sonriendo- Buenas noches cariño, te quiero.
- Buenas noches cielo, yo también a ti.

Besó dulcemente a su esposa, acomodó las mantas y se giró. Por un instante recordó el temblor, recordó el latido y recordó el miedo, prefirió no pensar… Cerró los ojos y se durmió.

 

SiEnTe, No PienSeS, UsA Tu InSTinTo...

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Coon
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En el último suspiro, aquí esta el nuevo texto que prometí:

El Espejo

El viento recorría las calles, pesado, triste, misterioso, como el humo de un cigarrillo que parece luchar por elevarse al compás de una melodía de saxo, guiado y reprimido al mismo tiempo por una mano invisible y caprichosa. Al pasar entre los árboles y las casas emitía un sonido lúgubre tan sutil a la par que penetrante que casi parecía resplandecer bajo el brillo de la luna. Una luna enorme y de un color amarillenta que parecía pesar demasiado para mantenerse en el firmamento. Una luna enferma que, sin embargo, seguía su curso.
 
El zumbido de una mosca invadía la habitación. El insecto se detuvo en su mejilla. Lo espantó con un suave manotazo, un acto inconsciente que le dejó una gruesa línea de sangre en la cara. Mirándose en el espejo podía verse los ojos enrojecidos y la nariz moqueante a través de un fino manto de lágrimas. Todo su cuerpo parecía vibrar presa del pánico. “Váyase” dijo con la voz entrecortada “por favor, váyase”. “Oh sí, sí que me iré, pero no aún”.
 
Junto a su rostro desencajado podía ver, o más bien intuir, pues se hallaba oculto en un manto de sombras, el de otro hombre. Un rostro de ojos brillantes y facciones marcadas. Un rostro sereno, del que procedía una voz cálida, envolvente y al mismo tiempo, aterradora. Cada palabra, cada sílaba que pronunciaba aquel extraño hacía temblar su cuerpo de pies a cabeza. Era como sentir una corriente de electricidad atravesar tu cuerpo a cámara lenta; los pelos se erizaban, la piel palidecía, se le helaba la sangre y sus músculos se contraían en contra de su voluntad. Aquel aliento, aquella voz era para el la voz del Infierno.
 
Trataba de recordar todas las oraciones que le enseñaron de niño, pero le resultaba imposible pronunciarlas, le castañeaban los dientes y sus labios temblaban, brillando gracias a la cobertura de lágrimas y mocos. De vez en cuando escapaba de su garganta algún sollozo, algún pequeño ruido angustioso, quejumbroso, suplicante. Le horrorizaba lo que veía reflejado en el espejo, pero no se atrevía a apartar la mirada. Sabía lo que iba a encontrarse solo con bajar un poco su punto de visión. Sus manos empapadas en sangre, cubiertas por una capa rojo brillante, sostenían casi sin querer un afilado cuchillo bañado del mismo color, que ocasionalmente reflejaba la luz de la luna en los pequeños puntos en los que todavía mostraba el frío color del acero. Cada vez que se le escapaba una mirada fugaz hacia sus manos temblaba con más fuera. “No, no, no, no…” repetía una y otra vez.
 
En la penumbra de la habitación era difícil distinguir los muebles, las sillas, mesas y sillones. Y aquellos extraños bultos desperdigados por toda la estancia, meras formas irreconocibles. Pero el no necesitaba luz para saber lo que eran, las veía con claridad en su mente: junto al pequeño sillón había una pierna, completamente depilada, mas al fondo un brazo, desde el cual, siguiendo un pequeño sendero de vísceras, se llegaba a lo que restaba del cuerpo de una mujer joven, que hasta no hacía mucho había sido hermosa. Tenía el vientre abierto y las tripas que no habían quedado desperdigadas por el suelo se pudrían lentamente en su interior. Aún tenía los ojos abiertos, unos ojos en los que no había miedo, ni sorpresa, ni ira…unos ojos vacíos, pálidos, una mirada que no expresaba nada: unos ojos muertos que le miraban desde el más allá. Aquellos ojos que tantas veces había mirado fijamente, aquellos ojos con los que había soñado en innumerables ocasiones, aquellos ojos en los que tantas veces había visto la esperanza no le mostraban ahora nada más que su reflejo, como una muda acusación.
 
El zumbido de las moscas era más intenso sobre el otro bulto que destacaba en el suelo de la estancia. Estaba en un oscuro rincón, como escondido, pero nuevamente el no necesitaba verlo: aquel cuerpo tenía solo doce años. Tan solo un par de días antes era una niña llena de vida, risueña, con una sonrisa perenne en los labios. Ahora yacía en el suelo de madera desnuda, con los jirones de su ropa esparcidos a su alrededor. Un grueso tajo dividía su cuello en dos, un horizonte de un rojo tan intenso que casi parecía negro. La parte interna de sus muslos estaba completamente amoratada y su sexo, cubierto de heridas y golpes. Recordaba las veces que había acariciado su melena de oro, cuantas veces había besado sus mejillas en señal de buenas noches. En su cerebro no dejaba de ver la expresión de la niña mientras la vejaba de las formas más horribles: no había miedo en sus ojos, sino una profunda tristeza, una tristeza del alma que refleja decepción, incomprensión, una mirada que le dolía más que mil puñales. No podía soportarla. Le había arrancado los ojos para que dejaran de mirarle y ahora se deshacían lentamente junto al resto de su cuerpo.
 
“¿Lo entiendes ahora? Aún no puedo irme” Aquel hombre seguía mirándoles desde el espejo, impasible, inamovible, aterrador. “¿Quién cuidaría de ti?¿Quién te escondería?”  decía. Tembloroso, abatido, derrotado, asintió con la cabeza y cerró los ojos con fuerza. Cuando volvió a abrirlos se miró en el espejo, tenía la cara sucia por las lágrimas y la sangre, pero había dejado de temblar. Sus ojos brillaban ahora con el brillo de la impasibilidad, impregnados de autosuficiencia y crueldad. Miró a un lado y vio una foto, en ella se veía a sí mismo junto la mujer descuartizada y entre ellos, la inocente niña del rincón. Cogió la foto con una mano cubierta de sangre, la observó unos segundos y la dejó caer en la papelera. Volvió a mirarse en el espejo para encontrar que solo su reflejo le devolvía la mirada.

 

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Dennx
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 Por cuestiones de cambio horario creo que depronto alcanzo, si no igual no queria desperdiciar la oportunidad:

 

Murmullo

Cuando la luz se fue, sin mucha preocupación se levanto del sillón, tomo el celular y salió al pasillo, conocía la casa de memoria, así que la obscuridad no le molestaba. Al llegar a las escaleras, sintió incomodidad, fue como si de pronto algo en su casa hubiera cambiado.

Aun en la penumbra, ordeno sus pensamientos y continuo el descenso, hasta llegar a la planta baja, pronto noto que no era solo su casa la que había quedado en lo obscuro, todo estaba perfectamente obscuro, a través de la ventana solo se veía la tenue luz natural de la noche. Con bastante temor decidió acercarse a la ventana para ver. Solo estaba la calle, miro de extremo a extremo, en los otros edificios se veían personas mirando afuera también, fue entonces cuando escucho los murmullos.

No provenían de las otras casas.

Ni detrás suyo.

Era como si algo encima estuviese murmurando.

Con lentitud presiono un botón en su celular y la luz de este aclaro el techo, nada. Por la ventana vio luces similares en las otras casas, el murmullo aunque leve continuaba. Decidió salir a la calle, el sonido del murmullo lo tenía aterrorizado, se sorprendió de ver que no era el único, sus vecinos y otros habitantes de su calle también salieron, todos comentaban el murmullo. Ese murmullo ininteligible que provenía de arriba.

Repentinamente todos se encontraron mirando los tejados de las casas, otro murmullo generado de la repentina muchedumbre había surgido, Todos con la mirada arriba buscaban el origen del murmullo, que parecía salir justo por encima de sus cabezas. Alguien señala hacia un tejado y todas las miradas se fijaban ahí para no encontrar nada. El desconcierto crecía, muchos ya hablaban del fin del mundo, de extraterrestres, y de otros horrores.

Dentro de su cabeza, una vocecita nerviosa le decía que era pura paranoia, aun a pesar de no ser el único plantado afuera con su mirada inquieta hacia arriba.

El murmullo comenzó a sentirse alejado, y la muchedumbre como hipnotizada decidió seguirle a paso nervioso, casa a casa el murmullo, muto a una charla ininteligible, los habitantes de aquella calle seguían el ruido esta vez en silencio, y todos cada vez de manera más compacta.

Dos casas más adelante, la charla se transformo en Risas, y el terror no se hizo esperar, muchos gritaron, pero eran incapaces de dejar la chusma improvisada, casa a casa la Risa seguía en aumento, pronto llegaron todos a la última casa.

Una aterradora carcajada, que lleno de un frio infinito hasta el último hueso de los presentes se escucho, todos parados en la esquina de la calle, esperaban ver el origen de tal alboroto, muchos prepararon sus cámaras, otros comenzaron a rezar, sin embargo nadie se atrevía a dejar el grupo.

En su cabeza, comenzó a rezar, solo para descubrir que el miedo le había hecho olvidar que era ateo. La carcajada retumbaba en toda la calle,  y el cómo sus vecinos estaban paralizados mirando el borde de la ultima casa.

Repentinamente regreso la luz a toda la calle, la carcajada desapareció. Nadie vio nada.

 

For we who grew up tall and proud In the shadow of the mushroom cloud Convinced our voices can't be heard We just wanna scream it louder and louder louder http://profiles.yaho

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Señora moderadora y directora de Genxero: ¿habrá que enrrollarse con estos tardones, no? después de tanto esfuerzo no nos vamos a poner tiquismiquis además así las votaciones tendrán más chicha jajjajajjajja Eso sí, crea ya el otro post que se nos llena la sala de rezagados y al final te pillará el toro para la revista jajjajajjaja.

 

Pd; Artemiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisa!!!!!!!! Estoy llorando de la emoción, creí que nos tenías olvidados del todo, del todo, del todooooooodo Me alegro muchísimo de que hayas encontrado este huequecito XDD

 

 

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_Pilpintu_
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En fin, vaya panda de gamberros....

 

Ya cuelgo el post de votaciones.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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He puesto Genxero, no me lo puedo creer jajjajjaj

GENZERO   GENZERO   GENZERO  GENZERO

 

 

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