Vengan dádivas
JOSÉ MARÍA ASENCIO MELLADO Vengan regalos por Navidad y Año Nuevo, por Pascua Florida y en cumpleaños y otras festividades. Vengan regalos a todos los funcionarios públicos, de la Universidad, de Hacienda, de la Administración de Justicia. Vengan en enhorabuena, que siempre tendremos la duda, si sabemos mantener la serenidad y la calma, de proclamar que no lo son y que, si lo son, fueron a cambio de nada. Mientras haya quienes los disculpen en su inocencia intrínseca o en su bonhomía y no quieran ver lo que hay detrás, que vengan y que vengan pronto. Se ha abierto la veda. Para todos igual, da lo mismo ser presidente de la Generalidad, que profesor, inspector de Hacienda, juez u obispo. Lo importante es que el regalo, típicamente español, anclado en nuestras más ancestrales costumbres, nada significa, aunque el dadivoso luego obtenga de nosotros innumerables ventajas derivadas de la función o, perdón, con los dineros ajenos, del erario público, que parece ser no es lo mismo que la función. Y aunque condenen a los generosos por dar lo que no debían, nosotros nunca tendremos objeción alguna en nuestra conciencia laxa, porque así lo han decidido los tribunales.
Por eso, desde aquí, en aplicación del estricto derecho a la igualdad que proclama la Constitución, pido, casi exijo, a mis alumnos futuros regalos navideños a mogollón, fungibles y no fungibles, consumibles y de adorno, trajes para todas las estaciones y a medida, bolsos para mi señora y juegos para mis hijos que no bajen de los mil euros. Nada ofrezco a cambio, sólo mi amistad fraternal. Querré un huevo a mis alumnos que sean dadivosos, entrañables. No les garantizo el aprobado, faltaría más, pero sí mi más sentida atención a todos sus actos íntimos, sean estos bodas, bautizos y demás festejos privados. Y si alguien se siente perturbado en sus derechos porque favorezca a alguno de mis entrañables amigos conocidos en el ámbito de mi función pública, pues que recurra a los tribunales, cuya caridad y comprensión me ampara y protege aunque no sea un aforado ni ostente más poder que el de un simple aprobado. Poca cosa ante los muchos euros dados en otros lares pero justificados por la bonhomía y la comprensión de una justicia humana pero inspirada en la necesidad de luchar contra la subversión y la conspiración internacional.
Si vale dar contratos parciales, que no permiten ofertas públicas a los dadivosos, tanto igual vale que yo fraccione la asignatura a quienes me entreguen su cariño y afecto. Sus exámenes serán fraccionados en atención a la calidad de sus dádivas. A más dádivas, menos temas para examen. A más dádivas, menos concurrencia. Eso no significa que vayan a aprobar, no, sólo que concurrirán en condiciones más ventajosas pero derivadas de la íntima unión que la amistad proporcionará. Y es que un recuerdo une mucho, liga con lazos más que humanos. Un huevo es más que una ley. Un amor fraternal es más que la norma.
Y si en algún momento hay que perseguir esta conducta que los persigan a ellos, los sirvengüenzas que van a llenar mis arcas sin que yo, en mi humildad, les haya ofrecido otra cosa que mi cariño.
Pero, ay de los que tacaños, de los que no me regalen los sentidos. Esos se van a enfrentar al reglamento estricto, puro y duro. A la norma a secas. Por miserables, por poco sentidos, por poco generosos. Y es que algunos se creen que todo es posible por méritos. Que engañados están. Yo lo siento y saco a pasear mis más primitivos instintos y reclamo ser regalado, homenajeado en todo mi esplendor. Quiero jamones, buenos caldos, zapatos de marca, trajes a medida, películas, música de primera calidad. Les quiero y ofrezco mi corazón abierto, porque de eso estoy sobrado, a todos mis queridos alumnos que deseen compartir conmigo este sentimiento arrebatador que me ciega, que no me deja vivir de tanta intensidad. No sé si estoy preparado ya para ser presidente de la Generalidad, pero sí por lo menos estoy en el camino de arribar a serlo. Condiciones tengo como acredito con estas breves líneas.
Espero que nadie critique estas líneas y nadie se queje de que la corrupción entre en la Administración. Si para salvar a unos se abre la veda, bienvenida sea para todos.
Y, ya en serio, parece ridículo no querer investigar la relación entre los regalos y luego confirmar que se absuelve porque no se ha demostrado esa relación. Dejo para otro lugar hablar de responsabilidades, pero anuncio que no dejo fuera de este esperpento, antes al contrario los cito en lugar central, a la Fiscalía General del Estado y al PSOE, cuya actuación ha sido tan absurda que llega a ser sospechosa.
(Catedrático de derecho de la UA)
Bochornoso que un juez íntimo amigo no se quite de enmedio para que la supuesta imparcialidad no se vea afectada. Bochornoso lo que señala este artículo con gran humor. Sienta jurisprudencia.
El otro día dieron un ejemplo: unos guardias civiles fueron condenados por no pagar sus consumiciones en un puticlub. No se demostró si a cambio obtuvieron nada a cambio, pero el indicio era evidente. En el caso de Camps hablamos de enchufados.
A mí, desde luego, sí.