Cubro tu cuerpo de tela
de la que calienta el alma
arropa hasta el alba
y nunca se separa de ti.
Mis palabras acompañan tu sueño
mientras termino con un beso
de empañar tu mirada,
acicalar las sabanas
y apagar el despertador.
Entonces cerraré la ventana
encontraré esa mirada
ofreciendome perderme con ella
por cada una de las estrellas
que tornan el cielo oscuro.
Y te contaré cuentos a la luz de tu sonrisa
sin prisa, sin desvelos,
sin más anhelos que seguir sonriendo
una noche más, viendo amananecer
lo que nunca terminará.