Lo que duerme en el sótano

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Dr. Ziyo
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Pedro se levanta de la cama en dirección a la cocina. Apenas puede dormir desde hace una semana. Las pocas veces que lo consigue se despierta sobresaltado y sudoroso, envuelto en la bruma asfixiante de las pesadillas. Esos sueños le aterran, pero no tanto como lo aterra aquel maldito sarcófago del museo y su huésped. Y todo lo ocurrido desde que se lo encontraron en el sótano.

La idea cuando ha entrado en la cocina era preparase un café, pero lo ha pensado mejor y al final se ha decidido por una infusión. Mete un vaso con agua en el microondas y lo pone en marcha. Mientras espera, su cabeza vuela una semana atrás en el tiempo, al día en que todo empezó, a ese momento en que su vida cambió para convertirse en un angustioso calvario.

***

Fue el martes por la noche, cuando realizaba su turno en el Museo Británico de Londres. Pedro lleva diez años viviendo en la capital de Inglaterra, los últimos seis como guardia de seguridad en el museo. Hacía la ronda habitual junto a Henry –que en realidad se llama Luis Enrique y es británico, aunque de padres españoles–, su compañero de casi todas las noches, cuando llegó el momento de echar un vistazo a los sótanos. Aunque los sistemas de seguridad de los que estaba rodeado el edificio lo hacían casi inexpugnable, no por ello debían descuidar la búsqueda de cualquier elemento anómalo que les hiciera sospechar que se estaba cometiendo, o se fuera a cometer en breve, algún delito. Algunas zonas estaban iluminadas, pero en otras reinaba una oscuridad casi absoluta que ambos guardias se encargaban de perforar con los haces de sus linternas. En aquellos sótanos se apilaban cientos de objetos arqueológicos de toda índole, algunos a falta de catalogar (muchos) y otros a los cuales todavía no se les había encontrado o decidido una ubicación (muchos más).

Henry y él paseaban con tranquilidad por la zona en la cual se guardaba todo el material sobrante que tuviera que ver con el Egipto de los faraones; artículos de todo tipo que esperaban ser sacados a la luz para disfrute de los visitantes y mayor gloria del museo. De pronto, al girar una esquina de estanterías repletas de piezas menores, sus linternas se toparon con un inmenso cajón de madera depositado sobre el suelo. Debería medir unos tres metros y medio de largo por uno veinte de ancho y otro tanto de alto. Estaba abierto y la tapa descansaba apoyada contra uno de sus laterales.

–Menudo trasto, ¿eh? –comentó Henry paseando el haz de su linterna por toda su longitud–. Esto lo tienen que haber dejado aquí hoy, porque anoche no estaba. ¿Qué crees que tendrá dentro?

–Ni lo sé ni me importa –contestó Pedro, que no disfrutaba de la curiosidad innata de su compañero y lo único que quería era terminar la ronda cuanto antes para subir a la sala de control y comerse el bocadillo de atún que se había traído de casa.

–Pues yo voy a echarle un vistazo. Puede que se trate de la momia de alguna egipcia guapa y hambrienta de pasión, ya sabes –e hizo unos movimientos obscenos con la pelvis mientras reía con una carcajada estúpida.

Él chasqueó la lengua con fastidio, aunque al final no pudo evitar sonreír al ver el cuerpo esmirriado de Henry moverse como el de un chimpancé en celo.

–Venga, va –dijo por fin–. Mírala rápido para que podamos seguir con la ronda. Que tengo hambre.

–Sí, jefe –dijo Henry con ironía–. Será un segundo nada mas.

Se acercó hasta la enorme caja y alumbró su interior mientras él se quedaba al margen.

–¡Dios santo! –exclamó de pronto en español–. Esto es impresionante, Pedro. Es una auténtica belleza. Deberías verlo.

En principio pensó en no hacerle caso y decirle a Henry que continuaran, pero las exclamaciones de admiración de su compañero lograron despertar en él su casi inexistente curiosidad.

Dio unos pasos hasta situarse junto a él e iluminó el interior con su propia linterna. A pesar de trabajar en un museo, no era un hombre al que le atrajera el arte, en absoluto. Para él aquel lugar no era más que un inmenso desván atiborrado con una colección de objetos viejos y polvorientos que despertaban el mismo interés en él que la lectura del prospecto de un medicamento. Sin embargo, lo que acababa de ver era algo que había logrado impresionarle. Rodeado de la espuma protectora empleada para su embalaje y traslado, se hallaba un sarcófago de madera de gran tamaño en cuya parte superior estaba plasmada la efigie policromada de su inquilino. Se hallaba en tan buen estado de conservación que parecía que lo hubieran terminado de pintar esa misma mañana. Hasta se sorprendió a sí mismo olfateando el aire en busca de algún efluvio de pintura reciente. El objeto, incluso para él, era de una belleza rotunda, casi hipnótica, y sus ojos se pasearon por toda su superficie una y otra vez, maravillados. Había que joderse con los egipcios, lo bien que hacían aquellos putos ataúdes, pensó.

–¿Qué me dices, eh? –preguntó Henry al ver la estupefacción de su compañero–. ¿Es chulo o no?

–Creo que es la cosa más bonita que he visto en mi puta vida –respondió Pedro sin apartar la mirada.

–¿Crees que será algún faraón?

–Ni puta idea. No tiene ni un miserable cartel o nota que diga quién coño es, pero por mí como si me dicen que era el que le llevaba el rollo de papel al faraón para que se limpiara el culo. Me lo creería igualmente. Además, no me importa, lo que me importa es que es una maravilla, de eso no hay duda.

–Qué burro eres. En esa época no había rollos de papel de váter.

–Bueno, pues el que le llevaba el papiro de váter o lo que fuera.

Henry estalló en una carcajada y él se lo quedó mirando sin saber muy bien de qué se reía. Entonces se miró el reloj. Las dos y media de la madrugada. Llevaban allí demasiado tiempo. Su estómago gruñó como para manifestar que estaba de acuerdo.

–Y ahora, si no te importa –dijo–, hemos perdido un tiempo precioso y debemos continuar. Me espera un hermoso bocadillo.

–Ok, jefe –repitió Henry con sorna.

No habían dado ni dos pasos cuando un fuerte golpe hizo que se detuvieran en seco. Ambos se giraron en redondo, apuntando sus linternas hacia la enorme caja. El sonido había partido de allí. Sin ninguna duda.

–¿Qué ha sido eso, Pedro?

–Shhhh, calla –le contestó mientras se ponía un dedo en los labios para que el británico silenciara los suyos.

En el tenso silencio que se había creado de pronto se escuchó con claridad meridiana una especie de crujido seco, como si alguien hubiera partido una nuez.

–Otra vez –dijo Henry, que iluminaba la caja y alrededores con movimientos nerviosos.

Pedro se preguntó a qué se debía aquella repentina inquietud en su compañero. A menudo escuchaban toda clase de ruidos allí abajo, producidos por decenas de causas distintas pero perfectamente explicables, y nunca lo había visto responder de esa manera.

–Yo creo que son los típicos crujidos de la madera, como cuando en casa por las noches escuchas los ruiditos que hacen los muebles. O también las paredes. Aunque en este caso estoy seguro de que es la caja lo que ha crujido. Porque no creo que se haya metido una maldita rata ahí dentro.

Se acercó hasta allí con cierta cautela, no porque tuviera miedo, sino porque en caso de que fuera una rata de verdad, no quería que le saltara a la cara. Se moriría de asco si le sucediera algo así. Ya le pasó una vez algo muy parecido hacía un par de años y no estaba dispuesto a repetir la experiencia.

Cuando estaba a punto de enfocar su luz, el sonido volvió a repetirse.

Pedro se detuvo, sobresaltado. La inquietud que mostraba Henry hacía un momento parecía haberse trasladado a él, que notó cómo su corazón y su respiración se aceleraban. Pero él tenía un motivo para estar inquieto. En su cabeza había surgido de pronto un pensamiento, una idea, casi una certeza: ese sonido era provocado adrede para llamar su atención, para atraerlos.

Se volvió a su izquierda, buscando a su compañero. Henry sujetaba su linterna con las dos manos, aun así, era incapaz de controlar el temblor que la sacudía y Pedro podía escuchar sus jadeos asustados. ¿Qué coño estaba pasando allí? ¿A que se debía esa extraña tensión que llenaba de pronto el ambiente? ¿Por qué ese temor súbito que los embargaba a ambos?

–Esto es absurdo –musitó para sí mismo, infundiéndose valor. Y entonces alumbró el sarcófago con la linterna.

Henry, animado por su gesto, se acercó más y lo imitó. No había nada extraño allí dentro. Ni ratas, ni ningún otro animal. Nada de nada. Aquello los tranquilizó. Pero un nuevo ruido hizo que los dos guardias sintieran un escalofrío que les recorrió la espina dorsal.

Porque esta vez el sonido procedía de dentro mismo del sarcófago.

¡Joder!, eso ha sido un puto gemido, pensó Pedro, que echó de menos en ese momento no llevar una pistola encima. Lo único que portaban era una porra, idéntica a la que llevaban los policías; a no ser que sus linternas se consideraran también como armas.

–¡Dios, eso ha sonado como un gemido! –corroboró Henry, poniendo voz a sus pensamientos.

–No nos precipitemos, ¿vale? Esta mierda es muy antigua y puede que sea normal que algo tan viejo haga ruidos que nos parezcan extraños. A lo mejor, aunque aparenta estar en buen estado por fuera, por dentro está hecho una puta calamidad y se está pudriendo o algo así, y eso es lo que estamos oyendo –dijo, intentando convencerse a sí mismo y tratando de aparentar calma, aunque el temblor en su voz lo traicionaba.

Henry quiso contestar, pero no pudo hacerlo. Un potente crujido lo hizo enmudecer. Sus ojos aterrados creyeron ver que la tapa del sarcófago se había levantado unos pocos milímetros. Al mirar al rostro de Pedro comprendió que él había visto la mismo. Su terror iba en aumento. Y escaló tres peldaños de golpe cuando un inesperado tufo, como a polvo acumulado durante miles de años, inundó sus fosas nasales y las luces que ambos proyectaban se apagaron a la vez.

Los dos guardias se quedaron paralizados, jadeantes a causa del miedo intenso, y por sus mentes se paseó el mismo pensamiento urgente: había que largarse de allí ya. Y lo habrían hecho de no ser por un detalle: en la oscuridad total escucharon cómo la tapa de aquel ataúd milenario se abría por completo.

El pánico anegó sus mentes y cortocircuitó sus cerebros. Cayeron desmayados al suelo como dos fardos funerarios. Pero antes de hacerlo tuvieron tiempo de ver algo imposible que desearían no haber visto: dos ascuas rojas que flotaban dentro de aquella caja y despedían un furioso resplandor.

***

Los pitidos del microondas lo traen de vuelta de golpe a la realidad, dándole un susto de muerte.

–¡Joder, puto cacharro! –exclama mientas le lanza una mirada furibunda.

Abre la puerta para sacar el vaso de agua hirviendo y entonces le introduce una bolsita con té de banana que sumerge con una cucharilla. Hasta esa misma semana no sabía que esa clase de té pudiera existir, pero leyó en una página de Internet que era bueno para combatir el insomnio y no tardó en ir a comprarlo a la herboristería. Espera que sea cierto lo de que ayuda a conciliar el sueño, aunque duda mucho que vaya a poder hacerlo. Su cabeza es una olla a presión que hierve de preocupación y miedo y cree que no ha estado tan asustado en toda su vida. Mientras regresa de nuevo a aquella noche, no puede contener unas lágrimas.

***

Despertaron pasados unos minutos tras el terrorífico susto. Sus linternas estaban encendidas y al alcance de sus manos. Se pusieron en pie como impulsados por un resorte, temblorosos y lanzando miradas nerviosas a todos lados, sospechando de cualquier rincón bañado por las sombras, que allí abajo eran todos. Comprobaron con alivio que no tenían ningún daño y luego, con un valor que ninguno de los dos pensaba que tuvieran, volvieron a iluminar el interior de la gran caja. Advirtieron que el tufo a polvo había desaparecido y que el sarcófago se hallaba cerrado, al menos en apariencia. Aunque lo examinaron a conciencia, nada extraño se apreciaba en él y daba la impresión de que jamás hubiera sido abierto. Era como si nada hubiera ocurrido.

Decidieron que la ronda había acabado por esa noche para ellos y se apresuraron a largarse de allí cagando leches en dirección a la sala de control, donde Mike y Steve estarían aburridos de observar los monitores de las distintas cámaras de vigilancia, que la mayor parte del tiempo no captaban nada de interés. Por supuesto, no les contarían una sola palabra de lo sucedido. ¿Para qué? No les creerían. Nadie iba a creerles. Ellos mismos no eran capaces de creer la experiencia que habían vivido y pensaron que lo mejor era olvidarlo y que quedara entre ellos dos.

***

El té ya se ha enfriado lo suficiente y Pedro lo apura de un solo trago. No le gusta demasiado su sabor, pero lo tolera con tal de que cumpla su función. Deja la taza vacía en el fregadero. El temblor que agita sus manos hace que repiquetee la cucharilla. Está tan asustado y con los nervios tan a flor de piel que cree que si escuchara cualquier ruido estridente de golpe moriría de un infarto.

Al día siguiente del suceso Henry le llamó para decirle que no iría a trabajar esa noche porque se sentía enfermo. Apenas podía hablar de puro miedo. Entre sollozos le dijo que tenía la impresión de que algo rondaba su casa y que se sentía observado. Luego colgó y Pedro tuvo el extraño presentimiento de que no volvería a verlo nunca más. El jueves por la noche, cuando llegó al museo, le informaron de una trágica noticia: Henry había sido encontrado muerto en su casa. Asesinado de manera brutal.

Desde ese día Pedro está convencido de que él también va a morir. Esa cosa de dentro de aquel maldito féretro egipcio mató a su compañero y ahora vendrá a por él. Lo sabe, como también sabe que no hay nada que pueda hacer.

Apaga la luz de la cocina y se dirige con andar lastimoso hacia su dormitorio, como si soportara sobre los hombros el peso de una pirámide. Se tumba en la cama y cierra los ojos. Suspira con resignación mientras espera que el sueño venga a él. En su memoria se repiten las sensaciones experimentadas aquella noche de terror. Los ruidos. El olor. El miedo… Y sobre sus párpados cerrados se proyectan una y otra vez las imágenes grabadas en su retina. La cara asustada de Henry. La tapa entreabierta de aquel maldito ataúd de colores. La oscuridad. Y sobre todo... esos dos ojos rojos iracundos.

Pedro no cree que pueda dormirse, ni esa noche ni ninguna otra, pero lleva arrastrando el cansancio acumulado de toda una semana sin apenas dormir y por esa razón, unos minutos después, el sueño se apodera de él.

***

Algo lo saca de su sueño. Le ha parecido haber escuchado un ruido. Se incorpora y mira nervioso el despertador de su mesilla de noche. Son las dos y media de la madrugada. El estómago se le encoge al comprobar que es la misma hora en la que vivieron su inexplicable suceso en el museo. También es la hora casi exacta en la que murió Henry, aunque él no lo sepa.

Echa mano al revólver que ha dejado bajo la almohada. Aun armado, tiembla como una hoja al escuchar un crujido, como si alguien muy pesado caminara sobre un suelo de madera. La luz de su lamparita está encendida, pero no llega a iluminar del todo la puerta, que se halla envuelta en unas tinieblas de las que no puede apartar la mirada.

Entonces escucha con toda claridad el sonido de unos pasos que parecen arrastrarse de forma pesada por el pasillo. Unos pasos que suenan amortiguados, como si su dueño llevara zapatillas de suela de goma.

O los pies envueltos en vendas, le susurra su mente.

Ese pensamiento desata una oleada de pánico en Pedro, que apunta el arma con ambas manos en dirección a la puerta, aunque tiembla tanto que en caso de disparar es muy probable que le diera al techo. Mientras tanto, las pisadas aumentan de volumen, igual que el martilleo de su corazón.

Cada vez suenan más cerca. Alguien (o algo) está a punto de aparecer por la puerta. Pero entonces las pisadas se detienen. Pedro agudiza el oído intentando captar cualquier sonido. Nada. En su estado de nerviosismo y sobreexcitación percibe que tiene los sentidos hiperdesarrollados y que sus oídos son capaces de detectar el más mínimo estímulo sonoro. Espera un poco más, sin embargo, sigue sin escucharse nada. En su mente alterada por el miedo se abre paso un rayo de esperanza. Tal vez, piensa, esa ausencia de sonido significa que se ha ido. Tal vez significa que está a salvo. Tal vez…

Sus esperanzas se derrumban cuando un penetrante olor a polvo viejo y rancio irrumpe en su nariz. Una silueta enorme, avasalladora, se perfila de pronto en el quicio de la puerta. Pedro llora preso de un miedo atávico y sus dedos son incapaces de apretar el gatillo del revólver. Cuando aquella cosa gira su rostro hacia él desde las tinieblas puede ver dos ardientes ascuas que despiden un fulgor preñado de maldad. En ese momento comprende que no hay escapatoria.

Por fin, Pedro logra apretar el gatillo.

Se desploma sobre la cama, con la cabeza reventada.

Entonces deja de sentir miedo.

 

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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Vaya, al final te has decidido por intentar el terror puro y duro. Y la verdad es que te ha salido muy bien. En el aspecto formal nada que decir, y me ha gustado mucho la dosificación del miedo y la creación de la atmósfera. La cosa avanza despacio pero de un modo sostenido, aprovechando bien tanto las dos escenas como la idea de entrecruzar pasado y presente. Quizás la única pega es que no hay más cera que la que arde: un relato sobre el miedo con la excusa (o tema) de las momias. El giro final está conseguido sin ser extraordinario, lo que deja un relato muy compacto, sólido, bien construido. Buen trabajo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Buen trabajo Doc, te ha salido un relato de terror clásico, que para mi no es nada negativo, todo lo contrario. Maneja muy bien el tempo gracias al empleo de flashback,logrando una tensión creciente que rematas con un giro final sorprendente y muy logrado. Esos son  sus puntos más fuertes. Bueno, y el título,que está muy bien elegido.

Hablando de elecciones, creo que has hecho algunas menos afortunadas. Una es como resuelves el primer encuentro. El desmayo simultaneo. Despiertan y parece que todo ha sido un sueño. Pero no. Las cosa es real y va apor ellos. Entonces, ¿por qué no acabó con ellos cuando los tuvo a su merced?

También hay algunas palabras que creo que no estan bien escogidas. Por ejemplo:

Quote:

 Hacía la ronda habitual junto a Henry –que en realidad se llama Luis Enrique y es británico, aunque de padres españoles

Henry no es, más bien era,pues el narrador conoce su destino.

Hay algunos detalles má de ese tipo. El más llamativo es el uso en un momento ddo de los tacos. No es que me escandalice ni me moleste. Es un buen recurso para carcterizar a un personaje, pero aquí no casan del todo con Pedro. Porque en otros momentos habla de "un hermoso bocadillo". Siguiendo el mismo tono tendría que hablar de un "bocata mazo rico" o un "bocata cosa fina". También produce un efecto extraño el que estén tan concentrados en un punto del relato para luego desaparecer completamente. No hay más diálogos, es cierto, pero alguna exclamación en momentos de tensión podía haber habido.

El relato me ha gustado, es cierto que lo basas todo en el efecto final, pero está muy bien logrado.

Mi nota es un 4

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Patapalo dijo:

Vaya, al final te has decidido por intentar el terror puro y duro. Y la verdad es que te ha salido muy bien. En el aspecto formal nada que decir, y me ha gustado mucho la dosificación del miedo y la creación de la atmósfera. La cosa avanza despacio pero de un modo sostenido, aprovechando bien tanto las dos escenas como la idea de entrecruzar pasado y presente. Quizás la única pega es que no hay más cera que la que arde: un relato sobre el miedo con la excusa (o tema) de las momias. El giro final está conseguido sin ser extraordinario, lo que deja un relato muy compacto, sólido, bien construido. Buen trabajo.

Muchas gracias por tus palabras, Patapalo. En efecto, no hay más cera que la que arde y si te soy sincero, me gusta que sea así, por lo menos en este relato. Lo del giro final, que yo no lo había visto ni siquiera como un giro, es algo que surgió por casualidad cuando ya tenía el relato casi acabado. Me di cuenta de que faltaba algo y metí una frase casi al final que es la que lo cambiaba todo. No fue algo buscado, pero creo que fue un acierto.

Como te digo, muchas gracias. yes

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Bio Jesus dijo:

Buen trabajo Doc, te ha salido un relato de terror clásico, que para mi no es nada negativo, todo lo contrario. Maneja muy bien el tempo gracias al empleo de flashback,logrando una tensión creciente que rematas con un giro final sorprendente y muy logrado. Esos son  sus puntos más fuertes. Bueno, y el título,que está muy bien elegido.

Hablando de elecciones, creo que has hecho algunas menos afortunadas. Una es como resuelves el primer encuentro. El desmayo simultaneo. Despiertan y parece que todo ha sido un sueño. Pero no. Las cosa es real y va apor ellos. Entonces, ¿por qué no acabó con ellos cuando los tuvo a su merced?

También hay algunas palabras que creo que no estan bien escogidas. Por ejemplo:

Quote:

 Hacía la ronda habitual junto a Henry –que en realidad se llama Luis Enrique y es británico, aunque de padres españoles

Henry no es, más bien era,pues el narrador conoce su destino.

Hay algunos detalles má de ese tipo. El más llamativo es el uso en un momento ddo de los tacos. No es que me escandalice ni me moleste. Es un buen recurso para carcterizar a un personaje, pero aquí no casan del todo con Pedro. Porque en otros momentos habla de "un hermoso bocadillo". Siguiendo el mismo tono tendría que hablar de un "bocata mazo rico" o un "bocata cosa fina". También produce un efecto extraño el que estén tan concentrados en un punto del relato para luego desaparecer completamente. No hay más diálogos, es cierto, pero alguna exclamación en momentos de tensión podía haber habido.

El relato me ha gustado, es cierto que lo basas todo en el efecto final, pero está muy bien logrado.

Mi nota es un 4

A ver, que me defienda... no  Esto es un pequeño SPOILER, por lo tanto, que no lo lea nadie que no haya leído primero el relato.

A lo que voy. No los mata cuando los tiene a su merced porque ese primer encuentro es simplemente la chispa que la momia enciende para que sus víctimas tengan unos últimos días de horror. Ella sabe que puede acabar con ellos cuándo y cómo quiera porque tiene ese poder. Es un ser maligno, y como tal, está en su naturaleza provocar el mayor terror posible. Podría haber intentado poner algo de esto como un punto que aclarara las cosas, pero el relato tiene casi 3000 palabras justas y no me quedaba sitio para más sin recortar nada vital.

Sigamos:

Henry no es, más bien era,pues el narrador conoce su destino.

Tienes toda la razón en esto, me estuve pensando si ponerlo en presente o en pasado y al final lo dejé así. Me sonaba raro al leerlo, pero seguía sin verlo claro.

En cuanto a lo que dices de los tacos, queda claro que el personaje de Pedro los dice cada dos por tres porque es así (como muchas personas que conocemos todos), pero al contrario de lo que tú has dicho, yo creo que sí que pega que diga lo del "hermoso bocadillo". Podría haber dicho "un bocata de puta madre", pero tampoco creo que lo que yo escribí al final desentone de su personalidad en un momento dado.

Como nota curiosa, yo no digo tacos (soy así de raro), pero algunos de mis personajes sí que los sueltan porque creo que los hace más creíbles, más como el resto de personas.no

Dices que los diálogos desaparecen en un momento dado y que podría haber metido alguna exclamación en momentos de tensión. Los diálogos desaparecen, en efecto, pero es porque uno de los dos protagonistas que dialogan desaparece de la escena. Y en cuanto a las exclamaciones en momentos de tensión, hay una sola (cuando pita el microondas), pero una vez más, si metía cualquier frase sobrepasaba el límite de palabras y la verdad es que me veía incapaz de retocar nada más en un relato que habré repasado no menos de diez veces (lo juro por Boris Karloff).

En todo caso, gracias por tus observaciones y opiniones y, sobre todo, muchas gracias por tu puntuación.

Por cierto, cuando escribí el relato no estaba pensando en el final en ningún momento como algo sorpresivo o inesperado. Como le he explicado a Patapalo, fue algo que surgió por casualidad.

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Germinal
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Puntos: 1307

Un relato en apariencia sencillo pero cuya estructura de flashbacks y el cierre dejan un buen sabor de boca, la expresión quizás no sería la adecuada pero se entiende, ¿no?

Como pegas, y como siempre es una opinión, no aporta nada el origen o ascendencia de los personajes, preferiría leer la historia de unos guardas británicos, muy británicos y mucho británicos, tomando galletas y té y con el retrato de la reina colgando en la pared del apartamento. El devenir de la historia recae no obstante en apenas dos escenarios, por lo que hace que me resulte un tanto estático y el texto parezca estirarse más de lo necesario en algún momento.

En cuanto a la escritura, hay alguna construcción al principio cuyo tiempo verbal se me ha hecho extraño: “La idea cuando ha entrado en la cocina era preparase un café, pero lo ha pensado mejor y al final se ha decidido por una infusión.” Estas partes del relato están en presente, luego “la idea cuando entra en la cocina es prepararse un café, pero lo piensa mejor y se decide por una infusión”. Quizás sea correcta la primera opción pero como ya digo se me hace rara.

Voy a puntuar el relato con 3 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

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Puntos: 320

Buen relato, muy bien estructurado, pero poco novedoso. El final, aunque se veía venir, me ha gustado, le has dado el ritmo y la escritura perfecta.

 

Mi puntuación es un 3,6

EFePe

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El Conde de Bet...
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Puntos: 18

Vaya, que buen relato. Tiene un poco de todo, incluso la relación entre los dos protagonistas me ha logrado sacar unas risas. En cierta forma, como te comentaron más arriba, me pareció acertado que pusieras un final más orientado hacie el terror duro y puro.

4.0 estrellas mi estimado.

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

Germinal dijo:

Un relato en apariencia sencillo pero cuya estructura de flashbacks y el cierre dejan un buen sabor de boca, la expresión quizás no sería la adecuada pero se entiende, ¿no?

Como pegas, y como siempre es una opinión, no aporta nada el origen o ascendencia de los personajes, preferiría leer la historia de unos guardas británicos, muy británicos y mucho británicos, tomando galletas y té y con el retrato de la reina colgando en la pared del apartamento. El devenir de la historia recae no obstante en apenas dos escenarios, por lo que hace que me resulte un tanto estático y el texto parezca estirarse más de lo necesario en algún momento.

En cuanto a la escritura, hay alguna construcción al principio cuyo tiempo verbal se me ha hecho extraño: “La idea cuando ha entrado en la cocina era preparase un café, pero lo ha pensado mejor y al final se ha decidido por una infusión.” Estas partes del relato están en presente, luego “la idea cuando entra en la cocina es prepararse un café, pero lo piensa mejor y se decide por una infusión”. Quizás sea correcta la primera opción pero como ya digo se me hace rara.

Voy a puntuar el relato con 3 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

Saludos, Germinal.

Esa frase que me propones como alternativa la he repasado, igual que la mía, y en mi opinión son válidas cualquiera de las dos. Aunque puede que me equivoque, pero yo lo veo así. Para mí es valida puesto que refleja una acción inmediata, pero que acaba de transcurrir. Pedro ya se está preparando la infusión en ese momento, tras descartar apenas un segundo antes la opción del café, luego es como una especie de presente-pasado simultáneo. No sé si me explico.

Personalmente, y que conste que no es por defender mi relato, no me importa el hecho de que la acción transcurra en varios escenarios, en dos o en uno solo. No le doy mayor importancia, y si lo piensas verás que hay muy buenas historias tanto en la literatura como en el cine, donde alguien no sale de un ascensor o de una cabina, por poner un par de ejemplos.

Gracias a ti por comentar y puntuar.

 

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Efepe dijo:

Buen relato, muy bien estructurado, pero poco novedoso. El final, aunque se veía venir, me ha gustado, le has dado el ritmo y la escritura perfecta.

 

Mi puntuación es un 3,6

Pues gracias por esa puntuación, Efepe. La verdad es que no buscaba ser novedoso en esta ocasión, aunque en la mayoría de ocasiones sí que lo intento.

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El Conde de Betancourt dijo:

Vaya, que buen relato. Tiene un poco de todo, incluso la relación entre los dos protagonistas me ha logrado sacar unas risas. En cierta forma, como te comentaron más arriba, me pareció acertado que pusieras un final más orientado hacie el terror duro y puro.

4.0 estrellas mi estimado.

Saludos, El Conde de Betancourt.

Me alegro de que te haya sacado unas risas esa relación entre los protagonistas. Era lo que pretendía, poner algo de humor antes de cortarlo de raíz y que apareciera lo inquietante y (presuntamente) terrorífico. ;)

Muchas gracias por tus comentarios y puntuación.

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Germinal
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Dr. Ziyo dijo:

Germinal dijo:

Un relato en apariencia sencillo pero cuya estructura de flashbacks y el cierre dejan un buen sabor de boca, la expresión quizás no sería la adecuada pero se entiende, ¿no?

Como pegas, y como siempre es una opinión, no aporta nada el origen o ascendencia de los personajes, preferiría leer la historia de unos guardas británicos, muy británicos y mucho británicos, tomando galletas y té y con el retrato de la reina colgando en la pared del apartamento. El devenir de la historia recae no obstante en apenas dos escenarios, por lo que hace que me resulte un tanto estático y el texto parezca estirarse más de lo necesario en algún momento.

En cuanto a la escritura, hay alguna construcción al principio cuyo tiempo verbal se me ha hecho extraño: “La idea cuando ha entrado en la cocina era preparase un café, pero lo ha pensado mejor y al final se ha decidido por una infusión.” Estas partes del relato están en presente, luego “la idea cuando entra en la cocina es prepararse un café, pero lo piensa mejor y se decide por una infusión”. Quizás sea correcta la primera opción pero como ya digo se me hace rara.

Voy a puntuar el relato con 3 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

Saludos, Germinal.

Esa frase que me propones como alternativa la he repasado, igual que la mía, y en mi opinión son válidas cualquiera de las dos. Aunque puede que me equivoque, pero yo lo veo así. Para mí es valida puesto que refleja una acción inmediata, pero que acaba de transcurrir. Pedro ya se está preparando la infusión en ese momento, tras descartar apenas un segundo antes la opción del café, luego es como una especie de presente-pasado simultáneo. No sé si me explico.

Personalmente, y que conste que no es por defender mi relato, no me importa el hecho de que la acción transcurra en varios escenarios, en dos o en uno solo. No le doy mayor importancia, y si lo piensas verás que hay muy buenas historias tanto en la literatura como en el cine, donde alguien no sale de un ascensor o de una cabina, por poner un par de ejemplos.

Gracias a ti por comentar y puntuar.

 

La cabina de Antonio Mercero, sin duda. No es por defender mi tesis pero la grúa lo va transportando por diversos escenarios no

En cuanto al ascensor... Bueno, recuerdo un capítulo de McGyver en el que creo que hay una bomba y utiliza un clip y un chicle, o quizás estoy mezclando la serie con un chiste, qué se yo.

Quizás no he expresado bien, bueno quizás no, seguro.

Recuerdo un relato del Polidori pasado en el que describías una escena en un callejón con un monstruo-maniquí (quizás aquí también estoy mezclando cosas, de verdad que al final voy a hacermelo mirar). Aquí he tenido un poco la misma sensación que con aquel relato, aunque los flashbacks la hayan "disfrazado", era como ver la misma escena en la que la momia iba a perseguir y a acabar, sin duda alguna, con el protagonista. Que lo mismo el problema es mío, ya te digo que sí, porque además es que por momentos me esperaba también el cachondeo del hombre-lobo geriátrico que me dejó tan buen recuerdo.

Lo del tiempo verbal ya digo que es una impresión, a ver si a alguien más le ocurre o es que estoy lleno de manías, que también, para qué negarlo.

 

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Dr. Ziyo
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Germinal dijo:

Dr. Ziyo dijo:

Saludos, Germinal.

Esa frase que me propones como alternativa la he repasado, igual que la mía, y en mi opinión son válidas cualquiera de las dos. Aunque puede que me equivoque, pero yo lo veo así. Para mí es valida puesto que refleja una acción inmediata, pero que acaba de transcurrir. Pedro ya se está preparando la infusión en ese momento, tras descartar apenas un segundo antes la opción del café, luego es como una especie de presente-pasado simultáneo. No sé si me explico.

Personalmente, y que conste que no es por defender mi relato, no me importa el hecho de que la acción transcurra en varios escenarios, en dos o en uno solo. No le doy mayor importancia, y si lo piensas verás que hay muy buenas historias tanto en la literatura como en el cine, donde alguien no sale de un ascensor o de una cabina, por poner un par de ejemplos.

Gracias a ti por comentar y puntuar.

 

La cabina de Antonio Mercero, sin duda. No es por defender mi tesis pero la grúa lo va transportando por diversos escenarios no

En cuanto al ascensor... Bueno, recuerdo un capítulo de McGyver en el que creo que hay una bomba y utiliza un clip y un chicle, o quizás estoy mezclando la serie con un chiste, qué se yo.

Quizás no he expresado bien, bueno quizás no, seguro.

Recuerdo un relato del Polidori pasado en el que describías una escena en un callejón con un monstruo-maniquí (quizás aquí también estoy mezclando cosas, de verdad que al final voy a hacermelo mirar). Aquí he tenido un poco la misma sensación que con aquel relato, aunque los flashbacks la hayan "disfrazado", era como ver la misma escena en la que la momia iba a perseguir y a acabar, sin duda alguna, con el protagonista. Que lo mismo el problema es mío, ya te digo que sí, porque además es que por momentos me esperaba también el cachondeo del hombre-lobo geriátrico que me dejó tan buen recuerdo.

Lo del tiempo verbal ya digo que es una impresión, a ver si a alguien más le ocurre o es que estoy lleno de manías, que también, para qué negarlo.

 

No recordaba lo de la grúa, jajajaa. De todos modos eso no cambia mi opinión de que se pueden hacer muy buenas cosas en literatura o cine sin salir de un único espacio.

Pues sí, era un monstruo-maniquí en un callejón, y ahora que lo dices, también recuerdo que alguien que me comentó ese relato que mencionas también comentaba  lo de un único escenario y tal. ¿Fuiste tú? XD  Si es así, mi próximo relato también te causará el mismo efecto, jejeje.

Por cierto, manías tenemos todos.

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Germinal
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Puntos: 1307

Dr. Ziyo dijo:

Germinal dijo:

Dr. Ziyo dijo:

Saludos, Germinal.

Esa frase que me propones como alternativa la he repasado, igual que la mía, y en mi opinión son válidas cualquiera de las dos. Aunque puede que me equivoque, pero yo lo veo así. Para mí es valida puesto que refleja una acción inmediata, pero que acaba de transcurrir. Pedro ya se está preparando la infusión en ese momento, tras descartar apenas un segundo antes la opción del café, luego es como una especie de presente-pasado simultáneo. No sé si me explico.

Personalmente, y que conste que no es por defender mi relato, no me importa el hecho de que la acción transcurra en varios escenarios, en dos o en uno solo. No le doy mayor importancia, y si lo piensas verás que hay muy buenas historias tanto en la literatura como en el cine, donde alguien no sale de un ascensor o de una cabina, por poner un par de ejemplos.

Gracias a ti por comentar y puntuar.

 

La cabina de Antonio Mercero, sin duda. No es por defender mi tesis pero la grúa lo va transportando por diversos escenarios no

En cuanto al ascensor... Bueno, recuerdo un capítulo de McGyver en el que creo que hay una bomba y utiliza un clip y un chicle, o quizás estoy mezclando la serie con un chiste, qué se yo.

Quizás no he expresado bien, bueno quizás no, seguro.

Recuerdo un relato del Polidori pasado en el que describías una escena en un callejón con un monstruo-maniquí (quizás aquí también estoy mezclando cosas, de verdad que al final voy a hacermelo mirar). Aquí he tenido un poco la misma sensación que con aquel relato, aunque los flashbacks la hayan "disfrazado", era como ver la misma escena en la que la momia iba a perseguir y a acabar, sin duda alguna, con el protagonista. Que lo mismo el problema es mío, ya te digo que sí, porque además es que por momentos me esperaba también el cachondeo del hombre-lobo geriátrico que me dejó tan buen recuerdo.

Lo del tiempo verbal ya digo que es una impresión, a ver si a alguien más le ocurre o es que estoy lleno de manías, que también, para qué negarlo.

 

No recordaba lo de la grúa, jajajaa. De todos modos eso no cambia mi opinión de que se pueden hacer muy buenas cosas en literatura o cine sin salir de un único espacio.

Pues sí, era un monstruo-maniquí en un callejón, y ahora que lo dices, también recuerdo que alguien que me comentó ese relato que mencionas también comentaba  lo de un único escenario y tal. ¿Fuiste tú? XD  Si es así, mi próximo relato también te causará el mismo efecto, jejeje.

Por cierto, manías tenemos todos.

Acabo de mirarlo. Fui yo xD

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Dr. Ziyo
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Germinal dijo:

Dr. Ziyo dijo:

No recordaba lo de la grúa, jajajaa. De todos modos eso no cambia mi opinión de que se pueden hacer muy buenas cosas en literatura o cine sin salir de un único espacio.

Pues sí, era un monstruo-maniquí en un callejón, y ahora que lo dices, también recuerdo que alguien que me comentó ese relato que mencionas también comentaba  lo de un único escenario y tal. ¿Fuiste tú? XD  Si es así, mi próximo relato también te causará el mismo efecto, jejeje.

Por cierto, manías tenemos todos.

Acabo de mirarlo. Fui yo xD

Jajajajaa, lo sabía. XD

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Danduay
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Poblador desde: 07/05/2020
Puntos: 256

Un relato de corte clásico, bien construido y honesto. Quizá hubiera podido actualizarse un poco aprovechando el origen de los protagonistas, tocando un poco el tema de la inmigración (desamparo, pérdida...).

Buena dosificación, creciente, de los elementos terroríficos, lo que contribuye a mantener el interés y el suspense, algo que tiene un mérito especial teniendo en cuenta el clasicismo argumental.

Se cuela alguna erratilla de esas que tanto nos gustan ("Al mirar al rostro de Pedro comprendió que él había visto la mismo".) y alguna otra cosilla de gramática que, más que incorrecta, resulta un poco extraña. Pasa a veces con las frases largas con muchas subordinadas, que dificultan un poco la lectura y dan la sensación de ser algo forzadas, poco naturales.

Se me hace un poco raro el uso del tiempo presente. Es difícil manejarlo en narrativa, aunque entiendo que refuerza la estructura de saltos en el tiempo y demuestra la valentía de darle una vuelta de tuerca a la forma del relato.

No tengo problemas con las frases malsonantes, pero se me hace un poco raro que, en un momento determinado, las utilice el narrador (usa el estilo libre indirecto, creo; pero me choca un poco). Sí me parece que aportan realismo utilizándolos en el idiolecto del protagonista, especialmente en los diálogos.

Aun dentro del clasicismo del relato, me resulta un poco forzado el desmayo doble. Quizá uno de los dos podría haber huido (notando alguna "presencia" o no) y volver para despertar al otro, no sé.

En cualquier caso, enhorabuena por haber enfrentado el reto de escribir un argumento clásico y salir airoso. Le daría 3,5 estrellas.

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

Danduay dijo:

Un relato de corte clásico, bien construido y honesto. Quizá hubiera podido actualizarse un poco aprovechando el origen de los protagonistas, tocando un poco el tema de la inmigración (desamparo, pérdida...).

Buena dosificación, creciente, de los elementos terroríficos, lo que contribuye a mantener el interés y el suspense, algo que tiene un mérito especial teniendo en cuenta el clasicismo argumental.

Se cuela alguna erratilla de esas que tanto nos gustan ("Al mirar al rostro de Pedro comprendió que él había visto la mismo".) y alguna otra cosilla de gramática que, más que incorrecta, resulta un poco extraña. Pasa a veces con las frases largas con muchas subordinadas, que dificultan un poco la lectura y dan la sensación de ser algo forzadas, poco naturales.

Se me hace un poco raro el uso del tiempo presente. Es difícil manejarlo en narrativa, aunque entiendo que refuerza la estructura de saltos en el tiempo y demuestra la valentía de darle una vuelta de tuerca a la forma del relato.

No tengo problemas con las frases malsonantes, pero se me hace un poco raro que, en un momento determinado, las utilice el narrador (usa el estilo libre indirecto, creo; pero me choca un poco). Sí me parece que aportan realismo utilizándolos en el idiolecto del protagonista, especialmente en los diálogos.

Aun dentro del clasicismo del relato, me resulta un poco forzado el desmayo doble. Quizá uno de los dos podría haber huido (notando alguna "presencia" o no) y volver para despertar al otro, no sé.

En cualquier caso, enhorabuena por haber enfrentado el reto de escribir un argumento clásico y salir airoso. Le daría 3,5 estrellas.

Se cuela alguna erratilla de esas que tanto nos gustan ("Al mirar al rostro de Pedro comprendió que él había visto la mismo".)

Mira que me da rabia, después de haberlo repasado tantas y tantas veces, que se me escapen estos detalles.

Tomo nota de todo. Gracias por comentar y puntuar.

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Stendek
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Puntos: 198

La historia de unos pringados que perturban el sueño de una momia haciendo que esta regrese de la muerte y los liquide se ha contado un millón de veces. Que la acción transcurra en un museo, unas trescientas mil. Que sea el precisamente en el British Museum, estimo que unas cien mil. El giro final resulta en una tardía redención.

Lo siento: 2,5.

Un saludo

Javier Garrido

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Stendek dijo:

La historia de unos pringados que perturban el sueño de una momia haciendo que esta regrese de la muerte y los liquide se ha contado un millón de veces. Que la acción transcurra en un museo, unas trescientas mil. Que sea el precisamente en el British Museum, estimo que unas cien mil. El giro final resulta en una tardía redención.

Lo siento: 2,5.

Un saludo

Javier Garrido

Gracias (algo que también se ha dicho un millón de veces, pero nunca cansa) por tu valoración, Javier.

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Un buen relato de corte clásico que va ganando enteros a medida que se avanza. 

Todo está bien escrito, pero tanto la estructura del clímax (donde la tension sube hasta salirse de la pantalla) como su prosa me ha encantado.

En cuanto a la trama debo decir que,aunque se disfruta, no me ha dejado huella. Me parece bastante lineal y poco sorprendente. Encuentran sarcófago, lo abren y se desata la maldición. Le habría ido muy, muy bien, algunos toques originales. De hecho, creo que lo más original es el tamaño descomunal del sarcófago. Y es una pena, porque la descripción final me parece de lo mejor que he leído durante el concurso, y es digna de estar en la selección. Por eso me sabe tan mal no haber encontrado algo que me hiciese decir: «hostia, aquí le ha dado una vuelta de tuerca, qué guapo». 

En cuanto a la relación de los personajes, hay momentos que me gusta y otros (los menos) en las que tienen frases que al menos a mí me parecen muy americanizadas como "hermoso bocadillo". Es algo personal, tampoco es que me haya sacado de la historia ni me haga bajar puntos, pero no termina de convencerme. 

Cuando dice que Henry en realidad se llama Enrique debería estar escrito en pasado, ya que al final sabemos que Henry está muerto.

Los pensamientos escritos en estilo directo deberían llevar comillas. 

En definitiva, un relato que va a más, pero que al acabarlo, a pesar de lo muy disfrutable del final, te deja la sensación de haber releído una historia ya contada. 

Aún así, 3´5 estrellas.     

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Hedrigall
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Puntos: 1132

El relato se apoya en un terror psicológico y tira de la mística clásica de la momia, el sarcófago y el museo. Y hace un buen trabajo, aunque creo que abusa un poco de explicar ese miedo a través del narrador, que conoce todo lo que siente el protagonista.

A modo de ejemplo, en dos párrafos consecutivos se leen las siguientes palabras: Sobresaltado, inquietud, inquieto, asustados, tensión, temor.

En general, queda claro desde el principio que el ruido en la sala del sarcófago ha dejado a Henry y Pedro muy inquietos, y creo que esa situación inicial causa inquietud en el lector. Pero los esfuerzos constantes en remarcar esa inquietud —«Sus ojos aterrados», «Su terror iba en aumento», «jadeantes a causa del miedo intenso», «el pánico anegó sus mentes»—, es decir, el esfuerzo en explicar y no en mostrar ese miedo, hacen que esa inquietud desaparezca en el lector, que creo que prefiere sentir las emociones no porque se las expliquen, sino porque los personajes las sientan.

Un par de detalles: El salto de omnisciencia narrativa en esta frase me ha descolocado:

«También es la hora casi exacta en la que murió Henry, aunque él no lo sepa

Creo que es el único momento en el relato en que el narrador deja de limitarse a lo que siente y conoce Pedro, para convertirse en un omnisciente absoluto, que sabe la hora exacta en que murió Henry.

También creo que la forma de hablar de Henry y Pedro es irregular en el relato: hay trozos en los que hablan de forma absolutamente chabacana, otros en los que no.

El relato se lee con facilidad y atrae el interés, a pesar de que la trama pueda ser clásica o se pueda intuir cómo acabará, y eso se consigue con buena mano al escribir.

Edito: Puntuaré más tarde, en cuanto haya leído algunos relatos más.

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

Hedrigall dijo:

El relato se apoya en un terror psicológico y tira de la mística clásica de la momia, el sarcófago y el museo. Y hace un buen trabajo, aunque creo que abusa un poco de explicar ese miedo a través del narrador, que conoce todo lo que siente el protagonista.

A modo de ejemplo, en dos párrafos consecutivos se leen las siguientes palabras: Sobresaltado, inquietud, inquieto, asustados, tensión, temor.

En general, queda claro desde el principio que el ruido en la sala del sarcófago ha dejado a Henry y Pedro muy inquietos, y creo que esa situación inicial causa inquietud en el lector. Pero los esfuerzos constantes en remarcar esa inquietud —«Sus ojos aterrados», «Su terror iba en aumento», «jadeantes a causa del miedo intenso», «el pánico anegó sus mentes»—, es decir, el esfuerzo en explicar y no en mostrar ese miedo, hacen que esa inquietud desaparezca en el lector, que creo que prefiere sentir las emociones no porque se las expliquen, sino porque los personajes las sientan.

Un par de detalles: El salto de omnisciencia narrativa en esta frase me ha descolocado:

«También es la hora casi exacta en la que murió Henry, aunque él no lo sepa

Creo que es el único momento en el relato en que el narrador deja de limitarse a lo que siente y conoce Pedro, para convertirse en un omnisciente absoluto, que sabe la hora exacta en que murió Henry.

También creo que la forma de hablar de Henry y Pedro es irregular en el relato: hay trozos en los que hablan de forma absolutamente chabacana, otros en los que no.

El relato se lee con facilidad y atrae el interés, a pesar de que la trama pueda ser clásica o se pueda intuir cómo acabará, y eso se consigue con buena mano al escribir.

Edito: Puntuaré más tarde, en cuanto haya leído algunos relatos más.

Tomo nota, Hedrigall. Solamente una puntualización: el que habla de manera chabacana y vulgar (y creo que lo demuestra casi siempre que abre la boca) es únicamente Pedro, y no Henry, que es el "normal" de los dos.

Gracias por comentar.

 

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Sanbes dijo:

Un buen relato de corte clásico que va ganando enteros a medida que se avanza. 

Todo está bien escrito, pero tanto la estructura del clímax (donde la tension sube hasta salirse de la pantalla) como su prosa me ha encantado.

En cuanto a la trama debo decir que,aunque se disfruta, no me ha dejado huella. Me parece bastante lineal y poco sorprendente. Encuentran sarcófago, lo abren y se desata la maldición. Le habría ido muy, muy bien, algunos toques originales. De hecho, creo que lo más original es el tamaño descomunal del sarcófago. Y es una pena, porque la descripción final me parece de lo mejor que he leído durante el concurso, y es digna de estar en la selección. Por eso me sabe tan mal no haber encontrado algo que me hiciese decir: «hostia, aquí le ha dado una vuelta de tuerca, qué guapo». 

En cuanto a la relación de los personajes, hay momentos que me gusta y otros (los menos) en las que tienen frases que al menos a mí me parecen muy americanizadas como "hermoso bocadillo". Es algo personal, tampoco es que me haya sacado de la historia ni me haga bajar puntos, pero no termina de convencerme. 

Cuando dice que Henry en realidad se llama Enrique debería estar escrito en pasado, ya que al final sabemos que Henry está muerto.

Los pensamientos escritos en estilo directo deberían llevar comillas. 

En definitiva, un relato que va a más, pero que al acabarlo, a pesar de lo muy disfrutable del final, te deja la sensación de haber releído una historia ya contada. 

Aún así, 3´5 estrellas.     

Casi me paso este comentario. crying

En primer lugar, gracias por esto:

Todo está bien escrito, pero tanto la estructura del clímax (donde la tension sube hasta salirse de la pantalla) como su prosa me ha encantado.

Tomo nota de lo poco sorprendente y lineal de la trama, la verdad es que en este caso no busqué originalidad, sino simplemente crear tensión e intentar meter algo de "yuyu" en los cuerpos.

Y lo de la vuelta de tuerca, no se me ocurrió hacer nada parecido, y tal vez como tú dices, eso habría sido un punto que le habría dado más valor a la historia.

Sobre lo que dices de los pensamientos directos entre comillas, yo también lo creía así, pero he leído algún que otro libro recientemente (saga Millenium, por ejemplo, y otros) donde aparecen tal cual y me he limitado a copiar el ejemplo.

No me pareció que "hermoso bocadillo" sonara americanizado y por eso lo puse, podría haber puesto "un bocata que te cagas", no más español y más acorde al personaje tal vez.

En fin, tomo nota de todo; gracias por tus comentarios y puntuación.
 

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Ligeia
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Puntos: 1152

"era preparase un cafe" por "era prepararse un café"; buen relato. A mí también me suenan un poco forzadillos los tacos y "un hermoso bocadillo" quedaría mejor " un hermoso bocata". Lo que me ha encantado es el final jojo no me lo esperaba leñe creía que iba a intentar defenderse por inútil que fuera y de repente Pum le subo medio punto por ello.

Tres estrellas y media: ***´

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Ligeia dijo:

"era preparase un cafe" por "era prepararse un café"; buen relato. A mí también me suenan un poco forzadillos los tacos y "un hermoso bocadillo" quedaría mejor " un hermoso bocata". Lo que me ha encantado es el final jojo no me lo esperaba leñe creía que iba a intentar defenderse por inútil que fuera y de repente Pum le subo medio punto por ello.

Tres estrellas y media: ***´

Increíble que se me pasen esas cosas después de la cantidad de veces que los repaso.

A mí los tacos no me suenan forzados, ¡joder! no

Me alegro de que te haya gustado el final, Ligeia. 

Gracias por el comentario y la valoración.

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Dr. Ziyo dijo:

Ligeia dijo:

"era preparase un cafe" por "era prepararse un café"; buen relato. A mí también me suenan un poco forzadillos los tacos y "un hermoso bocadillo" quedaría mejor " un hermoso bocata". Lo que me ha encantado es el final jojo no me lo esperaba leñe creía que iba a intentar defenderse por inútil que fuera y de repente Pum le subo medio punto por ello.

Tres estrellas y media: ***´

Increíble que se me pasen esas cosas después de la cantidad de veces que los repaso.

A mí los tacos no me suenan forzados, ¡joder! no

Me alegro de que te haya gustado el final, Ligeia. 

Gracias por el comentario y la valoración.

Deberíais dejar de frecuentar este antro los dos. Está lleno de cabr%#es deslenguados que os van a pervertir hasta convertiros en put%$ macarras que solo saben decir tacos llenos de jod&%#s asteriscos.

Te debo comentarios a este último, Doc. Los tenía por ahí ya anotados, pero los he perdido.

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Curro dijo:

Dr. Ziyo dijo:

Ligeia dijo:

"era preparase un cafe" por "era prepararse un café"; buen relato. A mí también me suenan un poco forzadillos los tacos y "un hermoso bocadillo" quedaría mejor " un hermoso bocata". Lo que me ha encantado es el final jojo no me lo esperaba leñe creía que iba a intentar defenderse por inútil que fuera y de repente Pum le subo medio punto por ello.

Tres estrellas y media: ***´

Increíble que se me pasen esas cosas después de la cantidad de veces que los repaso.

A mí los tacos no me suenan forzados, ¡joder! no

Me alegro de que te haya gustado el final, Ligeia. 

Gracias por el comentario y la valoración.

Deberíais dejar de frecuentar este antro los dos. Está lleno de cabr%#es deslenguados que os van a pervertir hasta convertiros en put%$ macarras que solo saben decir tacos llenos de jod&%#s asteriscos.

Te debo comentarios a este último, Doc. Los tenía por ahí ya anotados, pero los he perdido.

Jajajjajaaa... me río por todo lo que has dicho, hasta por lo de los comentarios perdidos.

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Un relato correcto, de hecho, creo que peca de corrección y no destaca por nada. ES como una peli de los ochenta que vas siguiendo sin que te sorprenda nada de la trama.

Bien escrito y correcto en el estilo. Hay un momento en el que la voz del narrador suena demasiado igual a la de los personajes. 

 

Mi puntuación es de 3 estrellas.

 

 

 

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

jane eyre dijo:

Un relato correcto, de hecho, creo que peca de corrección y no destaca por nada. ES como una peli de los ochenta que vas siguiendo sin que te sorprenda nada de la trama.

Bien escrito y correcto en el estilo. Hay un momento en el que la voz del narrador suena demasiado igual a la de los personajes. 

 

Mi puntuación es de 3 estrellas.

 

Tomo nota, jane eyre. Gracias por comentar y puntuar.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Curro dijo:

Deberíais dejar de frecuentar este antro los dos. Está lleno de cabr%#es deslenguados que os van a pervertir hasta convertiros en put%$ macarras que solo saben decir tacos llenos de jod&%#s asteriscos.

 

jajajajajajajaja tal vez lo necesitemos, parece que no se lleva ya el estilo Sir Arthur Conan Doyle XD

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