Monstruomanía
El comisario se pasa la lengua por los colmillos, nervioso, mientras el agente olfatea a la gorgona. Los fragmentos de espejo y el corte limpio que la ha decapitado son una pista clara. La cita del Andronomicón arañada en su piel, la clave. Diantres, el asesino se cree humano.
Precoz
La madre, recordando las palabras entre lágrimas de su pequeño, no podía dormir. Cuando sintió movimiento en el otro lado de la cama, asió el cuchillo escondido y, yendo tras el monstruo, se lo clavó una y otra vez.
En su habitación, siempre al acecho, el niño sonrió.