Ayer me fui de acompañante con la clase del mayor y la de la segunda a la salida cultural del día: visitar la depuradora del pueblo. Desde Metz que no participaba en una de estas. Y la cosa cambia en un pueblo, claro: aquí va de que no se esbaricen a la acequia, los atropelle un tractor o se claven demasiadas ortigas mientras paseas con un solecico bien majo entre las viñas.
Así que estaba pensando en lo bucólico del asunto cuando van y se arrancan espontáneamente los críos a cantar la marsellesa a pleno pulmón. Los hijos de la patria y el día de gloria llegado y todas estas historias, como muy a fondo, con un toque nogueriano muy inesperado. Me sentí arrastrado a La guerra de los botones y, como no, me acordé del Monty y lo orgulloso que se hubiera sentido si hubieran sido españoles.
Y entonces mi hija me pidió que cantara yo el español
Qué golpe más bajo el de tu hija xddddddd
Es probable emitió su esperma de una forma muy descuidada.