Bueno, y también he caído sobre este artículo que es más pintoresco que otra cosa: http://www.playgroundmag.net/noticias/actualidad/Barbie-espia_0_1504049587.html
Pero que, gracias a ello, permite poner el acento en la cuestión de la privacidad. Vale, lo de la Barbie espía suena tan ridículo que llama la atención, más aún con lo de sonsacar información a menores para que la pérfida compañía maximice beneficios. Pero más allá del esperpento hay un fondo de realidad: desde que Internet se ha implantado la realización de perfiles de consumo se ha perfeccionado, hasta tal punto que es un tema recurrente, por ejemplo, en la ciencia ficción.
Evidentemente, tiene sus lados positivos en ambos lados de la balanza: a mí no me importa que me recomienden un libro en función de mis anteriores compras, pues puede funcionar bien en muchos casos. La historia está en ¿dónde está el límite? Y ¿quién controla que no se sobrepasen estos límites?
Quien tenga la sartén por el mango en estos temas, pueden meter un sesgo a la información brutal, por no hablar de lo que puede condicionar los propios hábitos del consumidor.
¿Cómo lo veis? ¿Meteríais una Barbie inteligente en el cuarto de vuestras hijas/sobrinas menores?
El problema respecto a la información personal ha venido por un factor que numerosos expertos "profetizaron" hace un par de décadas: la nacionalización de internet.
Con nacionalización me refiero a quién controla internet. Se dijo que internet era de toda la humanidad, pero empezando desde hará una década los Estados Unidos han dejado claro que internet es suyo. El resto de países lo han aceptado siempre que puedan meter tajada por su cuenta a sus propios ciudadanos.
En general no debería haber problema con que las empresas coleccionaran información de la gente para venderla unos a otros o para saber qué vender puesto que ese es su fin, conseguir beneficio con productos destinados a la población. Habrá a quien le parezca horrible pero no supone un mayor riesgo... Excepto si por encima hay un gobierno controlándolo. Y desde hará unos pocos años lo hay, cada vez más.
A mí no me importaría que los negocios supieran qué me gusta para meterme publicidad o ofertas ya que no soy tan estúpido como para tragármelo. Es lo mismo que con los anuncios de la televisión (y nunca he entendido que la gente fuera tan tonta como para cambiar sus hábitos gracias a ellos). Es un servicio. Su objetivo no es llegar a las distopías literarias donde las multinacionales han superado a los gobiernos y viven en base a la represión controlando a la sociedad en todos los niveles.
Pero que lo sepa el gobierno... Ahí la cosa cambia. Su objetivo no es sacar beneficio por tus gustos sino administrar el estado, lo cual por desgracia suele desembocar en control del invividuo y de la sociedad en general y es algo más sencillo y cercano a nosotros, al menos hoy en día.