Ronda 2: Cocinillas. Canela y ternera, cernidor y vaso, amargo (Grupo Lanza) - COMPLETO - Lee Jun-fan 1 - Grouch 2

Garimpeiro

—Ni las diosas tienen una cabellera rubia tan espesa— presumía, al bañarse, la pastora.

Enfurecida, Hera, de ojos de ternera, convirtió en oro la melena. La muchacha se hundió en el río.

Desde entonces la busca su amado, mas solo los rayos de sol atraviesan el cernidor, sin detenerse.

Un duelo muy difícil de dirimir.

Para siempre es un micro muy templado. Sobrio, como una buena peli de suspense. Camina sendas que se han repetido algo a lo largo de esta ronda, pero al hacerlo con clase, se resiente menos. El vaso, la canela y el sabor amargo están muy bien introducidos. "Ya lo había pensado" queda un poco raro en esa posición; no aporta mucho. Yo la hubiera colococado como la primera oración del micro, donde sí tendría un peso mayor, al crear incertidumbre en el lector. La escena del matrimonio tumbado en la cama, pero sin tocarse (los imagino vestido, mirando al techo, esperando que llegue el fin de la unión) me parece triste, muy evocadora. 

Garimpeiro es un micrazo, al que le encuentro algunos fallos formales que enturbian su lectura. "Presumía, al bañarse, la pastora", me parece que suena poco natural. Hubiera sido muy fácil colocar "Presumía la pastora al bañarse". Creo que habría fluído mejor. El error más gordo, a mi modo de ver, es la enorme cacofonía y la rara construcción de "Enfurecida, Hera, de ojos de ternera, convirtió en oro la melena.". Es casi un verso, chirría mucho y parte completamente la lectura. Por último, creo que con el "cernidor" el autor se está refiriendo al tamiz del buscador de oro. Pero no me queda claro, pues también se puede interpretar que lo que atraviesan los rayos son los metros y metros de agua que hay encima de la muchacha. A pesar de todos estos detalles, errores fácilmente mejorables, se trata de un micro precioso, que consigue crear ese ambiente entre lo fantástico e inquietante que precisan los cuentos. Es muy fácil imaginar a la chica con la cabellera mutada en un bloque de oro macizo, hundiéndose en las negruras del río. Bravo.

Un duelo, como decía, muy difícil. Hasta tal punto que escribir estos comentarios me han ayudado a decidirme. Por muy poco, me quedo con Para siempre.  
 

Señor Lee Jun-Fan, ha sido un honor batirme con un luchador como usted, y otro oír esas palabras de los jueces indicando que el duelo les ha dado quebraderos de cabeza. Los puntos combatidos son más dulces. Enhorabuena por ese amargor que introdujo usted en el vaso de leche.

Y a los jueces gracias también: por la propuesta, que ha sido muy interesante, por las valoraciones y por los consejos. La verdad es que tuve que meter a puñetazos la historia en las cincuenta palabras de rigor. ¡Y qué no hubiera dado yo porque la que tuviera ojos de ternera fuera Afrodita, o Minerva, pero era Hera, ¡Hera!