Bueno, para este reto deberéis escribir textos escritos en primera persona, cuyo protagonista tenga de sí mismo una opinión desmesurada, pero desmesurada, fuera de toda proporción, vamos, una altoestima como una casa; en suma, que os tendréis que meter en la piel de un ególatra. Esto quiere decir que en realidad no habrá en vuestros relatos ningún otro personaje, nadie más que él (si aparece alguno más tendrá que ser absolutamente secundario, para servir más que nada de contraste), y esto significa también que la primera persona, el yo, se repetirá en los textos incontables veces (no las vamos a contar, pero la repetición tiene que ser, como diría Jane, muuuy evidente). Por fin, deberéis meter en vuestro relato un objeto, que no puede ser otro que un espejo, que tenga en la historia un papel para nada insignificante. El resto pues lo habitual: no más de 350 palabras, el género es libre, y tenéis hasta el 15 de mayo.
Reto 06: Yo, Dios
¿Hay que repetir el yo a conciencia??? es decir, al escribirlo en primera persona quedaría implícito sin necesidad de meter de forma reiterativa la palabra yo ¿te refieres ha que hay que ser reiterativos sí o sí???
Yo creo que me va a resultar extremadamente difícil este reto porque yo soy una persona humildérrima y yo no tengo ningún tipo de ego que me haga ser despropocionado, simplemente yo soy yo mismo: fácil, atractivo, cercano, humilde, cautivador, yo.
Quisiera yo decir también que se hayan excluido mis votaciones porque yo tenga o yo no tenga un afán personal hacia la señorita eyre es para que yo me queje. Aunque vamos está claro que yo la tengo rendidita a mis pies y que yo podría decir palabras mayores en caso de no ser este foro público y yo poder desatarme en excelsas metáforas sobre el poder que mi ingenio y personalidad desatan sobre su cuerpo.
Sinceramente, yo no sé que escribrir. Yo lo voy a tener complicado. La historia que yo escribí ayer en 5 minutos sobre un yo-yó yo no creo se ajuste al tema, ganaría seguro un Calabazas o un Cervantes tirando por lo bajo, yo pienso que el Nobel sería lo más apropiado pero yo no quería exponer mi excelencia ante seres tan inferiores como vosotros. Yo no soy mucho tampoco de espejos... puf, yo no sé. Yo lo del espejo... yo no lo veo. Me jode, en serio. Yo... a mí me jode.
Qué rapidez, y yo que estaba pensando en poner un premio en metálico para animar a la gente. Por supuesto, Bote, puedes presentar más de uno, no hay límite
Gracias, Sanbes, la verdad es que no me lo esperaba. Esto... participarás, ¿no? ¿NO?
Qué rapidez, y yo que estaba pensando en poner un premio en metálico para animar a la gente. Por supuesto, Bote, puedes presentar más de uno, no hay límite
Oye, por mí no te cortes. Si eso, en privado, claro, te mando un número de cuenta que tengo por ahí para estas cosas. 
Vale, presentaré alguno más, un poco menos "cuántico" y debidamente reposado.
Yo no te doy la enhorabuena, que con los tres puntazos que te arreé vas que chutas. 
Fly, has olvidado poner el título. No, en serio, ponte a escribir, ahora, no el día 15 a las 11.55
Fly, has olvidado poner el título. No, en serio, ponte a escribir, ahora, no el día 15 a las 11.55
Puede que lo haga o puede que no. 
Acabo de leer tu relato, Bote, me ha encantado pero no he visto ningún yo
¡Maldición! Ya sabía yo que me había quedado corto...
Yo y mi yo y mi Ballantines
Estoy encerrado en mi habitación desde hace días. El mundo me sobra porque yo no necesito a nadie. Mandé a tomar por culo a la novia y a los amigos. La tía en pelotas tirada en el suelo también me sobra, sobre todo desde que por su espalda se derrama mi éxito. Yo soy el puto triunfador del año y nadie lo sabe.
Llevo días sin salir de aquí, encerrado, sudando bajo una bombilla pelada, sin vestirme, sin trabajar, sin nadie más que yo bebiendo botellas y follando con esa perra. Cuando se acaba la priva la mando a por más. Me fumé hasta los libros para dejar sitio a las estanterías vacías. Todo sobra porque yo no necesito nada. Solo yo y mi botella.
Respirando entrecortado me enciendo un cigarro con sabor a victoria, otro más. Soy imparable, yo soy insaciable. Nada ni nadie puede determe. Yo soy el puto epicentro de la creación, todo es perfecto.
Vuelvo a beber de la botella y me atraganto con una arcada. Pienso que me voy a tumbar un rato mientras vomito sobre la almohada. Ahora es para ella, yo se la tiro y la llamo cerda. Aparto las botellas vacías y creo que me he meado encima... Da igual. Al final me tumbo el colchón y veo en el espejo a un muchacho solo y acurrucado.
—¿Qué vas a hacer tú, imbécil? —le digo yo.— Perdedor, tú y tus historias.
Un poco de jazz de fondo impide el silencio y acompaña mis temblores. Pasan las horas en blanco desde que vi a ese cabrón tirado en la cama. Mirando a la payasa del suelo le deseo que ojalá se muera pronto, aunque no es a ella a quien se lo digo.
Yo y mi yo y mi Ballantines
Después de leer un relato así, a una se le deprimen las musas... 
No se puede competir, ¡no se puede!
Cien veces yo
Este soy yo, y este también soy yo, y este, a mi lado, soy yo también, y este, y este, y el rostro bien parecido que me mira de reojo, y el apuesto joven al final del pasillo, todos yo. Yo, yo, yo, yo y yo.
Tengo la manía de coleccionar espejos. Poseo alrededor de cien. Tengo incluso uno de mano antiguo donde, según me aseguró tomándome por tonto el mercader griego que me lo vendió, se miró el mismísimo Narciso. Pero no sólo eso, las paredes de mi casa, techos incluidos, son de espejo, y estoy pensando poner espejo también en el suelo. Pero es que además en todas las habitaciones tengo instaladas cámaras de vídeo que, atentas al menor de mis movimientos, continuamente me están grabando, en un sistemático espionaje de mí mismo. Puedo pasarme horas enteras viendo las grabaciones en la pantalla mural, mi imagen aumentada hasta el tamaño de un gigante o semidiós. Y es que no me canso de mirarme, siempre encuentro un aspecto nuevo. Y cuando al fin caigo rendido y me duermo, me pongo a soñar conmigo mismo. Recientemente he contratado los servicios de una empresa de clonación, y en cuanto tengan mi réplica lista, pienso casarme con ella. Al fin Narciso se habrá casado con Narciso.
«¿De acuerdo, entonces?» Un hombre grueso en un blanco mono de trabajo gesticula delante de mí sin parar de moverse. Llevo un rato escuchándole, pero el caso es que no entiendo lo que dice, su charla es escandalosamente imprecisa, como si hablara en otro idioma. Y no solo sus palabras se me escapan, tampoco soy capaz de definir sus rasgos, sus rasgos tienen algo curiosamente insustancial, es como tratar de fijar la vista en un retazo de niebla. Así que finalmente acabo por concentrarme en la imagen que, detrás del operario, me devuelve un espejo, descansando la mirada en el dibujo de mi rotunda mandíbula. Pero entonces mi reflejo se mueve, se adelanta y, haciendo a un lado al técnico, me tiende la mano, saludándome. «Buenas, ¿eres… yo?»
A ver, gente, no os disperséis, que me pongo nervioso si no hay actividad, empiezo a romper cosas, me hago daño.
Rapso, deja de probarte togas y ensayar frente al espejo y vuelve a dejarte caer por aquí con un gran rapso (por cierto, ¿cuándo empezamos?).
Jane, ¿no iras a dejarnos solos esta vez, huérfanos y desorientados?
Sharbook, no te alejes de la costa, ¿eh?
Belagile, Fly es un fiera pero tú una bruja que hace diabluras con el teclado, me han dicho.
Pilpintu, igual es el momento de acabar de posarte.
Absenta, no te pierdas en el Patio, vuelve. ¿Me olvido de alguien?
A ver, sigo dándole vueltas a lo del premio. Qué preferís, ¿vil metal o un lote de libros?
Por si alguien tiene dudas, el plural de yo es yos o yoes, ambos son correctos, acabo de mirarlo, aunque yoes como que suena peor
Yo y mi yo y mi Ballantines
Después de leer un relato así, a una se le deprimen las musas...
No se puede competir, ¡no se puede!
No creo que tenga que tomarme eso como un cumplido.
