Megazoria: Føroyar

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Trasfondo del archipiélago de los señores del Mar del Norte

En mitad de los mares brumosos que separan la tierra de los nortomanni de los fiordos de Aislandia emerge un archipiélago de islas volcánicas. Se trata de Føroyar, refugio de exiliados, piratas y aventureros que sirve de animado enclave comercial y punto de partida de numerosas expediciones.

 

Aspectos geográficos

Føroyar es un archipiélago accidentado, salpicado de farallones, acantilados, roquedales y arrecifes. Las escarpaduras que lo dominan están cubiertas de pastizales y los árboles son raros y pequeños. Por el contrario, las grutas, a veces de gran profundidad, abundan, y no son raras las manifestaciones de su carácter volcánico: fuentes termales y grietas sulfurosas se pueden encontrar por todo el territorio.

El clima general es subártico, aunque está en parte temperado por la acción del mar y de las bolsas de magma cercanas a la superficie.

 

Fauna

Los acantilados de Føroyar son el destino predilecto de cientos de aves marinas y son los pájaros los animales más comunes en las islas, incluida una especia autóctona de cuervo muy apreciada por su inteligencia. Los colonos han introducido algunos mamíferos, roedores y liebres de montaña, principalmente, y el único depredador peligroso son los mastines abandonados. Estos se agrupan en manadas y no temen al hombre, y además se ven atraídos por los perros de los pastores. En ocasiones excepcionales, algún nanoq ha desembarcado en las islas.

En las costas se pueden encontrar llamativas morsas con cuatro colmillos, así como otros mamíferos acuáticos, como los demóstilos. En las aguas circundantes se pueden pescar odobenocetops, una suerte de pequeñas ballenas con largos colmillos.


 

Habitantes

Aunque ya había algunos celtas en la isla, la mayor parte de los habitantes de Føroyar son escandinavos, bien vikingos de paso, bien exiliados que han huido del rey Harald. Muchos terminan por continuar rumbo a Aislandia, pero otros se habitúan al particular enclave. Son gentes altas, de cabellos claros que suelen llevar trenzados, incluso las barbas, de pieles y ojos claros.

Lengua: Escandinava

Escritura: Rúnica

Algunos nombres de ejemplo: De hombre, Ivar, Orn, Styrmir, Thorlak o Vestein. De mujer, Asleif, Audr, Goi, Hallkatla o Ingunn. Los apellidos se forman añadiendo el sufijo -son (p.e. Bjorn Haraldson).

 

Sociedad y gobierno

Føroyar se articula en torno a fiordos en los que se levantan poblados más o menos organizados. Por lo general, hay un salón principal que hace las veces tanto de taberna como de posada y almacén. El hombre más importante de la zona mantiene el control sobre el mismo, a veces junto a otros hombres libres. Por falta de madera, la mayor parte de los edificios, por modestos que sean, están construidos con piedra y en muchos casos están muy mal ventilados. En el interior de las islas es posible encontrar cabañas de turba, a veces construidas aprovechando una cueva, en las que viven pastores de cabras.

No existe un gobierno propiamente dicho, sino que el rango y la consideración de cada cual termina por inclinar la balanza cuando hay disputas. Si no es posible llegar a un acuerdo, se recurre al llamado “juicio de los dioses”, un duelo a primera sangre o a muerte que indicará quién tiene razón. No obstante, hay que tener en cuenta que existen personajes más relevantes que otros, como líderes vikingos que frecuentan las islas en busca de hombres o vatos con supuestos poderes de adivinación.

Los esclavos y los siervos son raros en Føroyar, al menos como residentes y no como mercancía. Las mujeres gozan de una libertad mayor que en otros enclaves, dado el carácter indómitos de quienes han terminado en estas islas.

 

Religión

El panteón nórdico es reverenciado de un modo informal en las aldeas y se llevan a cabo algunos ritos en parajes naturales de especial belleza, en los que se invocan a Wotan, a Thor, a Frig, a Ullr, o las hazañas de aquellos que terminaron en el Valhala.

 

Actividades económicas y lúdicas

El comercio es el eje en torno al que gira todo en Føroyar: por un lado entran los resultados de saqueos y expediciones comerciales a lugares remotos y por otro las materias primas que tanto faltan en la isla, sobre todo madera. Se dice que en sus fiordos se puede encontrar cualquier cosa si se tiene la suficiente paciencia.

Como industria local, se encuentra la pesca de cetáceos y otros grandes animales marinos, a veces para comerciar con el marfil y la grasa, y el pastoreo de las peculiares cabras lanudas, con las que se fabrican ropas y se reparan velas. También hay algunos pequeños huertos, pero el clima no acompaña demasiado. En la isla se pueden encontrar yacimientos minerales que brindan materias primas e incluso combustible, pero la actividad artesanal es más bien reducida, quizás porque es más fácil procurarse lo necesario mediante el comercio.

Los grandes salones centrales de cada fiordo son los puntos de reunión en torno a los cuales se cantan baladas, se recitan gestas épicas, se bebe y se cierran tratos de todo tipo. La actividad es constante todo el año, aunque los meses de invierno y durante el deshielo, que lanza icebergs al mar, suele haber menos movimiento a causa de las dificultades de navegación.


 

En la guerra

Los habitantes de Føroyar no están organizados para la guerra. Las tripulaciones de los drakkar sí que pueden conocer algunas técnicas, como el muro de escudos, pero por lo general se limitan a combatir cada uno a su manera. Tampoco se han visto nunca envueltos en conflictos a escala.

Las armas más habituales son las propias de los escandinavos, aunque la falta de árboles hace que sean más apreciados arpones y lanzas, o incluso espadas por el estatus que suponen, que las hachas o los escudos.

 

En el mar

En Føroyar se encuentran de paso todo tipo de drakkars, snekjas y knorrs, a veces varados para ser reparados, otras simplemente en busca de nuevos tripulantes con los que completar el pasaje. En el archipiélago se dan cita marineros de gran veteranía y los propios pescadores de la zona, que usan botes más pequeños, a veces sin mástil, son tan avezados como intrépidos.

 

Posibilidades de aventura

El mayor interés de Føroyar radica en su naturaleza de enclave comercial y punto de encuentro de aventureros. Es una buena destinación si se busca enrolarse en alguna expedición o se quiere interceptar a algún miembro de otra. La falta de gobierno propiamente dicho hace que los intentos de asesinato, el contrabando, las conspiraciones y la búsqueda de espadas de alquiler esté a la orden del día, un fenómeno que se acrecienta a causa de la presencia de exiliados de Fenniscandia.

El tráfico de mercancías de todo tipo y muchas veces de gran valor, y también de prisioneros de guerra y de esclavos secuestrados, puede dar pie a aventuras de rastreo, robo o rescate. Hay que tener en cuenta que en Føroyar hay gente que hace fortuna valiéndose tan solo de la información que pasa por sus narices en las celebraciones de los salones.

El territorio, no obstante, ofrece también posibilidades de aventura externas, desde peligrosas expediciones de pesca a la investigación de las misteriosas grutas que salpican las islas y que, según algunos, todavía albergan a los hombres que habitaban la zona antes de la llegada de los nortomanni. La presencia de perros salvajes, tan osados como poco temerosos del hombre, es un peligro adicional a tener en cuenta, así como la eventual aparición de un oso tirano.

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