Estamos ahí, tranquilamente, dejando que los niños se rebocen en tierra y vayan endureciendo los músculos a base de estamparse, cuando veo una niña de unos cinco años, con uno de estos abrigos enormes superacolchados, gorro de lana y guantes, que intenta sortear como medio palmo de poste de madera y, como cabía imaginar, yerra el paso y rueda miserablemente.
Hasta ahí todo normal: a esa edad y vestido así debe ser ultrajodido maniobrar.
Entonces, una mujer que parecía normal se pone a chillar como si una manada de lobos fuera a destripar a la cría. ¡OH, DIOS MÍO, NO, NOOOOOOO, HIJA MÍA, SOCORRO, EL FIN DE LOS TIEMPOS, POR QUÉ A MÍ QUE LA HE VESTIDO TAN ADECUADAMENTE, MUERTE SEGURA!!!!!
Y, claro, la cría ha hecho lo que cabía esperar: echarse a llorar como una becerra y asustarse como mil veces más de lo que le había supuesto el sobresalto de perder pie. Como no había herida aparente (claro, forrado el cuerpo al 99% con tres centímetros de lana hubiera sido un milagro lo contrario) han decidido que la herida mortal era en una mano.
Nos hemos quedado en el parque todos muy perplejos, habida cuenta sobre todo de las hostias en plan acuaplaning que se habían pegado otras crías combinando un patinete, un tobogán y media docena de participantes cinco minutos antes.
Me recuerda a la historia que cuentan de mi madre y mi hermano... Como era muy cabesón de pequeño my hermano se caía mucho y siempre daba la hostia en el suelo con la perola xD y my madre preocupada con que el pobre se quedara tondo lol terminó por atarle una cuerda en el pecho para tirar si se caía, y ahí iba detrás de él la pava con la cuerda.