El Guantelete Del Infinito
Repaso a la historia de una de las mejores obras cósmicas de Jim Starlin
Si en verdad sólo existen tres historias (el ser humano contra otro ser humano, contra el mundo o contra sí mismo) y todo lo que se haga es una combinación de ellas, la historia de El Guantelete del Infinito entra de lleno, aunque a priori no lo parezca, en el tercer tipo. Pero antes de analizar esta obra considero necesario hablarles sobre quien es su protagonista absoluto: Thanos de Titán, luna de Saturno.
El villano que tuvo al universo bajo su control, nació como un niño deforme en una raza donde la perfección física era lo normal. Después de haber cometido el máximo delito en Titán, construir un arma, fue condenado al exilio. Durante este tiempo, su tendencia asesina y su naturaleza nihilista llamó la atención de la mismísima Muerte, de cuya manifestación corpórea se enamoraría perdidamente. Thanos pronto le hizo su primera ofrenda: la vida de su madre.
En lo siguiente, para que la Muerte le considerase un igual y ganarse su amor, el titán emprendería la búsqueda de artefactos poderosísimos como el Cubo Cósmico, o las seis Gemas del Infinito, pero siempre sería detenido por personajes como el Capitán Marvel, Drax el Destructor, Los Vengadores, Spiderman o un misterioso ser llamado Adam Warlock, que también merecerá nuestra atención. A pesar de todas las alianzas que se formaron para frustrar sus planes, como reconocería más tarde la Visión, fue el propio Thanos quien dio los medios para que le derrotasen.
Así se forma la saga del Infinito, que realmente es una macrosaga compuesta por los siguientes títulos: Thanos Quest, El Guantelete del Infinito, La Guerra del Infinito, La Cruzada del Infinito y El Abismo del Infinito. Así mismo, esta macrosaga sería el germen para la colección Warlock y la Guardia del Infinito. En el futuro quizás revisemos algunos de ellos, pero por ahora nos centraremos en el que, a mi juicio, es el más importante: El Guantelete del Infinito, que tiene su prólogo en Thanos Quest. Pongámonos en situación dando la menor cantidad de detalles explícitos del argumento.
Ya que el universo estaba habitado por más seres vivos que muertos, la Muerte tomó la decisión de traer el equilibrio eliminando a la mitad de los seres del cosmos. Para ello llamó a Thanos y aumentó sus poderes. El titán llegó a la conclusión de que la forma más rápida de llevar a cabo los planes de su Señora consistía en recolectar las Gemas del Infinito. Así, una a una las fue consiguiendo para luego colocarlas en un guante creando así el Guantelete del Infinito. Se presentó de este modo ante la Muerte como “una fuerza que ha de ser reconocida”. Pero la Muerte apenas le prestó atención. Thanos podía haberla forzado a que le hablara directamente, pero él deseaba su amor, no su obediencia. Y comienza la historia de El Guantelete del Infinito...
Súbitamente Estela Plateada llega a la mansión del Dr. Extraño e informa a éste sobre el regreso de Thanos. En los salones de la Muerte, el demente titán intenta convencerla de su amor, pero su Señora sigue desdeñándole. El nuevo acólito de Thanos, Mefisto, sugiere que este desprecio se debe a que aún no ha cumplido la tarea que le encomendó, por lo que, con un chasquido de sus dedos enfundados en el guantelete, Thanos elimina instantáneamente y de forma azarosa a la mitad de la población del universo. En la Tierra aparece Warlock y convence al Dr. Extraño para convocar a los campeones de la Tierra. Además contacta con las entidades cósmicas para combatir bajo su liderazgo en una batalla de proporciones épicas como jamás se había visto antes en un cómic.
Como se puede ver la historia se desarrolla en un ambiente cósmico que le otorga al autor una mayor facilidad para contar historias en una realidad que no es la nuestra, teniendo así menos limitaciones. Es decir, como ocurre en tantas otras obras, aquí se utiliza una ambientación muy distante para hablar de temas muy cercanos (y humanos).
No nos engañemos: el argumento gira alrededor del personaje de Thanos, los demás personajes están ahí para que el enamorado de la Muerte juegue con ellos. Pero esta verdad no le resta calidad a la historia pues Thanos, lejos de ser un megalómano, es una perpetua catarsis, un personaje muy atractivo, con todos los requisitos para ser interesante: es un atormentado, un loco enamorado de, sin lugar a dudas, la Muerte. A lo largo de la historia Thanos sufre una transición. Por ello al comienzo situé la historia de esta obra como una lucha de un ser contra sí mismo. Thanos cambia su forma de pensar al aprender algo: ni siquiera con todo el poder del cosmos tiene la felicidad. Por esta idea de profundizar y modificar la psicología de los personajes me alegro, ya que soy de los que cree que a los lectores de cómics les gusta que los guionistas experimenten con los personajes en lugar de leer las mismas historias una y otra vez.
En El Guantelete del Infinito aparece otra figura de vital importancia: el enigmático magus Adam Warlock, justamente la contrapartida de Thanos y, a la vez, su único amigo, manteniendo una relación parecida a la de Magneto con Charles Xavier. La imagen de Warlock, personaje creado por Kirby y Lee, fue renovada en esta saga y nos aparece como un arcángel, como un Mesías, como el único con un conocimiento casi profético de todo lo que va a pasar. Semejante habilidad puede deberse a que es el único que se halla "fuera de los lazos del Destino", según dicen las deidades cósmicas.
El principal rasgo que diferencia a Warlock de Thanos es que el primero tiene más sensatez y precaución cuando de usar un poder se trata. En parte esto puede deberse, aparte de su propia condición, a que no se encuentra enamorado como el titán, y por tanto las pasiones no le influyen tanto en sus decisiones. Incluso cuando Warlock compartió su mente con la de Estela, el surfista dijo que no comprendía su actitud "tan fría" ante la vida. Pero por lo demás, si Thanos juega (o tortura, más bien) sin escrúpulos con su hermano Eros y su nieta Nébula, Adam Warlock no vacila en engañar a nuestros queridos héroes, convertidos ahora en meros peones de una enorme partida, y enviarlos a una muerte segura. Posiblemente se trate de una decisión táctica, una decisión fría, pero como el propio Warlock dice "somos lo que de nosotros hacen las circunstancias". Es en esta parte del relato donde se puede extraer una crítica contra la guerra, o más bien contra los gobernantes que manipulan y deciden cómo disponer de otras vidas a su antojo. Es el mejor ejemplo de una situación en la que los débiles están a merced de los poderosos. ¿O a veces los poderosos están a merced de los débiles?
En la reunión de las entidades cósmicas, Galactus se opone a seguir a un "insecto" como Warlock, sin embargo la estrategia del magus parece más inteligente que toda la fuerza bruta del devorador de planetas. No es una cuestión de poder sino de eficacia. Esta misma idea es compartida por Mefisto y el Dr. Muerte. El primero, como buen oportunista acude a Thanos ofreciéndose ser su “primer acólito”, cuando lo que pretende es arrebatarle su poder. En él podemos ver representados a todos los consejeros manipuladores que a lo largo de la historia han tenido los reyes y emperadores, quienes, dejándose influir por éstos, apenas han tomado decisiones por sí mismos: más que gobernar, son gobernados. En el bando opuesto, pero con las mismas intenciones, el Dr. Muerte pretende hacerse con el Guantelete, algo que sabe Warlock y por lo que no confía en él plenamente. Tanto Mefisto como el archienemigo de los Cuatro Fantásticos, o como el propio Warlock, saben que un buen plan ejecutado en el momento idóneo puede hacer frente a un poder superior.
Hay otros personajes que, no teniendo tantos escrúpulos como el Capitán América ni tan pocos como Thanos, tienen un encuentro a solas con Adam Warlock. Se trata de Lobezno y Hulk, personajes que han tenido sus rencillas en varios cómics, quizás porque tienen mucho en común. La agresividad de ambos les hace complicado el convivir con los demás héroes, prefieren afrontar las cosas en soledad y, como dice en la historia, ambos se ven a sí mismos como monstruos. Esta escasez de compasión hacia el enemigo es aprovechada por el magus para hacerles un "encargo".
Y nuevamente el autor critica el belicismo por el que optan muchos países en la actualidad: tanto al imperio Kree como al imperio Skrull les basta cualquier anomalía en su día a día para, culpando directamente el uno al otro, lanzarse a la guerra en idénticas reacciones, dando la impresión de ser civilizaciones de mente cerrada y comportamiento bárbaro.
Incluso hay un momento de la historia en la que Starlin parece redimir de cualquier culpabilidad a Thanos cuando la Eternidad solicita un juicio al titán por pretender usurpar su lugar (y no por la posible destrucción que ello podría tener en el cosmos, obsérvese el interés de la entidad cósmica). El Tribunal Viviente responde que Thanos sólo lucha por ocupar su lugar en el Universo y que la selección natural es uno de los cánones más antiguos, por lo que no se involucrará en este caso. Pero yo iría más allá. El afán de Thanos por alcanzar el poder supremo no se sostiene en un deseo de ser la autoridad máxima, como parecen sospechar Eternidad, Cronos y demás, sino la necesidad de ganarse el corazón de la Muerte. Ciertamente Thanos actúa como un loco, pero un loco enamorado. Es un asesino cautivado por un sueño que no dudará en sacrificar a la mitad del Universo para hacerlo realidad. Es posiblemente el mensaje más romántico de El Guantelete del Infinito: el amor a veces pone una venda en los ojos.
Por otro lado, no hay Gema del Infinito capaz de que la Muerte corresponda al titán. Starlin pone un ejemplo de amor imposible, un amor que no puede ser conquistado y, cuando vemos que Thanos rehúsa obligar a su Señora a amarle, somos capaces de atisbar cierta bondad en el alma del demente titán.
Al margen de interpretaciones subjetivas que podríamos añadir, un último mensaje que podemos extraer se acerca al "todo poder conlleva una responsabilidad" del Spiderman de la misma editorial. Jim Starlin nos habla de la irresponsabilidad y el poder, que juntos pueden suponer un arma mortífera. Imaginad un ser todopoderoso nihilista, sin límites morales, que en vez de considerar al resto unos insectos como Galactus, sabe que están allí y, encima, va a por ellos. O dicho de otra forma, el abuso de poder. Es en este punto donde la figura de Adam Warlock, el misterioso guía y líder que surge de la nada con todo el conocimiento para evitar el desastre, cobra importancia. Porque como dijo Montesquieu: "para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder". Naturalmente esta última apreciación, así como las antes mencionadas, son más notorias cuando uno se ha leído El Guantelete del Infinito al completo (e incluso reflexionando un poco los diálogos), pero no es mi intención desvelar el argumento ni revelar los ingredientes de la mezcla. Jim Starlin ha hecho un gran cómic lleno de tramas, personajes y sorpresas como para no leerlo.
A pesar de todo El Guantelete del Infinito no está exento de fallos. A priori veo que únicamente entran en juego los campeones residentes en la Tierra (salvo Estela Plateada) cuando sabemos que hay superhéroes en otros planetas e incluso superpoderosos imperios que podrían tomar parte en la contienda. Entonces ¿por qué Warlock sólo usa a los héroes de la Tierra? Quizás para su plan con eso era suficiente, pero es algo que no termino de comprender. En cualquier caso se trata de la historia de un cómic y, a posteriori, en la mayoría se detectan fallos o incoherencias (y si nos paramos a mirar la continuidad, peor). También veo otro pequeño fallo en que deberían ser los personajes quienes marquen en gran medida los acontecimientos, especialmente en este tipo de historias, cuando en realidad son ellos los que se ven llevados por el argumento y por eso en determinados momentos del cómic parecen perder profundidad.
Por último decir que los superhéroes están todo el tiempo jugándose la vida en acciones muy arriesgadas, así que creo que debería ser normal que alguno de ellos pudiera morir. Si a un personaje le dan un final digno, me parece bien, pero no me parece coherente el hecho de que luego casi todos resucitan (y este fallo lo aprovecha muy inteligentemente Starlin para empezar su saga). En el caso de Thanos, debido a su especial relación con la Muerte puede ser más fácil explicar que encuentre un modo de volver, aunque no sé cómo la Muerte tiene poder para dar justamente lo contrario: vida.
En el apartado artístico, en los tres primeros tomos tenemos a un magnífico George Pérez, que dibuja montones de personajes a la vez sin que pierdan detalles. Para los otros tres tomos coge los lápices Rom Lim, rápido y efectivo como demostró con la colección de Estela Plateada. Finalmente está el guionista ya citado, Jim Starlin, creador de Thanos de Titán, personaje que homenajea al Darkseid de DC Comics. Jim es un dibujante cuya forma de ser queda bien resumida en sus palabras: "En un mundo perfecto yo sólo me sentaría y me pondría a escribir y dibujar pero lo cierto es que estoy dentro de un negocio y tengo que hacer otras cosas".
Este es un cómic que no debe faltar en nuestras estanterías, es un clásico. Sigue siendo tan buen cómic ahora como cuando salió por primera vez. En aquella época su fama en el mundillo fue tal que sirvió de inspiración para un juego creado por CAPCOM. Hace casi una década Planeta reeditó la saga en dos tomos. Esperemos que lo haga pronto otra vez. Total, por desear... Por si alguno lo cree, mi generación no coincide con la que pudo vivir el lanzamiento de la saga del Infinito y posiblemente algunos prefieran las Secret Wars, Las Crisis en Tierras Infinitas o la reciente Civil War, por citar algunas. Todo es superable. Llega un momento en que es difícil decidir cuál es la mejor pues los máximos nunca están claros, siempre quedan difuminados unos por otros. Llegados a este punto diré que la saga del Infinito, o mejor, La Saga del Infinito, no será la mejor saga para siempre, pero para muchos sí será siempre "nuestra" saga. Una saga que enriqueció la cosmología de Marvel y que, al menos para mí, merecía la pena recordar.
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