Superstición: Silencio
Juan Ramón Jiménez tenía obsesión por el silencio absoluto mientras estaba componiendo sus poemas. Al premio Nobel de Literatura 1956 le enturbiaba la agresión del ruido. Cambiaba constantemente de domicilio, incluso forró de corcho su despacho del piso madrileño donde vivía. Pero un simple canto de un grillo era suficiente para irritarle.
Sus allegados incluso comentan que Juan Ramón se encerraba a menudo en monasterios de clausura para crear su obra. Necesitaba imperiosamente el silencio.
¡Justeros! Los grandes de la literatura tenían sus pequeñas supersticiones. Manías sin las que no se veían capaces de crear las grandes obras que nos regalaron. Vosotros no vais a ser menos que estas figuras literarias, así que queremos que escribáis un micro que refleje una superstición con el tema propuesto.
En este caso: "Silencio". Por supuesto, queremos algo distinto al ejemplo dado.
Genio y figura
Siempre me molestó el ruido constante y monótono: rompía el hilo de mi inspiración. Precisamente eso fue lo que me dio la idea. No entiendo por qué me encerraron. Aquel hilo cosiendo los labios de mi esposa fue mi liberación creativa.
No me gusta ser pitufo. No me gusta nada.