EL HOMBRE INVISIBLE
No planchaba, no ponía la lavadora, no fregaba ni un vaso, no pasaba la escoba, no recogía a los niños, no limpiaba el polvo, no escuchaba, no veía la televisión sin quedarse dormido, no respiraba si no trabajaba. Así que un día, prácticamente, deje de verlo.
El escondite
No pensaba pasar más tardes buscándoles mientras ellos se dedicaban a sus jueguecitos de adultos, por eso, cuando aparecieron sus cuerpos y el inspector me pregunto acerca de lo que había visto u oído, le respondí que nada, que estuve apoyado contra el viejo roble, contando hasta cien.
Una buena dosis de locura paranoide.
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