Amar duele
Arrodillada, desnuda, rozando la asfixia. Él tiraba del pelo follándose salvaje mi boca. Un respiro acompañado de dos hostias y otra vez. Profundo, demasiado.
Desperté en el suelo del baño. En el espejo, al mirarme, pude leer un enorme "Te quiero". Sonreí con los labios partidos. Otra vez.
Amores que matan
Nunca viniste a la función de Navidad del niño y te dormías cuando leía mis relatos. Ahora babeas con su exposición de pintura y aplaudes la actuación de ballet de su hija. Un poquito más de cocción y estarás listo para cortar. Le gustará el chopped ¿no?