God of war ascensión: La culminación del camino que estaban eligiendo. El simulador de paseos por escenarios chupiguays definitivo. Solo que no se han dado cuenta que alejando la cámara tanto pierde espectacularidad o que la mitad de los escenarios son estéticamente lo mismo que ya hemos visto en otros 3 -5 episodios. Y de premio intentan hacer más complejas las contras cagándola vilmente y si, la cámara tan alejada hace los combates menos gore y viscerales.
Masacre: Must have a 20 -30 euros. Por un lado jugablemente juego con un sistema agil y efectivo aunque le falte espectacularidad en las animaciones de combinar tiros y ostias a todo rato (que no secciones de tiros y ostias) siendo u nfrenesi divertidísimo con el único problema de que habilidades indispensables son mejoras a comprar que pueden pasar desapercibido (como por ejemplo el que te permite pasar de ostias a tiros fluidamente o el que no te expliquen el brillante semiapuntado hasta el tercer nivel). Por otro lado uno de los jeugos donde más te vas a reir (y no solo la sonrisilla típica, hay momentos de puro descojone).
Anarchy Reigns: A los defectos propios de un juego on line se le suma que jugablemente es el antiplatinum. Si esta compañ´çia se caracteriza por fluidas contras y esquivas que hacen que los reflejos tengan gran importancia y que todo sea suave y fluido aqui los bloqueos y esquivas son toscos, mecánicos y lentos.
Rayman. Juego de plataformas de primer nivel con su identidad propia tanto por jugabilidad como diseño cuyo único punto flaco es la extraña curva de dificultad, 4 mundos de una dificultad fácil, 4 de dificultad normal, uno jodidísimo y para desbloquear los extraas y secretos algunos de dificultad delirante con el extra de niveles donde tienes que ir a todas ostias y no puedes pensar "com ose pasa esa zona" y recurrir al ensayo y error. Pero juegazo.
Oye hierbas, estos días que parece que te ha dado por analizar juegos, no estaría mal que colgases los enlaces en el post chincheta de artículos y reseñas.
Este mundo no está creado por fuerzas metafísicas. No es Dios quien secuestra a los niños. No es la fatalidad la que asesina ni el destino el que los echa a los perros. Somos nosotros. Sólo nosotros.