¿Y qué me decía de esas putas motos destrozatímpanos? Lo peor es que a mís colegas garrulos les va ese rollo. Yo dejaría que cien perros se mearan encima mío por ver a uno de esos gilipollas darse la hostia delante mío.
Aquí en Valencia, el paraiso de los canis, pasaba mucho hasta que se pusieron a pararlos a saco y multarles. Ahora van todos con el casco en la cabeza y con la moto normal.
Es que me has hecho sentir como un Omnio cualquiera. Y en Cine además.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.